martes, 14 de febrero de 2012

Obama, contracepción y unidad de los cristianos

Obama ha conseguido lo que parecía imposible y por lo que rezan muchos católicos: la unidad de todos los cristianos. En esta caso, como fruto de una política "social" equivocada que le podría costar la relección.

El Vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden es católico y es un político que le tiene muy bien tomado el pulso a la opinión pública norteamericana en general y a la base del partido demócrata en particular. Por eso, Obama y Biden hicieron un buen tándem electoral en 2008: Biden aportó a Obama lo que este carece. De tal manera que, cuando dentro del marco de la Reforma Sanitaria, Obama decidió –hace escasamente unos días, llevar a cabo, "implementar", una política de contracepción-, Biden le advirtió que no lo hiciera. Resulta que, por motivos que no vienen al caso, el cincuenta por ciento de los asesores de Obama en la Casa Blanca, son judíos, y el otro cincuenta por ciento son católicos. Los asesores católicos también aconsejaron a Obama que no siguiera adelante con esta política, porque, como un boomerang, iba a ser contraproducente para el presidente, más aun, en un año electoral.

Obama no hizo caso ni a Biden ni a sus asesores ni a aquellos miembros de su Gabinete (equivalente a nuestro Consejo de Ministros) que son católicos, como la Secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, que es quien tendría que llevar a cabo, en la práctica, la política de Obama en materia de contracepción. Como muy bien anticipó Joe Biden, fue anunciar la medida y "all hell broke out", o "se montó la marimorena", que decimos en Toledo. ¿Por qué? Porque la norma obligaba a muchos –demasiados- millones de personas a actuar en contra de su propia conciencia. Pero, ¿no se define América como Land of the Free, lugar donde la gente es libre y puede ejercer sus derechos consagrados en los Documentos Fundacionales sin presión alguna? Los primeros ingleses y holandeses que llegaron a América a principios del siglo XVII habían huido de la persecución de otras sectas protestantes que, en Europa, les impedían vivir la religión tal y como ellos querían: buscaban "la Libertad Religiosa".

Hay coincidencia, tanto entre los que admiran como entre los que odian al presidente, en que Obama es un hombre de extraordinaria inteligencia. También esto, en demasiadas ocasiones, ha derivado en una cierta arrogancia y, frente a presidentes muy carismáticos como Reagan y Clinton, que sí se dejaban aconsejar, Obama no lleva nada bien la crítica, incluida la constructiva. Ninguna "Casa Blanca" toma decisiones sin antes llevar a cabo encuestas entre la opinión pública: muchas encuestas. En España desde Presidencia de Gobierno pueden hacerse semanalmente y, además, están las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que tienen su propia periodicidad. En Estados Unidos, el Equipo de Asesores presidenciales hace, desde los tiempos de Kennedy, encuestas a diario, sobre los temas más variados. En un año electoral, como es el 2012, en que Obama se juega un segundo mandato, toda precaución es poca.

Es obvio que los republicanos no han elegido aun a su candidato oficial, y que el bando conservador está muy dividido: conservadores sociales, conservadores, fiscales, Tea Party, Neoconservadores, etc. Y esto, pone las cosas más fáciles a Obama quien, según todas las encuestas, hasta hace dos días (incluidas todas las encuestas encargadas por la cadena de televisión que menos quiere a Obama, la Fox) ganaría a cualquiera de los cuatro actuales contrincantes republicanos conservadores, de celebrarse hoy las elecciones. Podría citar encuestas de Ipsos Public Affairs, Gallup, YouGov, TNS, y un largo etcétera de institutos de investigación social: Obama gana en todas las encuestas prelectorales. La economía salió de la recesión en junio de 2009, se lleva creando empleo neto desde hace seis meses y tanto el índice de confianza económico de los americanos, como el índice de aprobación del presidente se han incrementado. Por tanto, Obama estaba, hasta hace unos días, en la mejor posición que ha estado, desde noviembre de 2010, para ganar las elecciones presidenciales el 6 de noviembre de este año.

