martes, 19 de noviembre de 2013

De la recuperación técnica a la real

España salió técnicamente de la recesión en el tercer trimestre del año, creciendo su PIB el 0,1%. Banco de España, INE, OCDE y servicios de estudios económicos nacionales e internacionales certifican que la economía española, aun decreciendo el -1,3% en 2013, está a punto de tocar fondo y de alcanzar un punto de inflexión, a partir del cual volver a crecer. Nuestro foco es la economía predictiva, anticipar qué va a suceder, e identificar tendencias futuras.

Diversas fuentes de información, desde el FMI a la Comisión Europea, prevén que, aunque España vuelva al crecimiento en 2014 –escenarios que varían desde el +0,2% del FMI al +0,8% de Funcas), las proyecciones a medio y largo plazo ofrecen un panorama con claroscuros: resumiendo, según esas previsiones, España tendría por delante cinco años de crecimiento que rondaría el 1% en PIB medio anual, con tasas de desempleo del 25% y una deuda pública que excedería el 100% del PIB. Además, hay que tener en cuenta matices de diversa naturaleza: desde las prudentes advertencias del ministro de Economía sobre que la recuperación debe todavía asentarse, al optimismo de la ministra de Empleo, quien sostiene que la economía española podría crear empleo, creciendo al 1%. Para CEOE, solo habrá recuperación cuando se genere empleo. Líderes empresariales con prestigio y autoritas, como César Alierta -Telefónica- e Isidre Fainé – La Caixa- afirman, con datos, que la recesión ha quedado atrás, aunque la recuperación no será para tirar cohetes. Son moderadamente optimistas y, al mismo tiempo, prudentes. Sabia actitud.

Nuestras grandes empresas son vanguardia, y un indicador de lo que está por venir. Si las exportaciones están empujando nuestra economía, estas compañías son ejemplo de internacionalización exitosa. Y, si sus resultados son mejores, al igual que su evolución en Bolsa –con una revalorización del IBEX 35 del 22%, en 2013-, todo hace prever que su ejemplo se extenderá a las pymes y la economía, en general; cuanto antes, mejor.

Las grandes empresas ya crean trabajo. En octubre, según la Seguridad Social, el empleo en las grandes empresas creció el +0,23% intermensual, con 11.300 trabajadores más. Algo similar sucede con la creación de empresas. La tasa de variación intermensual de grandes empresas inscritas en la Seguridad Social creció en octubre el +1,16%. Como destacaba, primero César Alierta, después Isidre Fainé y, más tarde, Ignacio Galán (Iberdrola), nadie duda ya que la economía española es “hoy, más productiva y competitiva que nunca”. La reducción de costes laborales (2008-2012) ha hecho que muchas compañías sean más productivas, y que hayan repercutido esa rebaja de costes en el precio final de sus productos, pudiendo venderlos de manera más competitiva en los mercados internacionales. Casi 140.000 empresas españolas exportan, lo cual es un record. Las exportaciones aportan positivamente al PIB y, por vez primera, el consumo interno está en positivo.

En cualquier caso, hacen falta más factores, para consolidar la recuperación, como el impulso de la demanda interna, tanto consumo de las familias como de la inversión, en empresas y en las Administraciones Públicas: en este último ámbito, además de su necesaria reforma, es menester exista inversión pública productiva, como sucede en Estados Unidos y Japón, que crecen al 2,8% y el 4,1%, respectivamente.
De entre los muchos parámetros que aún necesita España para crecer, dos son absolutamente imprescindibles. Por un lado, como ha destacado César Alierta, que las tecnologías de la información tengan más peso en el PIB y en la vida de las empresas. Por otro, que las pymes y la población general noten la recuperación, como ha puesto de manifiesto Isidre Fainé. Sus testimonios son muy útiles, porque ellos generan confianza y la sociedad española y los inversores les otorgan credibilidad, dentro y fuera de España.

Las pymes, -suponen el 99,88% del tejido empresarial y el 62,9% del empleo-, todavía no están experimentando las consecuencias positivas de la recuperación. En octubre, según Empleo, la tasa de variación intermensual de pymes inscritas en la Seguridad Social fue negativa (-0,20%): en el caso de las grandes empresas, por contraste, fue positiva. Algo similar sucede con el empleo: en octubre, las pymes destruyeron empleo (-0,44%, tasa variación intermensual), con 30.700 trabajadores menos. En cambio, las grandes empresas crearon empleo neto.

Existe una disociación entre los datos macroeconómicos de muchas fuentes de información, que empiezan a estar en positivo, así como el desenvolvimiento de las grandes empresas, que también es bueno, versus la realidad de las pymes y la de la propia ciudadanía, entendiendo por tal, a los casi 47 millones de personas que residimos en España.

Según datos del CIS de octubre, el 88,4% de los españoles consideran que la situación económica actual es mala. El 52,6% afirman que es “muy mala”. También, más del 80% de los españoles, piensan que la situación económica actual es peor que la de hace doce meses. El paro, con diferencia, sigue siendo la primera preocupación de los españoles (77,4%), seguida por los problemas de índole económica (32,7%). Cara al futuro, el 80% son pesimistas sobre la evolución de la economía el próximo año. Un dato: el 19% de los que hoy tienen trabajo, creen “bastante probable o muy probable”, que les despidan a lo largo de los próximos doce meses. No parece que, al menos en lo que a la economía se refiere, la población española viva un momento precisamente optimista. Tengamos en cuenta de dónde venimos: de seis años de crisis y de un nivel de paro con casi seis millones de desempleados.

Ya dijimos en estas páginas, a propósito de los Presupuestos Generales del Estado para 2014, que echábamos en falta modelos productivos para el crecimiento, como sí vemos en Estados Unidos, Japón o Israel. Ahora afirmamos que, en línea con las declaraciones de los más saben, como Alierta o Fainé, es menester acabar con la realidad dual de la recuperación económica a dos niveles, y que, de los números en positivo, se pase a un crecimiento económico sólido y sostenido, en que pymes y población sientan los efectos positivos, tangibles de la recuperación.

Publicado previamente en Cinco Días el 17 de noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

PIB al alza en EEUU: tendencia ascendente y factores de crecimiento

El Producto Interior Bruto de Estados Unidos ha crecido un 2,8% en el tercer trimestre de 2013. El dato no es definitivo, como el Departamento de Comercio ha recordado en el comunicado del "Bureau" de Análisis Económico. El día 5 de diciembre sabremos con certeza cuánto creció la primera economía del planeta. El motivo de la revisión es que el anuncio de hoy se basa en datos parciales. Aun así, los datos de que disponemos nos permiten intuir el ritmo al que va creciendo la economía norteamericana. Especialmente, porque sabemos sus principales componentes y su comportamiento, tanto en este trimestre, como en los dos previos.

La tendencia es ascendente: en el primer trimestre, Estados Unidos creció casi el 2% (1,8%); en el segundo, se expandió el 2,5% y, ahora, el 2,8%. Los distintos paneles de economistas de diversas fuentes (tanto los de Business Week Bloomberg, como los de The Wall Street Journal) apostaban por un crecimiento del 2%. Se han quedado cortos por un 0,8%. Pensaban, y así lo expresaron, que los efectos del "Sequester", con la reducción del gasto público implícita, afectaría negativamente al crecimiento económico. La realidad es que los recortes del gasto público (-1,7% en su aportación al PIB) han afectado menos de lo estimado, al menos en este trimestre. Habrá que esperar al cuarto y último trimestre del año, para saber con certeza cuánto ha impactado, teniendo en cuenta que, en octubre, hubo un cierre parcial del gobierno (del 1 al 17 de octubre) y que 800.000 empleados públicos se fueron a sus casas sin cobrar. Esto habrá afectado al consumo, pero también es cierto que el último trimestre del año coincide con las campañas del gran consumo, desde Halloween a Navidad, cuando el consumo personal repunta con fuerza.

El consumo privado, entre julio y septiembre ha sido un componente que ha aportado al crecimiento económico, con un crecimiento del 1,5%, aún menor que en el trimestre anterior (+1,8%). En cambio, han sido las exportaciones (+4,5%) y la inversión en vivienda residencial (+14,6%) quienes más han impulsado el PIB. Las importaciones han decrecido. Y, al mismo tiempo, destaca que aumenta el nivel de renta disponible de los hogares (+4,5%), así como su tasa de ahorro (+4,7%). Cabe deducir que los consumidores son más cautos puesto que, aun cuando han aumentado el consumo, lo han hecho moderadamente, apostando en cambio por ahorrar más, a pesar de disponer de más nivel de renta y mayor poder adquisitivo. 

Aunque está pendiente aún el informe sobre la tasa de paro del mes de octubre -retrasado por el cierre del gobierno en la primera mitad de mes-, partíamos de un porcentaje de desempleo respecto a la población activa, del 7,2%. Es decir, hay once millones de norteamericanos buscando trabajo. Entre ellos, hay cuatro millones y medio que son considerados "parados de larga duración", porque llevan buscando trabajo, sin encontrarlo, durante un período de 27 semanas. En España, por poner las cosas en perspectiva, la tasa de paro es del 25,98%, son más de 5,9 millones los desempleados y dos millones lo son de "larga duración", porque están en esa situación desde hace más de dos años. Es verdad, las comparaciones son odiosas, que dice el refrán: especialmente, en este caso, puesto que, en Norteamérica, cualquier cosa que no sea pleno empleo tiene la consideración de desastre. Quizá por eso, porque se espera una tasa de paro del 7,2% o superior, los consumidores han decidido ser prudentes en sus gastos.

Vale la pena quedarse con la fotografía que nos ofrece el análisis longitudinal temporal: crecimiento económico medio trimestral desde junio de 2009, ininterrumpidamente, del 2,25%. Y, en lo que va de año, crecimiento con tendencia ascendente de trimestre en trimestre. Aunque los efectos del cierre del gobierno en octubre se dejarán notar y, quizá, el PIB no crezca más allá del 2,4% en el último trimestre del año, al menos puede verse una evolución positiva al alza que, de consolidarse a principios de 2014, pondría a la economía norteamericana en disposición de crecer en el entorno del 3%, como espera y desea la Reserva Federal, para reducir la tasa de paro al nivel del 6,5%.

Publicado previamente el 7 de noviembre de 2013 en mi Blog en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

Consecuencias económicas y electorales del acuerdo en Estados Unidos

"Es hora de que el país mire hacia adelante". Con estas palabras, el presidente Obama quiso poner fin a la crisis vivida en Estados Unidos en las últimas dos semanas, con el cierre parcial del gobierno y la posibilidad de que Estados Unidos cayera en una suspensión de pagos, por vez primera en su historia. De hecho, tras firmar la ley que permite que el gobierno vuelva a disponer de fondos y que el límite del techo de gasto se extienda hasta el 7 de febrero, Obama ya ha puesto encima de la mesa sus prioridades para los próximos meses: quiere que se apruebe la reforma de la inmigración -promesa electoral- y que, para mediados de diciembre de 2013, republicanos y demócratas alcancen un acuerdo a largo plazo "sobre ingresos y gastos" que garantice que, durante los próximos diez años, el país no se gobierna "a golpe de crisis" y se acaba con la intertidumbre que atenaza las economía norteamericana y mundial cada vez que hay que aprobar un presupuesto anual o se acerca la fecha tope del techo de endeudamiento del Gobierno.

No hay que olvidar que ya son tres años en que se ha vivido una situación como la actual: en agosto de 2011, el Speaker of the House, John Boehner y el Presidente Obama alcanzaron un acuerdo en la undécima hora, en el último momento, para evitar el desastre. Ya entonces, la intertidumbre pasó factura a Estados Unidos: la agencia de calificación crediticia Standard & Poors rebajó un grado la triple A a la economía norteamericana. Ahora, tres años más tarde, ha sido Fitch quien ha puesto en vigilancia la calificación crediticia de Estados Unidos. En agosto de 2011 se acordaron los recortes de gasto público conocidos como "Sequestration" que, en caso de no haber acuerdo sobre el presupuesto y el límite de techo de deuda del gobierno federal, entrarían en vigor el 1 de marzo de este año. Como anticipamos a finales de 2012 en el diario Cinco Días, esos recortes entraron en vigor el 1 de marzo y, como consecuencia, tan solo en el ejercicio fiscal actual, casi 750.000 funcionarios han perdido su puesto de trabajo, se le ha restado medio punto (-0,5%) al crecimiento económico y programas esenciales del Gobierno -tanto sociales como en defensa- han sido recortados en su financiación. El acuerdo de la madrugada del 16 al 17 de octubre de 2013 no va a parar los recortes del gasto públicos iniciados con el Sequestration.

De hecho, a pesar del acuerdo alcanzado, una parte sustancial del mal, ya está hecho. El cierre parcial del gobierno -con cientos de miles de funcionarios sin trabajar ni cobrar- tiene efectos sobre el crecimiento económico. En el cuarto trimestre del año (T-4), el Producto Interior Bruto se verá mermado en un -0,3%, algo en lo que coinciden tanto S & P como las firmas de consultoría económica Macroeconomics Advisers y ADVICE Strategic Consultants. Las ganancias empresariales de firmas muy importantes en Wall Street se verán resentidas: más de 100 de las 500 empresas que componen el Índice S&P 500 ya han emitido profit warnings: es decir, avisan que ganarán menos debido al cierre parcial del gobierno durante los pasados dieciséis días. Puede que el Gobierno norteamericano no tenga un peso tan fuerte -en tamaño- como los gobiernos europeos, por ejemplo. Pero, en términos económicos, el gobierno estadounidense actúa como "multiplicador del crecimiento". Enteras industrias tienen una fuerte relación con el gobierno: las tecnologías de la información (Intel, Google, IBM, Microsoft, Hewlett-Packard, y tantas otras), la energía (petróleo, gas, electricidad, renovables), la gestión de infraestructuras, el turismo, las telecomunicaciones, la aviación y, por supuesto, DEFENSA (Boeing, Lockheed, entre otras). Si el gobierno no puede pagar nóminas, tampoco puede pagar proveedores y muchas de estas empresas son proveedoras del gobierno federal.

Todo este fiasco ha tenido un efecto directo en la confianza empresarial y en la de los consumidores. Las encuestas de la Reserva Federal y las del Tesoro dicen que la confianza de los empresarios -un índice que los economistas traducimos en algo tan concreto y tangible como la intención de las empresas de invertir- ha caído quince puntos desde que se inició la crisis actual. Y, tanto Gallup como la Universidad de Míchigan nos dicen que, en las dos primeras semanas de octubre de 2013, el índice de confianza de los consumidores ha caído casi 20 puntos, alcanzando su nivel más bajo desde el inicio de la crisis económica, y la quiebra de Lehman Brothers a mediados de septiembre de 2008. Que se resquebraje la confianza de los consumidores es esencial en una economía que, como la norteamericana, tiene un componente esencial en el consumo, porque supone el 71% de su Producto Interior Bruto. 

Una incertidumbre similar se ha extendido en el sector de la construcción y en el mercado inmobiliario. Uno de los síntomas de la recuperación económica iniciada en Estados Unidos en junio de 2009 -además del crecimiento económico y la creación de empleo-, ha sido el aumento del número de transacciones de compraventa de viviendas y que el precio de la vivienda no ha parado de aumentar a un ratio del 12-15% cada trimestre desde junio de 2009. En Estados Unidos, como indica el Índice S&P-Case Shiller, que aumenten tanto las transacciones como el precio de la vivienda es una buena noticia porque es síntoma de recuperación económica. Otra cosa es que, como han puesto de relieve los estudios del recién premio Nobel de Economía, Shiller, haya que evitar la formación de burbujas en la fijación de los precios de los activos, en este caso, concretamente los inmobiliarios, como ya defendió en 2003 en su obra "Irrational Exuberance".

La incertidumbre ha afectado a los inversores en deuda pública norteamericana. China tiene en sus manos casi 1,3 trillones de dólares americanos en deuda pública extranjera, que supone en torno al 22,9% del total de deuda emitida. Si Estados Unidos no hubiera podido pagar a los inversores, la huída de inversiones hubiera sido mayúscula. El problema es que la tan sola posibilidad de que esto hubiera podido suceder, ha tenido un efecto muy negativo en la reputación y el prestigio de la economía americana como "valor seguro y valor refugio en el que invertir", como también lo es el dólar. En la lucha por la primacía económica y geopolítica mundial, China se frota las manos. El primer ministro chino declaró que "ya es hora de que se acabe la primacía económica norteamericana". Como si estuviéramos en los tiempos de la guerra fría, entonces Moscú, ahora, Beijing quieren disputar a Estados Unidos el liderazgo mundial. La crisis derivada de la falta de acuerdo hubiera sido desastrosa, para la economía mundial, sí, pero como se deduce de las declaraciones de Le Kiang, "a río revuelto, ganancia de pescadores", siendo, en este caso, los chinos quienes pescan.

El acuerdo alcanzado por el Senado y la Cámara de Representantes supone que el gobierno federal dispondrá de fondos hasta el 15 de enero y la fecha límite para el techo de endeudamiento del gobierno -hoy, en 16,7 trillones de dólares americanos- se extiende hasta el 7 de febrero. Es decir, no se ha resuelto el problema de fondo, sino que se ha ganado tiempo para, durante los próximos meses, seguir negociando. El presidente Obama lo ha dejado claro: quiere que para el 13 de diciembre haya un acuerdo bipartidista entre republicanos y democratas para que, durante la próxima década, "la cuestión de los ingresos -impuestos- y el gasto público, esté encauzada". Gobierne quien gobierne, Estados Unidos no puede estar cada año al borde del precipicio, sea fiscal, presupuestario o de deuda. 

Sin embargo, ha habido acuerdo, aunque sea temporal y parcial. Los números son elocuentes: en el Senado han votado 81 senadores a favor y 18 lo han hecho en contra. Y hay que tener en cuenta que la mayoría demócrata en el senado es my exigua, lo que significa que muchos senadores republicanos han votado a favor del acuerdo. En la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen mayoría, han sido 285 los congresistas que han votado a favor y 144 lo han hecho en contra. Esto significa que ha habido disenso y división dentro de las filas republicanas. 87 congresistas republicanos han votado a favor; todos los demócratas (198) votaron a favor. 

La gran cuestión es porqué los republicanos -o una parte importante de sus miembros en ambas cámaras- han votado a favor del acuerdo. La respuesta hay que entenderla en clave electoral. Y, en noviembre de 2014 habrá elecciones de mitad del segundo mandato de Obama. Las encuestas -las haga quien las haga, es decir, con independencia del signo político- penalizan a los republicanos porque la población les culpa por su actitud y comportamiento obstruccionistas. Ejemplos: una encuesta reciente del diario The Wall Street Journal -no sospechoso de ser simpatizante del presidente Obama- da como resultado que "el 53% de los norteamericanos culpa a los republicanos de la actual crisis presupuestaria y de poner en riesgo la economía del país". El tracking diario de ADVICE Strategic Consultants dice que el índice de aprobación de la gestión del presidente Obama pasa por mínimos históricos: está en el 43,9%. Pues bien, el del Congreso (Senado y Cámara de Representarntes) es aún mucho peor: un escaso 10%, con el 85% de los norteamericanos afirmando que están muy insatisfechos con la forma en senadores y congresistas hacen las cosas.

Es verdad que la sociedad norteamericana está muy dividida y polarizada. Muchos están en contra de la reforma de la sanidad que lleva el nombre de "Obamacare", aprobada por el Senado, la Cámara de Representates y la Casa Blanca en marzo de 2010. Pero que una parte pequeña -aun muy influyente- del partido republicano, compuesto por miembros del Tea Party haya hecho de la anulación de la reforma sanitaria de Obama la piedra angular del apalancamiento para sacar adelante el presupuesto federal para 2014 y ampliar la fecha límite del techo de deuda es algo que ha pasado factura -y muy cara- a los republicanos. Con su sistema electoral indirecto mediante delegados, un partido político no gobierna en Estados Unidos si no tiene un mínimo del 45% del favor de los votantes. Hoy, la estimación de voto para el partido republicano es del 30%. Ciertamente no todos los republicanos salen mal parados. Es muy probable que "paguen justos por pecadores" y que republicanos moderados sean penalizados por los votantes. En cambio, la minoría que representa al Tea Party saldría beneficiada en elecciones primarias republicanas, porque sus votantes premiarán a los candidatos más radicales. Esto será bueno para ellos, pero no para la gran mayoría de políticos republicanos. Las perspectivas electorales para un candidato demócrata presidencial en 2016 mejoran sustancialmente. Y la reforma sanitaria de Obama está para quedarse.
 
Publicado previamente el 17 de Octubre de 2013 en mi Blog en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

jueves, 10 de octubre de 2013

Janet Yellen: ¡por fin, una mujer presidiendo la Reserva Federal!

A la tercera va la vencida, dicen. En las páginas de este diario, Cinco Días, tanto a mediados de agosto, como a mitad del mes de septiembre de 2013, hicimos una apuesta clara porque Janet Yellen fuera elegida por el presidente Obama para suceder a Ben Bernanke al frente de la Reserva Federal (FED). 

Parece que, por fin, Obama se ha decidido inequivocamente por apoyar a Yellen, convirtiendo su nombramiento en un hito histórico: será la primera mujer en presidir el Banco Central Estadounidense, el más poderoso e influyente del mundo (obvio: Estados Unidos es la primera economía del planeta), en cien años de Reserva Federal. Repito: ¡la primera mujer en presidir la FED en un siglo! 

Además, desde que Paul Volcker dejó de ser presidente de la FED en 1987, la FED no había sido dirigida por un Demócrata. Tanto Alan Greenspan como Ben Bernanke son republicanos. Quizá este dato no sea tan significativo, puesto que los diversos dirigentes de la FED han trabajado de manera paralela, con presidentes que no siempre eran de su mismo partido político, y con quienes a veces no se entendían bien. 