Sin embargo, de repente y de manera inexplicable, Obama quiere sacar adelante una política de contracepción que, por supuesto, no sólo pone todavía más en contra de él a quienes no le van a votar en el bando republicano y conservador, sino que aliena y aleja de él a su propio electorado tradicional. Me explico: cuando el 24 de diciembre de 2009 se aprobó en la Cámara de Representantes la Reforma Sanitaria de Obama y, el 21 de marzo de 2010 se convirtió en ley firmada por el presidente, lo fue porque los congresistas y senadores demócratas de religión católica exigieron a Obama que "arrancara" del proyecto de ley, la financiación pública de los abortos, por ejemplo. Obama reculó, y el proyecto se convirtió en ley. Con su actual política de contracepción que obliga, tanto a iglesias como a hospitales, y centros asociados a ellas a actuar en contra de su conciencia, Obama se salta a la torera el importantísimo principio de Libertad Religiosa, consagrado por la Declaración de Independencia, la Constitución y la Bill of Rights o Carta de Derechos, como le recordó muy recientemente en dos conversaciones telefónicas el arzobispo de Nueva York al presidente Obama. La inmensa mayoría de las 195 diócesis católicas norteamericanas, tras el presidente de su Conferencia Episcopal (Timothy M. Dolan, de Nueva York) se ha opuesto al presidente. 

Según las propias encuestas de la Casa Blanca, el 95% de los católicos (que suponen el 29,7% del electorado, según el último Censo, de 2010), se oponen a la medida de Obama; ¿los Hispanos? Muy posiblemente, en las elecciones presidenciales, como consecuencia de la demografía creciente de este segmento poblacional, sea más relevante que la Afro-Americana y se inviertan los porcentajes: los Hispanos legales que pueden votar alcanzarían el 15%, y los Afro-Americanos, el 13%. En las elecciones de 2008, el 67% de los Hispanos votaron a favor de Obama: hoy, más del 80% se han expresado en las encuestas en contra de las medidas de contracepción de Obama. Por su parte, los Afro-Americanos están descontentos con Obama, porque sus circunstancias económicas no han mejorado desde 2008, pero esto es harina de otro costal. También la inmensa mayoría de los Hispanos han votado habitualmente a los demócratas y, además, son mayoritariamente católicos. Sin la prometida Reforma de la Inmigración, y "atacados" en sus valores católicos, los Hispanos podrían re-plantearse a quién votar en noviembre.

Pero, ¿es esta una cuestión que afecta y molesta solamente a los 70 millones de Católicos norteamericanos? No. Resulta que los Evangélicos del Centro y del Sur (80 millones) "se han unidos a los Católicos". Los Cristianos Ortodoxos –con orígenes rusos, griegos y ucranianos- se han unido a los Católicos. Los líderes religiosos más significativos de Movimientos Calvinistas, Luteranos, Protestantes (Baptistas, Metodistas, etc) se han unido a los Católicos. Los dos Grupos Religiosos Judíos Ortodoxos más importantes de Estados Unidos, también se han unido a los católicos. Los únicos que no han dicho nada públicamente –pero no voy a entrar en los motivos-, son los Musulmanes, que también están en contra, y son la nada despreciable cifra de 2,5 millones de habitantes con derecho a voto. ¿A quién han seguido todos estos líderes religiosos en su reacción contra la política de contracepción de Obama? Al arzobispo católico de Nueva York, Timothy M. Dolan.

Obama dio, parcialmente marcha atrás, el viernes 10 de febrero. Serán las compañías aseguradoras las que financien la contracepción, "y no las iglesias", como dicen en América. Y se respetará la objeción de conciencia. A la primera persona a la que llamó Obama para comunicarle que iba a poner en marcha el programa de contracepción que tanto ha enfadado a los movimientos religiosos en Estados Unidos, fue al arzobispo Dolan. A la primera persona a la que, el viernes diez de febrero, llamó Obama para decirle que daba parcialmente marcha atrás en su política, fue al arzobispo Dolan. Este, contestó, entre otras cosas, a Obama, con cierta ironía que "aunque no estaba del todo contento, al menos es un primer paso en la buena dirección". Ese mismo viernes diez de febrero por la noche, la Conferencia Episcopal Norteamericana emitía un comunicado en el que rechazaba completamente el pequeño cambio dado por Obama, "ya que no respeta suficientemente los Derechos de Libertad Religiosa".

Hubo un tipo bastante famoso de la Biblia que estuvo dispuesto a jugarse la primogenitura, por un plato de lentejas. Obama no ha querido jugarse, en el último segundo, las elecciones del 6 de noviembre por una cuestión que ofende a una inmensa mayoría de la ciudadanía. Aún muchos se preguntan qué llevó a Obama a empeñarse en algo que le ha causado electoralmente tantos perjuicios.

Y, por último, ironías de la vida: tras los cismas del siglo décimo (Ortodoxos) y siglo XVI (Anglicanos, Luteranos, Protestantes, Calvinistas, etc), los Católicos rezan por "la Unidad de Todos los Cristianos". Ha tenido que venir Obama y cometer una torpeza mayúscula para que Todos, incluidos los Judíos, se pongan de acuerdo en algo esencial, en la primera Nación de la Tierra.

Publicado previamente en El Confidencial Digital el 13 de febrero de 2012

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