Paul Volcker era -es demócrata- y su prioridad fue luchar contra la inflación ("The Triumph of Persistence", septiembre de 2012). Trabajó con Reagan durante su primer mandato y parte del segundo. Tenían visiones distintas pero, como suele decirse comunmente, "se apañaron". Cuando Reagan decidió que, toda vez vencida la inflación, era hora de poner énfasis en el crecimiento económico y la creación de empleo, Volcker fue sustituido por el mucho más conservador (él se autodenomina "libertario") Alan Greenspan. 

Greenspan explica en su segundo libro de memorias ("The Age of Turbulence", 2008) que Ronald Reagan no solo no entendía de economía, sino que tampoco quería aprender economía. Conclusión: Reagan multiplicó por tres el déficit público -en contra de sus dos promesas electorales, de las dos elecciones presidenciales que ganó-, y su sucesor (George Bush padre) hubo de romper su compromiso de no subir los impuestos (el famoso "Read my lips: I will not raise taxes" de la convención republicana de 1992, que le eligió candidato presidencial). Este incumplimiento de la palabra dada -y, por supuesto, otros muchos factores, como la aparición en escena de Ross Perot y la magnífica campaña de Bill Clinton- le costaron la reelección: Bush padre, gran fracaso, fue presidente de un solo mandato, aunque no fue un mal presidente.

Greenspan, eso sí, alaba a Clinton "como el mejor presidente en materia económica de la historia de América". Con Clinton se desregularon los mercados, el comercio mundial se expandió, conocimos el fenómeno de la globalización, aparició Internet y el comercio y las transacciones electrónicas... Estados Unidos creció en ocho años una media aritmética trimestral, del 3,5%, en Producto Interior Bruto, creando por el camino 22 millones de puestos de trabajo netos. Más aún, por vez primera en cuarenta años, Estados Unidos vivió cuatro años seguidos de superávit fiscal, que heredó George Bush.

Greenspan se llevó las manos a la cabeza cuando escuchó al vicepresidente Dick Cheney decir que "deficits do not matter", o, los déficits son inconsecuentes: las guerras de Afganistán e Irak costaron, cada una, un trillón de dólares americanos, en la década 2002-2012 (Joseph Stiglitz). Y estos déficits los ha heredado el presidente Obama: no son hechura suya, por tanto. Greenspan, firme creyente en las tecnologías de la información como aceleradoras de la productividad empresarial, dejó de presidir la FED en 2006 (19 años en el cargo) y le sustituyó, el también republicano, Ben Bernanke.

Bernanke es un estudioso de la Gran Depresión de 1929 y en su libro más reciente ("The FED and the financial crisis", abril, 2013) hace un repaso de la historia económica de Estados Unidos, correlacionándola con las decisiones en política monetaria de la Reserva Federal. Bernanke, republicano, ha trabajado a las órdenes de George Bush hijo, también republicano, y, más recientemente (2009-2013), con el presidente Obama, quien es, evidentemente, demócrata. 

Obama ha sido el gran impulsor de los paquetes de estímulo ("Recovery Act" de febrero de 2009, 787 billones de dólares) que salvaron a los bancos, las aseguradoras y las automovilísticas, entre otros sectores agonizantes, en momentos en que la economía americana decrecía el 8% trimestral y, cada mes, el mercado de trabajo expulsaba la friolera de 800.000 empleados. En dos años (agosto de 2007-agosto de 2009) se destruyeron 8,5 millones de empleos. Sin la intervención decisiva de Obama en la economía -que tuvo la bendición de la Reserva Federal de Bernanke-, la economía americana se habría colapsado y, con ella, la de los países emergentes (China, India, Rusia y Brasil, además de México) y, por ende, la Unión Europea.

Desde la Reserva Federal, el republicano Bernanke ha optado por poner foco en estimular el crecimiento económico y la generación de empleo. Por eso, puso en marcha tres iniciativas de "relajación cuantitativa", con compras millonarias mensuales de deuda pública. El tercer programa de "Quantitative Easing" se inició en septiembre de 2012. Consiste en la compra de bonos del Tesoro y deuda hipotecaria por importe de 85.000 billones de dólares, cada mes. Los mercados de valores han bendecido esta política en los últimos doce meses. China, primer inversor del mundo en deuda pública norteamericana, sigue manteniendo un 22,9% del total de dicha deuda, por importe de casi 1,3 trillones de dólares. 

El objetivo de Bernanke ha sido claro: quiere que, en 2016, la economía crezca el 3% y el desempleo haya bajado al 6,5% de la población activa. Por tanto, sigue manteniendo una política activa de bajos tipos de interés a corto plazo -que son los que la FED controla- y, hasta que no haya señales evidentes de que, crecimiento económico y empleo, van en la dirección adecuada, la FED va a mantener su relajación cuantitiva, como también anticipamos en Cinco Días a mediados de septiembre. Otra cosa es que, si la evolución de ambas variables -crecimiento económico y empleo- marca una tendencia suficientemente positiva, la FED, conforme anticipó Bernanke antes de verano, vaya paulatinamente reduciendo la compra de deuda pública, aunque no la hipotecaria, para no afectar negativamente al mercado de la vivienda o inmobiliario, que es uno de los ámbitos que ha dado más alegrías económicas a los norteamericanos.

Es muy probable que, si Janet Yellen es confirmada en el Senado, sea ella la que tenga que tomar ese tipo de decisiones, a partir de febrero de 2014. No ha hace falta insistir en sus credenciales. Ya dedicamos un largo artículo a este menester, en Cinco Días, a mediados de agosto pasado, cuando vivíamos en vivo y en directo, en Estados Unidos, los intentos de Larry Summers por mantenerse en la carrera para suceder a Bernanke. Summers "hizo lobby", intentó lo indecible por defender su posición. Incluso se decía -al menos, en Washington-, que el presidente ya había tomado la decisión de elegirle a él, porque le conocía mucho y le estaba agradecido por los servicios prestados al frente del Consejo Económico del Presidente, durante 2009 y 2010. Una mayoría de senadores demócratas y 500 economistas de prestigio, escribieron al presidente Obama, "exigiéndole" que eligiera a Janet Yellen, y descartara al ("arrogante y misógino") Summers. Yellen, mientras tanto, callaba.
 
Es judía. Es muy inteligente. Es una intelectual. Ha sido presidenta de la Reserva Federal de San Francisco. Profesora en Berkeley (California). Su tesis doctoral -Yale, 1971-, tiene por objeto "los costes y causas del desempleo", que es su obsesión: acabar con el desempleo, se entiende; por lo que, es altamente probable, sus políticas sean coherentes -que no continuistas- con las de Bernanke. Trabajó dos años en la Casa Blanca, asesorando a Bill Clinton, en el mismo Consejo Económico Asesor que, dicho sea de paso, creó Clinton y, con miembros distintos, han mantenido Bush hijo y Barack Obama. 

Muchos inteligentes se entienden bien con otras personas inteligentes. Janet Yellen está casada con un premio Nobel de Economia (2001, George Akerlof) y su hijo, es también profesor de economía en Reino Unido. Es hija de una familia humilde, trabajadora, de Brooklyn: ha ascendido, conforme a lo que el presidente Obama llama "merecida meritocracia". Nadie le ha regalado nada; todo lo ha conseguido con esfuerzo, inteligencia, tesón y trabajo. Y puede que nos regale -ella- una de las presidencias de la Reserva Federal más gloriosas de las últimas décadas: la que consolide la recuperación económica en Estados Unidos y, por ende, la del resto del mundo.

 Publicado en mi blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes, el 9 de octubre de 2013

lunes, 30 de septiembre de 2013

Economía española: tendencia a la estabilización

La economía española está tocando fondo. Es una forma de verbalizar que, es altamente improbable, que el Producto Interior Bruto de España siga cayendo. Antes de ponerme a escribir, he repasado una treintena de informes económicos actuales, propios y ajenos. La tentación es abrumar con abundancia de datos. Sin embargo, tiendo a pensar que, tanto los líderes de opinión, como la población general en nuestro país, están un tanto hartos de tanto número, especialmente de naturaleza económica. Las personas estamos buscando ansiosamente un titular que nos dé la certidumbre de que la crisis económica toca a su fin: casi con toda certeza, puede afirmarse que, a finales de 2013, la economía de España dejará de estar en signo negativo. Y, en 2014, y durante los cinco años siguientes, cabe prever una tendencia creciente a la estabilización económica de España.

Vale la pena matizar lo que estamos diciendo. El primer paso hacia la recuperación económica es que el Producto Interior Bruto deje de ser negativo, es decir, se deje de destruir riqueza y, al mismo tiempo, se pongan las bases para que pueda generarse negocio. Las previsiones últimas del Gobierno de España, y la de todos los servicios de estudios económicos sin excepción, muestran que el decrecimiento del PIB nacional se va aminorando conforme avanza el año. Cada vez se destruye menos riqueza. Un vistazo a los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que abarcan el primer semestre del año, todavía muestra, que la mayor parte de los indicadores económicos, tanto de oferta como de demanda, están en negativo, pero cada vez son menos negativos.  Un dato destaca por ser crecientemente positivo: las exportaciones, que ya acumulan más de un 7% sobre el año anterior.

Los hogares y empresas necesitan confianza

Es verdad que la demanda interna no acaba de arrancar: consumo de hogares, consumo de las Administraciones Públicas y la inversión, continúan con ratios negativos. Todo tiene su explicación, tras más de cinco años de crisis económica. El consumo de los hogares está directamente relacionado con el nivel de renta disponible, con el endeudamiento de las familias, con la situación laboral de los individuos, con su capacidad de ahorro y con la percepción actual y futura que tienen las personas, sobre la economía en general y su situación económica individual.

Sobre el nivel de renta disponible, el Banco de España nos dice, en su Encuesta sobre la Riqueza Económico-Financiera de las Familias españolas, que, en 2013, en general, somos un 10% más pobres que hace cinco años. Al mismo tiempo, los costes laborales se han ido reduciendo paulatinamente, tanto los salariales, como por el menor coste de las indemnizaciones por despido. Los costes laborales han descendido una media del 3,6%, lo cual ha repercutido negativamente en la capacidad de renta disponible de individuos y familias. La otra cara de la moneda es que las empresas han aumentado su productividad y han podido repercutir esos menores costes en los precios de sus productos, más fácilmente vendibles fuera de España, lo cual explica, en parte, el aumento de las exportaciones.

Las Grandes Empresas abren camino al exterior

Entre todo el año 2012, y lo que llevamos de 2013, el número de empresas exportadoras ha aumentado un 30% y ya son más de 130.000 las compañías españolas que venden productos y servicios fuera de España. En casi todos los sectores y de muchas maneras. Un buen ejemplo es el ámbito de las infraestructuras: hoy, la primera empresa del mundo de gestión de infraestructuras es española, Abertis, con fuerte presencia en Brasil y otros países iberoamericanos y, ahora, con la vista puesta en Estados Unidos y otros mercados anglosajones. Telefónica se afianza como la primera empresa de telecomunicaciones de Europa, tras sus operaciones corporativas en Alemania (KPN) e Italia (Telecom Italia). El Corte Inglés se lanza de lleno a un proceso de expansión por Europa, haciendo uso del comercio electrónico. Y un banco netamente español, el primero, Caixa Bank (del Grupo La Caixa), recibe el galardón de mejor banco del mundo en innovación tecnológica, por parte de Euromoney. Santander y BBVA se expanden fuera de España.

Los ejemplos son muchos. Fundamentalmente, afectan, o son casos de éxito, protagonizados por grandes empresas. El reto es que el siguiente grupo de compañías que exporte, sea el de las pymes, las que suponen el 99% de nuestro tejido empresarial, y sostienen el 63% del empleo.

Reducir el déficit y consolidación fiscal

El consumo de las Administraciones Públicas aun no puede crecer: España debe cumplir unos objetivos muy estrictos de déficit público, pactados con Bruselas (6,5% del PIB, este año) y, aunque el presidente del Gobierno ha anunciado que, “este año, no habrá más recortes” del gasto público ya previsto, también es cierto que la inversión pública cerrará el año en niveles bajos. Incluso, desde muchos ámbitos –especialmente privados-, se pide al Gobierno que entre en el fondo de la cuestión del déficit público que, simplificando mucho, puede resumirse en exceso de administraciones, y demasiado número de funcionarios. Algunas reformas del Gobierno (ley de unidad de mercado y ley de reforma de las administraciones públicas, entre otras) deberían ayudar a racionalizar el sector público haciéndolo más eficaz y eficiente, al tiempo que se favorece la actividad empresarial y el comercio entre las comunidades autónomas. Pero, aun así, en el corto plazo, no se notarán los efectos positivos de estas reformas en la economía. Más aún, el gobierno, en su actualización del Plan de Estabilización y Reformas de 26 de abril, elaboró un escenario, conforme al cuál cabía prever efectos positivos en la economía –fruto de las reformas- a lo largo de un período de diez años. La reforma laboral y la reforma financiera son buenos ejemplos de ello.

La reforma laboral no ha impedido que la tasa de paro haya llegado, en el primer trimestre de 2013, al 27,16% de la población activa, aunque haya descendido al 26,26% en el segundo trimestre. España sigue siendo uno de los países con el mayor porcentaje de desempleados del mundo desarrollado (OCDE). Nos supera Grecia, por ejemplo, en este mal dato. Pero la tasa de paro de la Zona Euro es del 12,1%, la de Alemania –país de referencia en Europa- es del 5,4% y la de Estados Unidos, que tiene por objetivo alcanzar el pleno empleo en 2016, hoy, es del 7,3%. La tasa de paro no es un dato abstracto: es tan abultada, que –según las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS- casi todas las familias españolas conocen algún familiar, amigo o vecino que está en situación desempleo.

En términos absolutos, según la Encuesta de Población Activa (EPA, que nos da el dato oficial de paro), hay casi seis millones de parados en España. Y los Servicios Públicos de Empleo (SPEE, antiguo INEM) tienen registrados algo menos de cinco millones de desempleados. Los costes para el Estado de las prestaciones por desempleo son una partida elevadísima del gasto público, como el pago de las pensiones o los intereses de la deuda pública: deuda que ya alcanza el 92,2% del PIB, dato muy preocupante.

Luces y sombras de la Reforma Laboral

La tan elevada tasa de paro significa, en términos sociológicos y psicológicos, que muchos millones de personas caen en el desánimo. Un millón de familias españolas, según el INE, tienen a todos sus miembros en situación de desempleo. Gracias a Dios que, en España, existe la Iglesia Católica, Cáritas, fundaciones y todo un tercer sector que ayuda a paliar las situaciones dramáticas que se derivan de la elevada tasa de desempleo. Pero, sobre todo, es la existencia de fuertes lazos familiares intergeneracionales lo que sostiene el sistema, evitando una ruptura total entre población general y lo que los anglosajones denominan el “establishment”. Un Estudio reciente de La Caixa cuantificaba la economía sumergida en el 18,9% del PIB. 

De otra manera, no se explica que, en España, no haya un estallido social. Y, sin embargo, sin la reforma laboral, en su primer año de aplicación (entró en vigor en febrero de 2012), se habrían destruido un millón de puestos de trabajo adicionales y, en lo que llevamos de ejercicio, otros 267.000 empleos. Las empresas tienen mayor flexibilidad para acomodar sus costes: reducción de salarios, por ejemplo, a cambio de mantener el empleo. Como consecuencia de la reforma laboral, España creará empleo cuando haya crecimiento económico, al menos, del 1%.

Reforma Financiera: era necesaria e ineludible

El elevado desempleo y el endeudamiento de las familias (un 32% de su renta disponible, por ejemplo, de media, va destinado a pagar la hipoteca), impiden ver la realidad económica actual y futura con optimismo. Otra cosa es que los datos macroeconómicos que conocemos nos animen a pensar que estamos tocando fondo en la caída: ¿cuánto más se puede seguir cayendo? Tomemos por caso el sector financiero. En 2009 se inició la reforma del sistema financiero. Se ha reducido el número de entidades y, algunas, han sido nacionalizadas. Pero, los bancos, hoy, son más fuertes y esto es esencial para el sostenimiento de todo el sistema económico: sin financiación es imposible que haya actividad empresarial. Se ha exigido a los bancos reforzar sus balances. Se han incrementado capital y provisiones. Hay una mayor supervisión para evitar que los bancos asuman operaciones de alto riesgo que les pongan en peligro a ellos y, por tanto, a sus clientes.

Si no se hubiera salvado el sistema financiero español, en junio de 2012, con casi 40.000 millones de euros provenientes de Europa (fruto del Memorándum de Entendimiento, que concedía hasta 100.000 millones de euros para ayudas a los bancos, hasta diciembre de este año), es altamente probable que los bancos con problemas hubieran empujado al sector y a toda la economía para abajo. Eso hubo que evitarlo a toda costa, como se hizo en Estados Unidos entre 2008 y 2009, “rescatando” a la gran banca de inversión: hoy los cinco primeros bancos norteamericanos han aumentado su tamaño en un 30% y tienen activos equivalentes al 56% del PIB estadounidense, que crece a un ritmo del 2,5% de media y genera 190.000 empleos mensuales. Es menester que, ahora, fluya la financiación bancaria a las pymes, en España.

Apuesta por modelos productivos, como Norteamérica

Estados Unidos puede mostrarnos el camino de la recuperación, también, debido a su apuesta por ciertos modelos productivos. Norteamérica impulsa la Sociedad del Conocimiento, y un 10% de las ayudas públicas del famoso “paquete de estímulo económico de Obama o Recovery Act” (febrero de 2009) fue destinado a la inversión en tecnologías de la información por parte de las empresas americanas. Este es uno de los factores clave que explica por qué Estados Unidos ha crecido tres veces más que Europa desde junio de 2009, cuando Norteamérica abandonó la recesión. Esto debería ser un acicate para que el Gobierno español apueste decididamente por impulsar su Agenda Digital, que va en la misma dirección. De esta manera, podría conseguirse que las empresas sean más competitivas vía ganancias de productividad en sus procesos, y no solo mediante la reducción de los costes laborales. Japón, con las políticas de estímulo de su primer ministro Shinzo Abe, va por el mismo camino, con crecimientos del 3,5% y del 4,1% de su PIB, en los primer y segundo trimestres del año.

La apuesta por la industria es altamente necesaria. Los países que más crecen, tienen potentes sectores secundarios. Así sucede en los casos estadounidense, alemán o japonés, donde la industria supone una media de 24% del PIB. En cambio, en España, hoy, es del 15% (dato del INE) o del 13% (dato de Eurostat, que utiliza una metodología distinta de medición). En cualquier caso, la industria y la manufactura son esenciales para crear riqueza y salir de la crisis. Estados Unidos tiene treinta y dos (32) motores económicos: tecnologías de la información (Costa Oeste), entretenimiento y ocio (California), turismo (Florida, California), juego (Nevada), finanzas (Costa Este, Boston, Nueva York), automóvil (Detroit), energía (Texas, el Golfo de México), etc. Todo ello junto, conforma un PIB, en el que el consumo privado supone el 71%. Y el consumo, basado en la confianza, empuja la producción y el empleo: es un círculo virtuoso que necesitamos en España. La cuestión  clave es que, en cada uno de esos motores económicos, hay manufactura. Y cada empleo creado en manufactura, genera cuatro empleos de apoyo. En el caso de las tecnologías de la información, por cada puesto de trabajo en producción creado, se generan otros dieciséis de soporte. Es lo que, en economía, se llama “un multiplicador de puestos de trabajo”.

En España hay muchas incógnitas por resolver. Saber que este año decreceremos menos de lo previsto (-¿1,2%?), que la tasa de paro rondará el 26%, y que el año que viene la economía estará en positivo (+¿0,7?) son datos que indican que lo peor de la crisis podría quedar atrás. Hay que saber, queremos saber, si la economía estará plana y no creará empleo en diez años, o si, por el contrario, habrá revulsivos fuertes que impulsarán el crecimiento. La construcción fue el gran motor del crecimiento económico entre 1998 y 2007. Posiblemente, esto no vuelva a suceder, pero sí sabemos algunos síntomas positivos: el precio de la vivienda sigue cayendo, pero menos (-12,7%). La inversión extranjera empieza a venir a nuestro país: más de 150.000 millones de euros deseando ser invertidos. Proyectos como Eurovegas (17.000 millones de euros y 260.000 puestos de trabajo) podrían venir a España y estimular la economía. Inversores institucionales empiezan a comprar grandes lotes de viviendas. La crisis geopolítica en muchos países árabes (Norte de África, Egipto, Siria, etc) estimula nuestro turismo, que supone más del 10% del PIB y, ya en agosto de 2013, ha experimentado su mejor mes en la historia, con más de 42 millones de visitantes en lo que va de año.

Queda mucho por hacer, en términos de estimular el crecimiento económico y generación de empleo. De esto hablaremos en próximas tribunas. Por ahora, al menos, se están poniendo las bases para que la economía se estabilice, condición sine qua non, para volver a crecer.

Publicadoen el Confidencial Digital el 30 de septiembre de 2013

Presupuestos...sin modelo de crecimiento

Los presupuestos para 2014 nos encuentran analizando treinta estudios sobre previsiones. Empresas y familias toman decisiones sobre sus cuentas, en función de expectativas que les infundan confianza. El Gobierno ha anunciado unos presupuestos, apoyado en un leve crecimiento económico. Es una declaración de que la recesión ha terminado, aunque con matices: el presidente ha dejado claro que la recesión se acaba, pero la crisis continúa, y el ministro de Economía ha verbalizado que la salida de la recesión es técnica. Sencillamente, equivale a decir que, aunque los números sean positivos, la ciudadanía apenas notará la mejoría.

Evitaremos la tentación de abrumar con datos. El Gobierno fía sus presupuestos a la mejora de la actividad, que cuantifica en el 0,7% (PIB). Ansiamos se cumpla. 2013, en cambio, cerrará en negativo, con el -1,3% y una tasa de paro del 26,6% –que ya anticipamos en febrero de 2012, cuando se aprobó la Reforma Laboral–, que bajará al 25,9% en 2014. El Ejecutivo manifiesta confianza en sus números. Somos partidarios de hacer solo afirmaciones fundadas en cifras: el Gobierno ha expresado certidumbre en sus afirmaciones, y contundencia en el tono, con abundancia de datos. Pudiere pensarse que se trata de presupuestos elaborados por técnicos y no por políticos. Llama la atención la coherencia de estos presupuestos con los de 2013; también con las previsiones revisadas junto con el plan de reformas del pasado 26 de abril. De hecho, la vicepresidenta ha destacado que se mantienen “la contención”, “las reformas” y “los esfuerzos de los ciudadanos”. Son unos presupuestos que Soraya Sáenz de Santamaría, ha calificado de “responsables y realistas” y que suponen una constante búsqueda de equilibrios, muchas veces entre extremos opuestos.

Equilibrios: El Gobierno elabora unos presupuestos “para crecer”, pero lo hace desde los recortes (13.000 millones). El mayor crecimiento económico permitiría, en cambio, elevar el “techo de gasto (+2,7%) hasta los 133.259 millones. La salida de la recesión, afirmó Luis De Guindos, será “según criterios técnicos”, pero a lo largo del año que viene dejará de destruirse empleo, y “en términos EPA, habrá tasa de creación de empleo neta”: eso sí, reconociendo una moderada caída de la población activa.

Un dato positivo es la reducción del endeudamiento neto con el exterior (50.000 millones). Y, aunque el ministro de Hacienda haya puesto énfasis en que la mayoría del gasto estará dirigido a las obligaciones del estado del bienestar (pensiones y prestaciones por desempleo), lo cierto es que nos hubiera gustado ver también un fuerte foco en políticas incentivadoras del crecimiento. El gasto ministerial (34.584 millones) se reducirá el 4,7%, destacando, por este orden, Sanidad (-22,6%), Industria (-21,3%), Fomento (-17,6%) y Educación (-17,2%). Se incrementa la inversión en I+D, el 1,3%. Obama dedicó el 10% de su paquete de estímulo a inversión tecnológica en las empresas, por contraste.

Otra buena noticia es que baja (-5,2%) el pago de los intereses de la deuda (36.590 millones, 27,4% del gasto, que ascenderá a 132.259 millones). Al menos, mejora la capacidad de financiación de España. La siguiente partida del gasto se dedica a aportaciones a la Seguridad Social, transferencias al SPEE (antiguo INEM) y a la CNMC, con 31.752 millones (23,82% del gasto). Aumenta la previsión de recaudación tributaria (+1,1%; 179.750 millones), gracias a la mejora de la actividad económica, al tiempo que no habrá más subidas de impuestos; el compromiso es bajarlos, “como las bonificaciones de la Ley de Emprendedores”. Una de cal y otra de arena, de nuevo: el sector exterior aportará al crecimiento (+1,2%), gracias a las exportaciones (+5,5%): la mejora de la posición competitiva española frente al exterior, permitiría alcanzar superávit (+3,4%). En cambio, la demanda interna seguirá lastrando el crecimiento el 0,4%, debido a la construcción, y el retroceso del consumo público (-2,9%). Los objetivos de déficit se mantienen: 6,5%, este año, y 5,8% en 2014. 

Para el Gobierno, 2014 es un punto de inflexión “en crecimiento, empleo, exportaciones e inversiones”. Querríamos saber cómo será posible y si será sostenible. Creemos en los modelos productivos y en el fortalecimiento de la industria. La primera ministra de Israel, Golda Meir, decía que la queja de los judíos con Moisés era que “tras 40 años en el desierto, nos trajo al único lugar de Oriente Medio sin petróleo”. Israel apostó por las TIC, donde no tiene nada que envidiar a EE UU.

Publicado previamente en Cinco Días el 28 de Septiembre de 2013

viernes, 20 de septiembre de 2013

Fed: Crecimiento y Empleo

El Índice S&P Case Shiller –mide el valor del mercado inmobiliario residencial norteamericano– muestra que el precio de la vivienda continúa aumentando (+12,07%). La buena salud del mercado inmobiliario –aumenta un 13% la venta de viviendas– es un síntoma económico positivo. El 17 de septiembre, Gallup publicó su último Índice sobre Confianza de los Consumidores: mejora en seis puntos (el mejor dato desde la quiebra de Lehman Brothers, hace cinco años). Según el Censo, el nivel de renta medio de los hogares estadounidenses se ha estabilizado en 51.017 dólares anuales (2012, inflación ajustada), tras varios años de caídas: es un dato esperanzador, que podría animar –aún más– el consumo de los hogares, si estos tienen mayor poder adquisitivo y, por tanto, más confianza.

Los indicadores de actividad son positivos, como muestra el dato de producción industrial, y manifiestan las ventas record en el sector del automóvil. El mercado de trabajo experimenta un buen momento: en los peores meses de la crisis –principios de 2009– la tasa de paro alcanzó el 10% y, en agosto de este año, descendió al 7,3%. Desde junio de 2009 se han creado 7,2 millones de puestos de trabajo, aunque once millones de norteamericanos siguen buscando empleo y la tasa de población activa es la más baja desde agosto de 1978 (63,2%).

La inflación está controlada, situada en el 1,5%, y los tipos de interés se encuentran en niveles aceptables: los tipos a corto plazo –que controla la FED– están bajos. El crecimiento del PIB en el segundo trimestre fue del 2,5% y, la media en los últimos cuatro años, ha sido del 2%. Si la FED tiene dos mandatos (control de la inflación, y estimular el crecimiento económico y el empleo), pudiera pensarse que su política monetaria ha dado resultados positivos. Desde el otoño de 2012, para apuntalar la recuperación económica, la FED inició la compra de deuda pública e hipotecaria (tercera “relajación cuantitativa”, ésta, de 85.000 millones de dólares mensuales). Antes del verano, su presidente, Ben Bernanke, anunció (en tres ocasiones y escalonadamente) que si los signos de recuperación económica se asentaban, la tasa de paro se acercaba al 6,5% y la inflación seguía bajo control (inferior al 2%), en otoño de este año el programa de compra de activos se reduciría paulatinamente, hasta finalizar en el verano de 2014.

En este anuncio de la FED ya había cautela. La FED, cuyo Comité de Mercado Abierto finalizó ayer su reunión, ha tenido en cuenta los datos positivos de la economía. Pero también analizó el entorno económico circundante y los efectos de la reducción del déficit público, consecuencia del Sequester: las empresas norteamericanas contratan –media mensual de 190.000 empleos, pero lo deseable sería alcanzar los 200.000; agosto fue un mal mes, con solo 169.000–, pero no lo suficiente, a pesar de tener liquidez record para invertir. El sector financiero está estabilizado, los cinco grandes bancos tienen, hoy, 30% más tamaño que en 2008, cuando fueron rescatados, gracias al programa TARP, y el Estado ha recuperado con creces el dinero que empleó en salvarlos. Pero, que esos bancos tengan en activos un equivalente al 56% del PIB, deja diminuto el eslogan de “demasiado grandes para dejarlos caer”. Hay desánimo entre los desempleados y muchos dejan de buscar trabajo; esto explica la baja tasa de población activa. Los mercados de valores están al alza –todos los índices– habiendo recuperado niveles previos a los de la Gran Recesión (2007-2009), pero a los mercados les gusta que la FED siga comprando activos, especialmente los 40.000 millones de deuda hipotecaria que mantiene vivo el mercado de la vivienda. En ciudades clave como Nueva York o Las Vegas, están en marcha los proyectos de construcción más imponentes del siglo.

Hay incertidumbre en cuanto al próximo presupuesto: los republicanos quieren matar la Reforma de la Sanidad de Obama (a la que hoy se oponen, en encuesta de USA Today, el 53% de los ciudadanos), que debería empezar a aplicarse en 2014. Quieren impedir la aprobación del nuevo presupuesto y –como en los tres años previos– oponerse a elevar el techo de endeudamiento del gobierno, provocando un default (el gobierno no podría hacer frente a sus deudas) y, al igual que a Clinton en 1995, obligando al cierre del gobierno federal. Esta lucha presupuestaria (Woodward, 2012, The Price of politics) ya le costó a Norteamérica la rebaja de su calificación crediticia, por parte de S&P, en agosto de 2011. Que sucediera de nuevo sería aberrante, pero los republicanos tienen la cabeza puesta en las elecciones de mitad de mandato de 2014, y las encuestas electorales son elocuentes: el 44% aprueba la gestión de Obama. Pero solo el 39,3% califica como positiva la gestión de los republicanos (40,3% para los demócratas). Las perspectivas electorales empujan a los republicanos al obstruccionismo.

La FED mira al exterior: el crecimiento de los Emergentes se desacelera, especialmente China –poseedora del 22,8% de la deuda pública estadounidense–; la recuperación de la Eurozona es aún “muy, muy verde”, según Mario Draghi, presidente del BCE. Todo anima a la mencionada prudencia. La FED querrá conocer el PIB del tercer trimestre, y las proyecciones económicas para 2016. Los tiempos actuales de la FED no son los de Paul Volcker, cuya prioridad fue luchar contra la inflación (El triunfo de la persistencia, 2012); tampoco los de la “exuberancia irracional” de Alan Greenspan (The age of turbulence, 2008), ambos predecesores de Bernanke.

Cuatro años después de iniciada la recuperación, la prioridad de la FED sigue siendo estimular el crecimiento y el empleo (La FED y la respuesta a la crisis financiera, Bernanke, 2013). Esto sugiere políticas monetarias de continuidad. Janet Yellen, como expusimos en este diario el 17 de agosto, sería una candidata ideal para continuar con las políticas de Bernanke. Yellen tiene excelentes credenciales profesionales, y el apoyo político necesario en el Senado. También el de los mercados, que se entusiasmaron cuando Summers retiró su candidatura para suceder a Bernanke.

Publicado previamente en Cinco Días el 19 de septiembre de 2013

Crónicas desde USA (III): en el aniversario del discurso de Martin Luther King, aumenta la confianza de consumidores, pymes y grandes empresas estadounidenses

Como Obama dejó claro el 28 de agosto en Washington, “aún queda mucho por delante, para que se haga realidad el Sueño del doctor King (MLK)”. Especialmente en lo que a los derechos de los latinos se refiere, en Estados Unidos. Y los millones de trabajadores mal pagados, que reciben 7,5 dólares por hora. Aun así, hay más optimismo: el índice de confianza de los consumidores alcanzó en agosto su máximo histórico en los últimos cinco años y medio (81,5), el más alto desde enero de 2008. El dato se basa en la mayor confianza de los americanos en que –en los próximos meses- aumenten los salarios y la contratación.

Lo mismo les sucede a los empresarios. El índice de confianza de las pyme americanas que elabora The Wall Street Journal, muestra el 29 de agosto, el punto más alto desde hace seis años, con 104,2 puntos este mes, versus 93,7 en el mes de julio. El 73% de las pyme americanas esperan aumentar facturación en 2014 y un 54%, el beneficio. Otros estudios (el índice trimestral de optimismo económico de las pyme que elaboran Wells Fargo y Gallup, y el de la Federación Nacional de Negocios Independientes) muestran resultados similares en agosto: pymes y grandes empresas están más optimistas sobre el presente y el futuro de “sus” economías. El precio de la vivienda sigue aumentando (12,1%, el último mes), según el índice de Standard & Poor/Case Shiller. La economía creció más de lo esperado, en el segundo trimestre de 2013: el 2,5%.

La cuestión está más complicada en el frente internacional, con Estados Unidos y Reino Unido preparándose para atacar a Siria con misiles. La aquiescencia de Rusia va a ser esencial, pero las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no atraviesan su mejor momento. En abril de 2009, en Praga, Obama y el entonces presidente de Rusia Dimitri Medvedez firmaron un acuerdo de reducción de armas nucleares (un tercio, por ambas partes), que Cámara de Representantes y Senado ratificaron en diciembre de 2010, justo después de la debacle demócrata en las elecciones de mitad de mandato de ese año, y antes de que tomara posesión en el nuevo Congreso (el némero 113 de la Republica), de mayoría republicana en la Cámara de Representantes, y totalmente obstruccionista hacia las políticas de Obama; lo que explica por qué la Reforma de la Inmigración sigue parada, a pesar de haber sido aprobada en el Senado, gracias a la mayoría simple demócrata en la cámara alta: la reforma de la Inmigración  será prioridad para Obama a la vuelta de sus vacaciones. 

Si es que Obama ha disfrutado de vacaciones en absoluto. Puesto que “las crisis”, este verano, se le multiplican, tanto en el frente interno como en el internacional. Hablábamos de Rusia: el actual presidente ruso, Vladimir Putin, ha dado asilo durante un año a Snowden, quien ha dado a conocer al mundo muchos de los espionajes llevados a cabo por la CIA y la NSA. Obama, quien en rueda de prensa el 9 de agosto dijo que hace tiempo había querido poner en marcha programas de supervisión y transparencia de esos espionajes, canceló la cumbre bilateral con Rusia prevista para septiembre de 2013. No que a Putin le importe, porque cara a su popularidad interna, le viene bien mantener abierto el enfrentamiento con el “enemigo americano”.  En cambio, a Obama no le interesa que sigan produciéndose filtraciones sobre los programas de espionaje norteamericanos: el 21 de agosto de 2013, The Wall Street Journal, en su edición estadounidense, publicaba que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) tiene acceso al 75% de todo el tráfico en Internet en Estados Unidos, incluidos los contenidos de los correos electrónicos de los norteamericanos.

El uso de los drones para aniquilar talibanes y líderes de Al Qaeda se está convirtiendo en cuestión de debate nacional, al menos entre los medios de comunicación, puesto que la economía sigue siendo, con creces, no solo la primera preocupación de los americanos, sino también, el primer parámetro por el que miden el índice de aprobación de la gestión del presidente. Y, en este punto, Obama, en agosto de 2013, atraviesa su peor momento. Según las encuestas de Gallup del 20 de agosto, el índice de aprobación del presidente está en la media del 45%, su punto más bajo desde enero de 2009, cuando tomo posesión.

Obama teme encontrarse con que los republicanos veten su presupuesto para el año que viene en septiembre, forzando un cierre del gobierno federal y un posible “default” o imposibilidad del gobierno de hacer frente a sus obligaciones financieras. Jack Lew, secretario del Tesoro, dijo el 28 de agosto que el límite de endeudamiento del Gobierno (16,7 trillones de dólares norteamericanos) se alcanzaría a mediados de octubre de este año y que los conservadores quieren utilizar como moneda de cambio para matar “Obamacare”. En cambio, los republicanos no se oponen a que Obama siga dando ayuda económica a los militares de Egipto que, mediante un golpe de estado, han depuesto al gobierno islamista, pero elegido democráticamente, de los Hermanos Musulmanes, presidido por Morsi (en paradero “desconocido”). 

A nadie interesa un gobierno islamista radical en Egipto. Ni a Estados Unidos, ni a Israel, que teme que los acuerdos de paz de 1979 se conviertan en papel mojado, ni a los regímenes de Arabia Saudí, Bahrain o los Emiratos Árabes Unidos. Todos están prestando ayuda económica a los militares que dirige el general Sisi, presidente interino. El secretario estadounidense de defensa, Chuck Hagel, ha dicho que “la capacidad de influencia de los Estados Unidos en Egipto es limitada”. Obama ha criticado la dureza con que los militares han tratado a los Hermanos Musulmanes (900 muertos, también muchos policías) y ha cancelado unas maniobras militares conjuntas. La cuestión es que llama mucho la atención saber a quién alegra que los Hermanos Musulmanes gobiernen en Egipto y pretendan crear un estado teocrático bajo las leyes del Islam. Varios medios de comunicación (Financial Times, WSJ) han denunciado la masacre de cristianos, que suponen el diez por ciento de la población egipcia. Irán, Hamas y Hizbolá han dejado claro que apoyan a los Hermanos Musulmanes.

Los tres están comprometidos con la destrucción de Israel. Y todo esto sucede cuando palestinos e israelíes están a punto de comenzar, después de tres años, negociaciones sobre cómo llevar a cabo negociaciones para culminar el inicio de un nuevo Proceso de Paz. El Proceso aún no ha comenzado, porque ha habido enfrentamiento armado entre las partes, varios palestinos han resultado muertos, y la mesa de negociación todavía no ha sido activada. Israel ha devuelto a sus familias a 26 presos palestinos, muchos de los cuales tenían delitos de sangre: 26 son pocos, comparados con los más de mil que Israel dejó libres en los Acuerdos de Paz de Oslo, de 1993. Aunque lo peor no es eso, sino que, a poco de decir que se va a sentar a negociar, Israel anuncia que va a construir mil nuevos asentamientos, en Jerusalén Este, precisamente donde los palestinos querrían instalar la capital de su estado, si es que finalmente lo consiguen.

En Siria, al igual que sucedió en Libia, Obama tiene poco que hacer, al menos desde el punto de vista militar, más allá de atacar con misiles. Ni el presidente, ni la opinión pública, quieren enviar tropas, como ya hiciera Bush, por motivos distintos, en Irak y Afganistan. Quizá pueda encontrar el presidente un mínimo signo de esperanza en Irán, donde un nuevo líder, Hasan Rohuani, abre la mano para negociar con Estados Unidos, acerca de la “cuestión nuclear”. Todo sea que un ataque de Estados Unidos a Siria no provoque una reacción de Irán, Hizbulá y Hamás contra Israel, y el conflicto se extienda a todo Oriente Medio.

 Publicado previamente el 29 de agosto en mi Blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

jueves, 19 de septiembre de 2013

Crónicas desde USA (II)

En el ámbito macroeconómico hay varias cuestiones fundamentales. Los hogares norteamericanos han reducido enormemente sus niveles de endeudamiento, volviendo a la situación que vivían en 2006. El índice de confianza del consumidor ha vuelto a mejorar en julio, junto con los datos de empleo y de venta de viviendas, de tal manera que la demanda interna (ventas minoristas, consumidores, inversión empresarial, etc) se ha incrementado por cuarto mes consecutivo, subiendo en julio un 0,5%. 

Las reformas financiera y sanitaria -en cambio- siguen sin arrancar en la práctica, a pesar de haber sido aprobadas legislativamente. Obama acaba de llamar la atención a los reguladores financieros para que impulsen la puesta en marcha de la Ley Dodd-Frank, aprobada en julio de 2010: el 60% de los plazos
previstos en la ley no se han cumplido, y solo un 38,9% de las provisiones establecidas en la normativa han sido puestas en marcha. Ni siquiera la famosa “ley Volcker”, que lleva el nombre de su autor, expresidente de la Reserva Federal, y que impide que los bancos lleven a cabo inversiones arriesgadas con su propio dinero –es decir, el de los clientes-, ha entrado en vigor. “Obama ha vuelto a dejar claro que la reforma financiera debe entrar en vigor para evitar que una crisis como la Gran Recesion, vuelva a producirse”.
Esto sucede cuando JP Morgan vuelve a estar en el ojo del huracán, fruto de supuestas prácticas ilegales que dos de sus ejecutivos habrían denunciado a las autoridades a cambio de cierta impunidad. 

La reforma de la sanidad (“Affordable Care Act” u Obamacare), tardará en aplicarse, porque como ya dijimos, Obama ha retrasado a enero de 2015 su puesta en marcha para las empresas, porque éstas le hicieron llegar el mensaje de que no estaban preparadas para proveer de seguro médico a sus empleados. Sin embargo, una encuesta encargada por el diario estadounidense USA Today, de finales de agosto de 2013, dice que ocho millones y medio de personas estarían dispuestas a acudir a los seguros médicos que, según Obamacare, han de proveer los estados mediante un sistema de mercado abierto y
competitivo presente en Internet en páginas web especificas creadas a tal efecto. A esos 8,5 millones de personas se sumarian los 30 millones de nuevos asegurados que deberían estar cubiertos por las empresas. Por tanto, en torno a 48 millones de personas –de los 50 millones- que no tienen hoy cobertura médica, deberían tener un seguro médico a partir de 2015, como establece la ley.

La política internacional preocupa mucho a Obama (posible intervención en Siria, la inestabilidad en Egipto), y los frentes abiertos son muchos. El más importante, aunque es aquel del cual menos se ha hablado, es el económico. Hay noticias positivas y negativas. Es muy bueno para América que la Eurozona haya salido de la recesión económica en que vivía desde hace 18 meses. En el segundo trimestre de 2013, la Eurozona “creció” en términos de PIB, el +0,3%, impulsada por el dato de producción industrial de junio, del +0,7% y por los crecimientos de Alemania (+0,7%), Reino Unido (+0,6%) y Francia (+0,5%). El principal motor sigue siendo Alemania, cuya economía sigue impulsada por la manufactura (supone el 24% de su PIB, frente al 13% de España), el consumo interno, la inversión y las exportaciones. Francia, en cambio, arroja dudas, debido a su agresiva política fiscal, que castiga a las rentas más altas, con hasta un 75% de impuestos, pudiendo provocar una fuga de capitales. En cualquier caso, Europa sigue siendo el principal socio comercial de Estados Unidos y lo que es bueno para uno, es bueno para otro. 

Las cosas son distintas en China, donde la ralentización del crecimiento económico en los últimos doce meses, pone presión al gobierno chino para que cumpla con el objetivo de crecimiento anual del 7,5%, conseguido en el segundo trimestre del año, tras el 7,7% del primer trimestre. El capitalismo de estado chino tiene obvias y grandes limitaciones. A los graves desequilibrios internos a los que ya hemos aludido en ocasiones previas (campo atrasado, versus desarrollo en la ciudad; bajo consumo interno y elevadas tasas de ahorro familiar, junto al muy relevante de peso las exportaciones), se suma el advenimiento del previsible estallido de su propia burbuja inmobiliaria, el excesivo endeudamiento del sector público, muy deficientes sistemas educativos y sanitarios, y de seguridad social, y la rampante corrupción de altos cargos del Partido Comunista Chino (PCH), como bien pone de manifiesto el juicio del ex dirigente-estrella Bo Xilai: no se producía un proceso legal contra un dirigente político chino, de tanto nivel como el actual, desde que, en 1980, se juzgó a la mujer de Mao Zedong y la llamada “Banda de los Cuatro”. 

China va a necesitar profundas reformas económicas, si quiere cumplir sus objetivos de crecimiento, ya de hecho revisados a la baja: mayor competencia, reforma financiera, desregulación y privatizaciones. En realidad, este programa reformista podría resumirse en una palabra: libertad, aunque el vocablo no esté en el vocabulario de los comunistas chinos. China se está volviendo muy agresiva, al menos con la Unión Europea, adoptando políticas proteccionistas, que afectan a sectores tan dispares, como al vino y el acero. China,necesitada de Estados Unidos, no se atreve a llegar tan lejos: mientras continúe la relación de mutua dependencia por la que China (que tiene 1,296 trillones de dólares americanos en bonos y otros activos del Tesoro americano) financia el consumo americano, el “Dialogo Económico y Estratégico” entre ambos países que Obama y Hu Jintao inauguraron en Londres en abril de 2009, continuará. Es lo que, con gran acierto, el gran historiador de Harvard (Niall Fergusson) denominó como “Chimerica”. 


Publicado previamaente el 27 de agosto de 2013 en mi blob en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crónicas desde USA (I): vitalidad empresarial y dicotomía analógico y digital

Hace muchos años, recién elegido Papa Juan Pablo II, conocí a una persona que había seguido de cerca el proceso de elección del nuevo Pontífice: “En Roma –me dijo-, te enteras de todo”. Pensé mucho en el
significado de aquella frase, y llegué a varias conclusiones: primero, que estando físicamente presente en el lugar donde tiene lugar el acontecimiento, es muy posible que mucho de lo que se dice, escribe o escucha, tenga relación con el suceso, máxime si es muy relevante, como lo es la elección de un nuevo
Papa, o lo que dice y hace el Líder “of the free world”, como se denomina en Washington al presidente de Estados Unidos: es decir, que no se habla de otra cosa; tanto, que pudiere parecer que “uno/a está viviendo la noticia en primera persona”. 

Segundo, si el acontecimiento es importante, es altamente probable que prensa, radio, televisión e Internet le dediquen mucha atención, casi, “como si no se hablara de otra cosa”. Tercero, si uno/a, tiene interés personal en la noticia, es posible que ponga mucha atención y procure informarse, tanto estudiando, como hablando con fuentes de información primaria, cuando no con la Fuente misma o “la madre de todas las fuentes”. En Estados Unidos pueden vivirse directamente muchas cuestiones políticas, económicas y empresariales de la primera nación de la tierra que, en Europa conocemos a través de los medios. Lo primero que se nota, en Norteamérica, es la vitalidad empresarial.

Ya escribí anteriormente que, en América, la economía no se para en verano. Da igual que se trate de Carolina del Norte o de Los Ángeles. Lo puedo decir en primera persona. La actividad económica en América es frenética. El movimiento en los aeropuertos es impresionante. Los centros comerciales están llenos. Compañías de gran consumo, como Home Depot y Best Buy tienen resultados trimestrales récord. Sony anuncia que lanza PlayStation 4 y Microsoft empezará a vender Xbox One. Las noticias económicas y empresariales son de tal calado, que llenan las páginas de diarios económicos que –por contraste con Europa-, siguen siendo bastante gorditos, a pesar del impacto en el negocio que les supone Internet.

Sobre este punto volveremos más adelante, porque he realizado estudios recientes desde ADVICE Strategic Consultants y, en “la meca de los negocios”, he moderado debates entre editores de confidenciales, directores de medios de comunicación “tradicionales” y expertos en redes sociales: los mejores del mundo. Personalmente, dedico varias horas diarias a estudiar confidenciales de Economía y Empresa, de madrugada, pero, eso sí, a las 7 de la mañana, ya tengo una docena de periódicos EN PAPEL, en la mesa de mi despacho: hoy, todavía, creo (tengo fe) en ambos entornos, en el analógico y digital. Hay negocio, puede ganarse dinero en el ámbito editorial, tanto de medios como de libros, en los nuevos entornos. Algunos, en Norteamérica, lo han conseguido, y otros, como Barnes & Noble, están luchando por alcanzar el modelo adecuado. 

Lo que no sirve, y no es rentable, es ser frívolo y superficial, en esta materia. Visité una tienda de Barnes & Noble en Miami, inmensa, pero que parecía un cascarón vacío, anticuado, casi sin nuevos títulos y sin clientes. Ayer estuve en otro establecimiento de la misma cadena en Los Ángeles (The Grove) y, por contraste, aprecié que era un buque insignia espectacular, lo cual no evita que Barnes & Noble acabe de anunciar pérdidas en el último trimestre, se plantee separar (un “spin-off) su ruinoso negocio online (Nook), que no puede competir con el Kindle de Amazon, y esté cerrando buena parte de los casi 700 puntos de venta que tiene. Para mí fue doloroso ver libros físicos en Barnes & Noble –y compro muchos- a 35 dólares, que en Amazon pueden adquirirse a 17 dólares. En los últimos días, la prensa americana se ha hecho eco de los problemas de Barnes & Noble, que yo he podido comprobar ahora, con mis propios ojos. La cuestión me afecta, porque, hasta hace poco, hubiera ya comprado 200 libros físicos en las librerías, que ahora compro en Internet (mucho más baratos y no tengo que cargarlos en las maletas por todo Estados Unidos).

Las autoridades de la competencia quieren vetar la fusión entre American Airlines y US Airways, porque al convertirse en la primera aerolínea comercial del mundo –y, por tanto, de la primera economía del
planeta- “los intereses de los consumidores se verían perjudicados y los precios podrían aumentar”. Sea cierto esto o no, las mismas autoridades aprobaron hace años dos operaciones similares protagonizadas, una, por Delta Air Lines, y, la otra, por Continental. El Departamento de Justicia, que dirige Eric Holder, amigo del presidente Obama, quiere proteger los derechos de los consumidores, en un país en el que se viaja bastante en avión. Su mismo departamento, para aligerar (reducir) el número de presos –se ha incrementado en un 800% desde 1980-, va a flexibilizar las normas por las que los reos van a prisión, que se endurecieron fuertemente durante los mandatos republicanos de Reagan y Bush padre en los años ochenta. 

Las noticias económicas y empresariales continúan: el declive de Blackberry está en boca de todos. Ya escribí anteriormente que, en mis estudios de 2006 y 2007 anticipé que, o Blackberry (entonces Research in Motion o RIM) reaccionaba y no se dormía en los laureles, o las cosas podían ponérsele feas: en 2008, cuando el “presidente-electo”, Barack Obama, dijo que no quería renunciar a usar su propia Blackberry, en la práctica no solo se convirtió en el principal patrocinador extraoficial del fabricante de teléfonos, sino que puso de manifiesto que –entonces- la aplicación más apreciada por muchos usuarios de teléfonos inteligentes era el correo electrónico, especialmente en el ámbito corporativo o empresarial. En 2008, la cuota de mercado de Blackberry era del 50%: hoy es del 3% y no es consuelo –como acaba de publicar Financial Times- que su inmediato competidor (Microsoft) tenga una cuota de mercado del 4%. Este –el de los teléfonos móviles inteligentes, es hoy un mercado en manos de dos empresas: Apple, que se lleva el 33% de todos los beneficios, y Samsung, que con su sistema operativo Android, tiene (según datos de IDC del segundo trimestre de 2013) una cuota de mercado del 80%. Es decir: Blackberry y Microsoft han caído en la irrelevancia, frente a competidores mucho más rápidos, eficaces, y continuamente innovadores. 

La lucha entre Samsung y Apple es sin cuartel: por las aplicaciones, por lanzar al mercado el producto más innovador, por mejorar tanto el hardware como el software. ¿Alguien se acuerda de Nokia, que en los años noventa llegó a tener una cuota de mercado del 90%? En el ámbito corporativo norteamericano, cada vez está más de moda el activismo de grandes inversores institucionales: es el caso, por ejemplo, de Carl Icahn, que lucha por hacerse con el control del fabricante de ordenadores Dell Computer, y que acaba de hacer público que tiene una participación muy elevada en Apple, con cuyo CEO (Tim Cook) “ha tenido una agradable conversación”, en la que le ha pedido que Apple remunere más y mejor a sus accionistas. Todo esto sucede cuando el valor en bolsa de Apple ha perdido gran parte del lustre que tuvo hace once meses (¿De 700 dólares, la acción, a 400, en ese período? ¿Qué ha estado haciendo Tim Cook en todo este
tiempo? Como solía decir Steve Jobs, las compañías no deberían ser dirigidas por, ni estar en manos de, “contables”), y cuando expertos y consumidores echan en falta nuevos productos más rompedores
y vanguardistas. 

Sobre la crisis de los gigantes tecnológicos de una economía del pasado, como Hewlett-Packard y Cisco, con necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos (así lo dicen sus propios presidentes), hablaremos próximamente.

Publicado previamente el 23 de agosto de 2013 en mi Blog en Cinco Dias EE.UU y mercados emergentes

Janet Yellen en la FED: mujeres inteligentes al poder en EEUU

De entre las muchas cuestiones que se debate estos días en los entornos políticos y financieros norteamericanos, destaca “el quién será el elegido/a por el presidente Obama para presidir la Reserva Federal, en sustitución de Ben Bernanke”. Bernanke, que ha estado ocho años al frente del banco central americano, no repetirá mandato, a partir de enero de 2014. Y Obama ha de elegir un sustituto, que no sólo refleje su política monetaria –y económica-,  durante su segundo mandato como presidente, sino más allá: hay que tener en cuenta que algunos presidentes de la Reserva Federal han permanecido muchos años en el cargo, con distintos inquilinos en la Casa Blanca: Willim McChesney Martin sirvió durante 19 años (1951-1970) y Alan Greenspan, 18 años (1987-2006).

En el caso que nos ocupa, no solo se tiene en cuenta las aptitudes profesionales de los candidatos que el presidente Obama considera para el cargo de presidente de la Reserva Federal. También está el hecho de que nunca una mujer, aunque tuviera excelentes cualificaciones, había accedido al cargo. Esto podría cambiar ahora. Yellen tiene 67 años, y es una economista liberal con formidables credenciales académicas en la Universidad de California en Berkeley. Supongo no es casualidad que una mujer tan inteligente esté casada con un premio Nobel, George Akerlof. Yellen fue presidenta de la Reserva Federal de San Francisco (una de los doce bancos centrales que componen la Reserva Federal) y, actualmente, es vicepresidenta de la Reserva Federal, con Ben Bernanke. Tiene mucha experiencia, dispone de profundos conocimientos y cree en la economía anticipativa: entre los años 2004 y 2006, Janet Yellen llamó la atención sobre la creciente burbuja que se estaba creando en el sector inmobiliario, aunque, como muchos hacían dinero, no le hicieron caso, a propósito.

Yellen es ferviente defensora de incrementar los controles regulatorios en los bancos. Por ejemplo, quiere aumentar los requerimientos de capital de los grandes bancos, en épocas de bonanzas, para que estén preparados por si vienen tiempos peores. Seguramente, el frente de la Reserva Federal, seguirá poniendo énfasis en mantener bajos los tipos de interés, a costa de la inflación, pero con el deseo de estimular la economía y el empleo. En abril, en una reunión del Fondo Monetario Internacional dijo que “los tipos de interés controlados por la FED deberían, en las actuales circunstancias, mantenerse bajos, durante un largo período de tiempo, aunque esto vaya en contra de la ortodoxia: creo que la claridad de este compromiso será necesario para mantener una política de estímulos que genere empleos y fortalezca la recuperación económica”.

Todos estos argumentos, así como sus credenciales, hacen de Janett Yellen una candidata ideal para presidir la Reserva Federal. Y sería la primera mujer en conseguirlo. No lo va a tener fácil: su contrincante, Larry Summers, lleva luchando con denuedo dos décadas para conseguir ese puesto. Y, por lo se dice en Washington y Nueva York, Summers cree que el puesto le pertenece: fue secretario del Tesoro con Bill Clinton, presidente de Harvard y dirigió el Consejo Económico Nacional del presidente Obama. Nadie duda de sus capacidades profesionales e intelectuales. Sin embargo, a muchos molesta que se crea con derecho a ostentar este puesto: si algo pierde a Summers es su soberbia y arrogancia, según quienes le conocen. Hace muy poco, el mes pasado, en una reunión en la Casa Blanca, con el vicepresidente Joe Biden, Summers empezó por bostezar (imperdonable falta de respeto) para acabar, aburrido, levantándose de la mesa y abandonar la reunión. Sí, Summers será muy listo, pero son muchos los que dicen que no hay quien le aguante, porque todo lo que tiene de intelectual, le falta como persona virtuosa: en otras palabras, no tiene muchas virtudes humanas, aseguran. Hasta en la película sobre Facebook, “La Red Social”, se describe a un Summers -como presidente de la Universidad de Harvard- que no se aguanta ni a sí mismo. Lo que dicen, no son bromitas o habladurías: basta leer Newsweek, New York Times, Wall Street Journal, Bloomberg Business Week, The New Yorkers, Financial Times, Time, The Economist, Washington Post, etc. Sí, todos destacan las excelentes credenciales de Summers, pero critican que se crea con derecho a “ser el elegido”. 

Un grupo de 58 congresistas demócratas se reunió con el presidente Obama el 30 de julio en la Casa Blanca para decirle a la cara, directamente, sin tapujos, que no quieren a Summers al frente de la Reserva Federal. Summers es sinónimo de desregulación, de dar más poder a los bancos para hacer lo que les dé la gana (Summers no vio venir el problema de las hipotecas “Sub-Prime”, en cambio Yanett Yellen no solo identificó el problema, sino que dio la voz de alarma). Está la cuestión de la estrecha relación de Summers con el mismo sector que se supone que un presidente de la FED tiene que regular: el sector financiero; en otras palabras, muchos ponen en solfa que Summers sea un candidato independiente. Es altamente probable que Summers no continúe con la política de estímulos de Bernanke, ni con la compra de 85 mil billones de dólares mensuales en activos que soportan hipotecas, y que pondría a la lucha contra la inflación como prioridad por encima de la lucha por estimular el crecimiento económico y la generación de empleo. Se acabarían los programas de “Quantitative Easing” de Bernanke, que tantos beneficios han obtenido para la economía norteamericana. 

Parece que Obama se inclina por Summers, en detrimento de Yellen. Ciertamente, Summers está haciendo mucha presión  favor de su candidatura. Y es posible que este “lobby” esté influyendo en el presidente Obama: pero que no se equivoque Summers; Obama odia que le condicionen en su toma de decisiones y, como presidente, quiere tener las manos libres para hacer lo que cree que tiene que hacer.
Nosotros pensamos que Janet Yellen es la mejor candidata para presidir la Reserva Federal Americana, por mucho pedigrí e influencia que tenga Larry Summers. Para mi gusto, además de ser inteligente, Summers solo tiene una buena cualidad (obviamente, tiene más): el haber servido a las órdenes de Bill Clinton. Por lo demás, se me ocurren docenas de cualidades humanas y profesionales por las cuales, Yellen le saca cuatro cabezas a Summers. Acabo de releer el libro de memorias de quien fuera presidente de la FED entre 1979 y 1987 (Paul Volcker, “The triumph of persistence”, 2012) y el del actual presidente, Ben Bernanke, (“The FED and the financial crisis”, 2013), así como “The age of turbulence” (Alan Greenspan, 2008) y me reafirmo fuertemente en que Yellen tiene las cualidades apropiadas para ser la próxima presidenta de la FED a partir de febrero de 2014.

Mientras tanto, el mundo sigue, y empresas tradicionales del sector de las tecnologías de la información, que se durmieron en los laureles, hoy pagan “malamente” las consecuencias de su falta de diligencia. En 2008, Blackberry tenía una cuota de mercado del 50%, tanto en consumo como en el ámbito corporativo. Empecé a hacer estudios predictivos sobre la evolución futura de su negocio en 2007: ya entonces “avisé” de la que se les venía encima; no me hicieron caso y, hoy, su cuota de mercado es del 3% y su CEO acaba de anunciar que contempla cualquier opción encima de la mesa: incluso, hasta el vender la empresa. Lo mismo les sucede a pretéritos iconos de las tecnologías de la información en Estados Unidos como Microsoft y Hewlett-Packard. Empecé a realizar estudios e informes sobre la evolución futura de su negocio hace diez años, antes de que comenzaran sus problemas: anticipé las caídas de ventas, y qué negocios evolucionarían mejor y cuáles peor. Tanto en los casos de Blackberry (antigua RIM), Microsoft y HP, muchos informes míos están publicados en medios de comunicación nacionales, internacionales y económicos. Digo esto, porque no quiero que nadie me acuse de la simpleza de “sí, a toro pasado, todos acertamos”. Pues mire usted, no: sobre HP y Microsoft yo ya empecé a escribir en 1991. Y sobre Blackberry en el año 2006. 

Lo que sucede con los países o economías emergentes desconcierta a cualquier experto en economía. El 31 de julio leíamos en dos docenas de medios de comunicación internacionales que los países BRIC
ralentizaban su crecimiento. Incluso, el último número de julio del semanario The Economist, estaba dedicado a esta cuestión. El caso más emblemático era el de China, que sigo de cerca porque estoy escribiendo dos libros sobre su economía, política y sociología. Los datos de exportación, producción
industrial, consumo interno –familias y empresas, es decir, inversión-, etc, no eran buenos. El PIB del segundo trimestre del año fue del 7,5%, versus el 7,5% del primer trimestre. En cambio, aprovechando el puente de la Virgen de agosto, que los anglosajones ni siquiera conocen, resulta que todo ha cambiado a mejor para China: he leído CINCO VECES The Wall Street Journal del 9 de agosto y, si he de creer lo que escriben, la conclusión es clara: “donde dije digo, digo Diego”. Cuatro datos simpáticos sobre la economía china y resulta que, “los emergentes”, vuelven a crecer y triunfar: la realidad es que la supuesta mejoría se mide en decimales: las exportaciones, la producción, el PIB, el consumo, la inversión, etc, chinas, mejoran solamente en unas décimas…, supongo que estamos todos tan necesitados de buenas noticias, que unos pocos decimales positivos son más que suficientes para levantarnos el ánimo.

Honestamente, es más creíble la recuperación de la economía americana. Según datos de la FED, los americanos han puesto sus finanzas en orden, y vuelven a pedir créditos de nuevo, es decir, a endeudarse, pero con garantías y sensatez, gracias a las salvaguardas que estableció la Reforma Financiera de Obama (Dodd-Frank) de julio de 2010, de que hablamos en nuestro segundo volumen sobre Obama (“Obama y el liderazgo pragmático”, LID, 2011). El mayor endeudamiento de familias y empresas americanas “provee a la economía americana de un nuevo motor para la inversión y el crecimiento” ha dicho la FED el 15 de agosto de 2013, cuyos datos muestran que “la riqueza real neta de los hogares americanos ha alcanzado su nivel más alto desde enero de 2007”: hay que recordar que la Gran Recesión, en América, comenzó en agosto de 2007. El crédito para la compra de casas y coches ha alcanzado su punto más álgido desde enero de 2008. El crédito al consumo en América alcanzó 13,8 billones de dólares de junio, y 17,5 billones en mayo: “Los hogares están más abiertos a endeudarse, ya que sus viviendas se están apreciando, los mercados de valores alcanzan valores récord, y la confianza de los consumidores se dispara gracias a las mejores perspectivas del empleo”, dice la FED; hay que tener en cuenta que la tasa de paro está ya en el 7,4%, en julio de 2013, versus el 10,8% de julio de 2009. La FED, como hace el Banco de España en su “Encuesta sobre la Riqueza económico-financiera de las familias españolas”, en que yo he colaborado desde 2005, ha identificado que “los americanos están más cubiertos para hacer frente a sus deudas: los activos líquidos de los hogares –dinero en efectivo, acciones, bonos, etc- se han incrementado en 10 trillones de dólares en los últimos cuatro años”.

¿El déficit público? Los republicanos amenazan con el cierre del gobierno federal en otoño; dicen que no permitirán que, para el presupuesto de 2014, la Casa Blanca pueda aumentar “el techo de endeudamiento”…, la realidad es que el déficit público, este año, alcanza 607 billones de dólares, algo más de 300 billones menos de los inicialmente previstos. Los ingresos han aumentado un 14% y los gastos –fruto del “sequester” de marzo de 2013- se han reducido el 13%. Los republicanos no solo se pelean entre sí, sufren de una crisis de identidad sin precedentes y maltratan a los hispanos y latinos, sino que,
además lo ignoran todo sobre economía.

Me quedo con una nota positiva: Yahoo tiene una primera espada al frente que le está dando la vuelta a la compañía; Marisa Mayer está consiguiendo lo que parecía imposible, que Yahoo vuelva a recuperar el lustre de los primeros tiempos. Otra mujer inteligente y trabajadora en “Corporate America”. Del proceso de paz en Oriente Medio, de Irán, de China, de cómo los republicanos están obstaculizando “Obamacare”, de la rueda de prensa de Obama sobre la supervisión de los (necesarios) programas de espionaje de la  CIA y la NSA, de la crisis en Egipto y la postura americana, del uso de drones contra talibanes en Pakistán o de la salida de la Eurozona de la recesión (crecimiento del +0,3% en PIB, en el segundo trimestre de 2013), hablaremos en otra ocasión, además de la fallida fusión de American Airlines y US Airways, sobre lo cual, hay mucho que decir. 

Mujeres al poder. 

Publicado el 17 de agosto de 2013 en mi blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes