jueves, 9 de octubre de 2014

División en HP: predecible, desde una perspectiva inversora

Mi experiencia es que viendo la CNN norteamericana por la noche te enteras de todo antes que nadie. Así, en 2002 supe de madrugada, hora española, que Hewlett-Packard se fusionaba con Compaq. Y anoche me enteré de que, cuatro años más tarde de lo deseado por Wall Street, HP se dividía en dos empresas. CNN citaba a Reuters, cuya fuente era Bloomberg, quien derivaba en The Wall Street Journal: con razón el mejor inversor de todos los tiempos, Warren Buffet, denomina ese diario la “Biblia de los negocios. Y casi siempre acierta.

La cita del inversor Warren Buffet no es gratuita. Este spin-off tiene sabor, origen y finalidad financieros. De ahí que fuera previsible. Y no porque el malogrado ex CEO de HP, Leo Apotheker, lo hubiera pensando en 2011, sino porque los inversores llevaban mucho tiempo pidiendo a gritos este movimiento corporativo. Cualquiera que haya trabajado en el mundo de las relaciones con inversores institucionales (yo lo hice para una multinacional anglosajona) sabe que a los inversores les importan poco los beneficios pasados, los roadmap de productos, o la generación de demanda. A los inversores institucionales les motiva que, allá donde ponen su dinero, se les garantice un five year business plan donde haya maximización del beneficio de su inversión.

Los inversores pidieron a Meg Whitman que atendiera sus demandas nada más tomar control de la compañía. Ella, hace tres años, se negó: seguía apostando por una HP que tenía de todo, generaba sinergias y venta cruzada. Puso sobre la mesa el famoso plan para darle la vuelta a HP, como a un calcetín, usando el manido vocablo Turnaround (una palabra genérica en inglés), y prometió que, en 2014, la compañía recuperaría el lustre perdido. Sin embargo, la realidad ha sido distinta, y los inversores han visto que el valor de la acción estaba a años luz de donde estuvo en su punto más álgido de la burbuja tecnológica, de los maravillosos años 90 del siglo pasado. Las ventas, que habían llegado a 127 billones de dólares, decrecían hasta los 118 billones y también los beneficios, con la consiguiente destrucción de valor para el accionista.

Mientras tanto, el mercado (corporativo, de pymes y del consumidor), iba por otros derroteros: nuevas tecnologías y tendencias apartaban a HP –y a otras grandes empresas como ella, que venían del mismo mundo- del núcleo duro del sector tecnológico. Un nuevo cuarteto triunfador se hizo con la industria tecnológica, creando nuevos mercados y categorías: Apple, Amazon, Google, Samsung. Y la capitalización bursátil de estas empresas, por lo general, ha sido en años pasados mucho más fuerte que la de HP.

Llegar tarde a movilidad, cloud, Big Data, comercio electrónico o cualquiera otra tendencia en que esas empresas han triunfado enciende las luces de un inversor que pregunta a los analistas financieros y a los analistas de mercado, y recibe de todos la misma respuesta: “tal o cual empresa está perdiendo el tren del presente –por tanto, del futuro- y, en breve, pasará a la obsolescencia”. Esto es lo peor que puede pasarle a una empresa tecnológica. Las viejas alianzas no tienen el mismo valor y significado que antaño y, “¡sálvese quien pueda!”, el mundo “Wintel” (Microsoft e Intel) dejó de ser la tabla de salvación para HP: ni ambas fueron cien por cien fieles (Microsoft empezó a fabricar hardware, por ejemplo) y las dos llegaron tarde a la movilidad. Esto no benefició a HP y su ecosistema de partners.


Buscando más eficiencia para competir

Cuando las estrategias para triunfar no funcionan es hora de pasar al plan B, donde siempre aparece la reducción de costes. La división de HP en dos empresas hará que desaparezcan potenciales sinergias y venta cruzada que, en cualquier caso, los inversores echaban en falta. En cambio, habrá fuertes reducciones de costes. Si, como se ha dicho, las dos nuevas compañías serán más ágiles, más fuertes y estarán más centradas serán capaces de combatir más eficazmente contra la competencia y responderán con más rapidez a las exigencias de los clientes y la dinámica del mercado…, todo esto, en definitiva se traducirá en una fuerte reducción de costes, para su consecución (es lo que se llama una combinación de eficacia y eficiencia). Entre costes a recortar…, los laborales. A los 36.000 empleados que HP ya despidió al culminar su segundo año trimestre fiscal, se llegará a, por etapas, 45.000 y, después, a 55.000, en octubre de 2015. No sorprendentemente, estos ahorres de costes harán aflorar dinero que irá destinado a I+D y a fortalecer los equipos de ventas. HP tiene un excelente equipo humano, sin lugar a dudas, en España.

Las dos compañías nuevas no están en igualdad de condiciones para competir en el mercado. En Hewlett-Packard Enterprise (infraestructura, software, servicios: servidores, almacenamiento, networking y cloud, entre otros) se prevén inversiones extraordinarias para realizar adquisiciones. De cualquier otra manera, esta nueva empresa tendrá serias dificultades para crecer rentablemente, aunque estará en Fortune 50 (no es que falte un cero, sino que estará en la gama más alta del Fortune 500), con una facturación de partida de 58.400 millones de dólares, y un beneficio operativo de 6.000 millones. Ciertamente, tendrá necesidad de movimientos corporativos si quiere competir en pie de igualdad con IBM, Oracle o EMC, entre otros. Estos son más rentables que HP, y son líderes en sus respectivos mercados.

Por su parte, la otra empresa, HP Inc. (sistemas personales e impresoras), que parte de una facturación de 57.200 millones de dólares (también en el Fortune 50), y beneficios de 5.400 millones de dólares, no tiene entre sus planes llevar a cabo inversiones extraordinarias para adquirir otras empresas. En realidad no es la compañía, o su gestor, Dion Weisler quien lo ha decidido: ya lo han pensado otros por él. Tampoco asombra a nadie que Meg Whitman haya querido permanecer como CEO de Hewlett-Packard Enterprise –donde como se decía dentro de HP hace 20 años, “se genera valor”- y como presidenta no ejecutiva de HP Inc., donde la venta de sistemas personales e impresoras se interpretaba, internamente en Hewlett-Packard, como “venta en volumen”.HP Inc., tendrá enfrente duros competidores como Lenovo –que ya le arrebató el estrellato en 2013- y la renovada Dell, entre otros.

No nos llama la atención que HP haya dado ahora estos movimientos, forzada por unos inversores que, ya lo hemos dicho, pedían esta división hace años. En Ebay, donde Meg Whitman fue CEO, sucedió algo similar la semana pasada con la escisión de la plataforma de pago online Paypal. Fue la presión de un inversor activista, Carl Icahn quien hizo posible este movimiento como en el pasado intentara en Yahoo!, Microsoft y Dell, entre otras operaciones corporativas.
Y no nos sorprende, porque, al fin y a la postre, en las empresas no mandan sus gestores sino los accionistas, los inversores, los dueños.

Publicado previamente el 7 de octubre de 2014 en MuyComputerPro

martes, 7 de octubre de 2014

Predictibilidad de los PGE del año que viene

Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) 2015 eran predecibles desde que, el pasado 30 de abril, el Gobierno envió a Bruselas la actualización del Plan de Estabilidad, un nuevo cuadro macroeconómico, y el Plan Nacional de Reformas. Ha habido nuevos matices, como el crecimiento del PIB: este año, +1,3% (+1,2% en abril) y, en 2015, del +2%, frente al 1,8% anterior. Estimamos, entonces, se crearían 600.000 empleos entre 2014 y 2015: el Gobierno afirmó que serán 622.000, dejando la tasa de paro en el 24% (venimos del 26,01%).

La predictibilidad no se deriva de anuncios previos, sino de la coherencia de los planes de estabilidad, cuadros macroeconómicos y planes de reformas de 2012, 2013 y 2014, que han tenido su reflejo en los correspondientes PGE. En 2013 la economía se contrajo el -1,2%. El panorama, tras seis años de crisis, no empezó a despejarse hasta el verano de 2013, cuando la economía pasó del rojo al negro: son ya cuatro trimestres en positivo, con creación neta de empleo. La proyección a futuro de esta tendencia es la que permite anticipar mayores crecimientos y más generación de trabajo. La labor se está consiguiendo gracias a las reformas, y las ganancias de competitividad, traducidas en el aumento de las exportaciones (34% del PIB en 2013) y número de empresas exportadoras (100.000 en 2007; 150.000 en 2014), así como en incremento de la productividad empresarial, vía contención de los costes laborales.

El nuevo escenario macroeconómico sostiene que la demanda interna contribuirá al crecimiento, compensando al sector exterior, en buena parte debido a la desaceleración que está viviendo Europa. Una de las prevenciones que pudiera ponerse a estos presupuestos es el que no prevean suficientemente la “posible tercera recesión europea” (Joaquín Almunia), de la que habla hace meses Mario Draghi y Luis de Guindos ha mencionado recientemente.

La predictibilidad en la economía es una ciencia basada en datos, defienden varios presidentes de la Reserva Federal norteamericana: Alan Greenspan, Ben Bernanke y Janet Yellen.

En lo que a España se refiere, sabíamos que los actuales presupuestos serían como son –y ya lo publicamos con anterioridad–, gracias a las reformas iniciadas en 2012, que están empezando a tener efectos positivos en la economía y, sobre todo, los tendrán a medio y largo plazo: las reformas laboral, financiera y de las AAPP, la consolidación fiscal (alcanzando los objetivos de déficit público), las leyes de desindexación de la economía, la de garantía de unidad de mercado; el Plan Estratégico de Internacionalización de la economía española 2014-2015; la Ley de Apoyo a Emprendedores, la Ley de refinanciación y reestructuración de deuda empresarial, entre otras muchas. Posiblemente, sea este el Gobierno que, desde 1976, mayores iniciativas legislativas haya adoptado en materia económica en menos de una legislatura.

No vamos a repetir lo que las páginas de este diario van a explicar con profusión: la congelación salarial a funcionarios, el aumento del 0,25% de las pensiones, ingresos y gastos, el peso de la deuda y el pago de intereses, etc. Sino poner énfasis en el siguiente reto que, pensamos, debería reflejarse más intensamente en los PGE: la inversión en TIC. Cierto, ahí está la Agenda Digital que ha dado luz a nueve proyectos específicos, especialmente la Ley General de Telecomunicaciones, con impacto directo en el PIB. Pero hace falta más, como ya apuntamos hace un año a propósito de los PGE 2014.

Los PGE-2015 dedican 6.395,40 millones de euros a I+D+i (1,8% del total de inversión; +4,8% sobre año anterior). El presidente del Consejo Empresarial de la Competitividad, César Alierta –presidente de Telefónica– recordó al Gobierno, en una reunión del dicho Consejo, la necesidad de invertir más en I+D+i para cambiar el patrón de crecimiento económico español y desarrollar un nuevo modelo productivo. CEOE y CEPYME (también CCOO y UGT) pidieron lo mismo. La pyme supone (INE, DIRCE, marzo 2014) el 99,88% de nuestro tejido empresarial y 62,8% del empleo. Según la Radiografía de la Pyme SAGE-2014, la pyme española considera las TIC imprescindibles para la gestión de su negocio, en un 7,6 sobre 10.

Como hacen EE UU o Israel, los presupuestos deberían recoger esas demandas y aumentar sustancialmente la inversión en TIC para, de una vez por todas, crear la economía española del conocimiento.

Publicado previamente el 30 de septiembre de 2014 en Cinco Días

SAP y Oracle: la batalla por el cloud está a punto de comenzar

El verdadero valor de un hombre se mide por los objetivos que persigue”, escribió en “Meditaciones” el llamado emperador filósofo romano, Marco Aurelio. La cita y el libro resuenan en mi memoria de cuando, Juan Soto Serrano, expresidente de Hewlett-Packard, me explicaba, hace exactamente veinte años que “hijo mío, hay compañías en el sector tecnológico que son flor de un día, y otras que siempre permanecerán”. Morajela: los grandes líderes empresariales se proponen grandes objetivos, y que su legado perdure.

Un ejemplo que Juan Soto Serrano me puso de las empresas TIC cuya permanencia no estaba asegurada a largo plazo, fue Sun Mycrosystems –entonces, “reina del mambo”, por el sistema operativo Solaris, el lenguaje de programación Java, los servidores…, hoy todo en manos de Oracle, compañía que, al igual que su competidora SAP, es de aquellas que, por contraste -me explicaba Juan Soto-, existirían durante bastante tiempo. Siempre y cuando, eso así, aprendí de Andy Grove (uno de los tres fundadores de Intel, donde dirigí marketing), la empresa y sus empleados se comporten, siempre, anticipándose a los problemas, porque, como él escribió en 1997: “Only the paranoids survive” (solo los paranoicos sobreviven).

Oracle y SAP, cada una a su manera, han tenido que aplicar esa máxima de Andy Grove (por cierto, muy amigo que fue de Steve Jobs y muy amigo que es de Larry Ellison, el jefe de ingenieros de Oracle y, adicionalmente, presidente de su Consejo y su primer accionista, además de fundador): “solo los paranoicos sobreviven”. Cabe preguntarse qué es lo que lleva a ambas empresas (SAP, Oracle), a actuar con paranoia empresarial para seguir triunfando, y en qué consiste esa paranoia que, dicho sea de paso, yo menciono de manera positiva, como se piensa en Estados Unidos, versus la concepción peyorativa que se le da en Europa o, peor aún, en España.

La causa de la paranoia es el cloud. Y el comportamiento en que ha derivado la paranoia, en el caso de SAP y de Oracle, ha sido la de proceder a un buen número de adquisiciones de empresas de todos los tamaños, que les permitan ofrecer, no ya una suite, sino una plataforma desde la que servir a grandes corporaciones todos sus servicios de manera integrada…, y en el cloud, donde ya había competidores completamente nativos y que, por tanto, están siendo los comprados. Nada nuevo bajo el sol de la historia del capitalismo, y la tendencia a las concentraciones de enteros mercados, en manos de muy pocos jugadores, con mucho poder (“The Ascent of Money: A Financial History of the World”, 2008, Penguin Press, de Niall Fergusson; “The Age of Turbulence”, Penguin Press, 2007, Alan Greenspan, entre otras obras que tratan la historia del capitalismo y la formación de oligopolios).

Que ambas empresas dan extraordinaria importancia al cloud lo demuestra, por ejemplo, que, cuando Oracle celebre el próximo 28 de septiembre su reunión anual con clientes y desarrolladores (OpenWorld), la principal charla del evento tendrá por temática: “Oracle’s unique opportunity to be the leader of the next generation of cloud”, en palabras de Mark Hurd, el nuevo CEO al cargo de ventas y marketing: “la formidable oportunidad de ser el líder de la siguiente generación de Cloud”. Esto es mucho más que una declaración de intenciones. Desafortunadamente para ellos, los líderes empresariales de empresas que se consideran nativas en cloud (Salesforce.com o NetSuite), se ríen de lo que consideran una impostura por parte de Oracle y de SAP: su desembarco en la nube. La realidad es que, como diría de nuevo el ex presidente de HP, esas empresas son flor de un día, versus compañías que permanecerán a largo plazo, como Oracle o SAP. En el caso de Oracle, además, -vaya coincidencia-, Ellison es accionista de Salesforce.com y de NetSuite: el día menos pensado, éstas se descuidan… y, (“ouch”!), acaban cualquier día como Sun, Siebel o PeopleSoft, es decir, engullidas por Oracle.

El caso de SAP

También SAP se toma en serio el cloud. Eternamente criticada por lo doloroso que resulta a sus clientes la implantación de su software, a la par que famosa porque el software, toda vez instalado, da altos rendimientos a dichas grandes empresas, SAP ha hecho compras significativas en este ámbito: en 2011 compró SuccessFactors, por 3,5 billones de dólares, y puso a su CEO, Lars Dalgaard, al frente de todo el portfolio cloud de SAP. Sin embargo, no hubo química entre Dalgaard y la fuerte cultura corporativa de SAP. A Dalgaard le sustituyó Calderoni, que había sido CEO de Ariba, otra empresa SaaS comprada por SAP (4,3 billones de dólares, en 2012). Da la sensación de que los directivos que provienen del mundo cloud no lo pasan bien en SAP y, al poco se acaban marchando. Calderoni fue sustituido por Shawn Price.

Al final, SAP ha volcado sus esfuerzos en la plataforma tecnológica HANA…, sin renunciar a Cloud: acaba de comprar Concur, por 8 billones de dólares, al objeto de conseguir una fuerte consolidación en el mundo cloud, hasta el punto de que la suma de ambas constituiría la segunda empresa en la nube (en software de gestión empresarial) del mundo, por ingresos.

Es obvio que la alemana tiene dinero en caja para realizar grandes compras en este ámbito. También Oracle, que anunciará el 28 de septiembre que dispone de 16 billones de cash flow operativo para dedicarlo a ese mismo menester. Típico de Oracle (impronta de Larry Ellison), las primeras declaraciones públicas de Mark Hurd son significativas: “tenemos que atacar; ya hemos doblado el número de comerciales y seguiremos comprando empresas para triunfar en cloud”. Quizá SAP no sea tan agresiva en sus declaraciones, pero sus hechos son más elocuentes que las palabras, como manifiesta la compra de Concur.

Aviso, también, a navegantes, para los comerciales de Salesforce.com o los de Workday…, que todavía esos 16 billones de cash flow operativo salen de la caja de Oracle (o de la de SAP), les compran… y pasan, no ya a convertirse en filiales, sino en meras unidades de negocio (miren lo que le pasó, por ejemplo a Hyperion, con Oracle) de cualquiera de las dos grandes empresas de software. (Desde el punto de vista de quien vende, económicamente, no siempre es tan dramático: muchos dejan de ser directivos y se convierten en millonarios…, y ¡a vivir que son dos días!).

La segunda obra de Tolkien, de la trilogía del “Señor de los Anillos” (“Las dos torres”), acaba con unas prometedoras y sombrías declaraciones de Gandalf: “la Batalla del Abismo de Helm ha terminado: la guerra por la Tierra Media está a punto de comenzar”. Ignoro si Hurd ha leído la obra de Tolkien –me cuadra más, que lea “El arte de la guerra”, de Sun Tzu-, pero sus declaraciones del 23 de septiembre indican que ha desenterrado el hacha de guerra: “The battle for leadership of the cloud is important. It’s time to go on the attack (“la batalla por el liderazgo en cloud es esencial. Es tiempo de pasar al ataque”). SAP no tardará en responder…, y que se preparen las empresas pequeñitas que son flor de un día…, aunque, como me decía Juan Soto Serrano hace veinte años, también citando a Marco Aurelio en las Meditaciones: “Jorge, hay que amar lo inevitable”.

Publicado previamente el 25 de septiembre de 2014 en MuyComputerPro

El ADN de Oracle es de Larry Ellison y sus retos… de Hurd y Catz

No sé qué tiene más mérito: fundar y construir un emporio tecnológico cuya capitalización bursátil alcanza los 177 billones de dólares (Bloomberg), o ser una de las dos personas a quien Steve Jobs escuchaba y de quien admitía consejos, en largos paseos, a lo largo de veinte años (Walter Isaacson, “Steve Jobs”, 2011, Simon & Schuster). Fue Larry Ellison, fundador de Oracle, quien asesoró a Jobs durante sus años de oscuridad, tras haber sido apartado de Apple por –en palabras de Jobs- “una panda de necios y contables”.

Como suele suceder con los genios, esos años de oscuridad de Jobs –que, sea mera coincidencia, en la que no creo, o un patrón estadístico de comportamiento-, fueron de los más relevantes para él, profesionalmente, a la par que tremendamente productivos, de “crecimiento interior”: de ahí, los años de Pixar y, con Pixar, Disney, que revolucionaron la industria del entretenimiento y del cine, al introducir las nuevas tecnologías en un ámbito, hasta entonces, muy alejado de las TIC: los éxitos, como Toy Story, corresponden a esos años en los que un Jobs dolido por no estar donde él pensaba que pertenecía por naturaleza, (Apple) se dejaba asesorar, con buenos resultados, por Larry Ellison.

No le fue mal a Jobs tomar consejos de Ellison: este es la séptima fortuna del mundo; durante más de 25 años, ha sido uno de los CEO de Corporate América mejor pagados y exitoso en los negocios, en el amor y en los hobbies, como la vela, por ejemplo. Altamente competitivo, Oracle adquirió docenas y docenas de compañías, muchas competidoras entre sí, desde PeopleSoft y Siebel a Sun o Micros System, el pasado junio.

Del mundo de las bases de datos, Oracle ha conseguido tener un amplio portfolio de productos y servicios (una suite) que cualquiera lee en la primera página del diario más vendido del mundo todos los días: la del Wall Street Journal, donde Oracle se publicita hace muchos años. Confieso que da gusto escuchar a un directivo tan polémico como Scott McNealy, cofundador de SunMicroSystems, echar piropos a Ellison, a quien dijo odiar hace años y, por supuesto, antes que Oracle le comprara su empresa.

Todo lo anterior, junto a la agresividad comercial de Oracle y la política de fusiones y adquisiciones, que seguirá aumentando, forman parte del ADN de Oracle, tanto como del ADN de Larry Ellison. Por eso, en Wall Street no están preocupados con el supuesto paso atrás que ha dado Ellison, dejando de ser CEO para convertirse en Chairman…: presidente de un consejo de administración donde él tiene la mayoría relativa del capital de Oracle (25%), y al que, por definición, el CEO (co-CEOs, ahora) tendrá que rendir cuentas. La única diferencia está en que, primero, Ellison no responderá ante el consejo como CEO, sino que sus dos nuevos CEOs le rendirán cuentas a él –Chairman del Consejo, donde están los accionistas/dueños de Oracle- y, segundo, que, en un momento en que los ingresos y los beneficios de Oracle han sido un poco inferiores a lo que Wall Street deseaba, lo que cabe esperar, es que el Consejo de Administración de Oracle ponga más presión a sus dos nuevos consejeros delegados: más ventas con más margen (Hurd) y mayor eficiencia en los costes (Catz).

Hurd y Catz tendrán que ganar su puesto con mucho esfuerzo

Ellison será el rey que decida desde el trono, entre los criterios de sus dos lugartenientes venidos, en teoría, a más. En realidad, lo que les espera a Mark Hurd y a Safra Catz es mucha más presión, para que Oracle mejore sus ventas y beneficios. La competencia se mueve muy bien: Salesforce.com en entornos Internet, por un lado, y SAP, entre otros, y por motivos distintos (recientes movimientos corporativos en mundo cloud). Entre otros muchos competidores, por supuesto, en el ámbito del software de gestión empresarial. La cuestión esencial es saber cómo van a lidiar Hurd y Catz con la nueva situación.

Los nuevos co-CEOs de Oracle son muy distintos. Hurd, a quien ya conocemos de sus cinco años en HP (Hewlett-Packard), lleva cuatro años trabajando en Oracle, al frente del front office (ventas, porque marketing, lo que se dice marketing, Oracle hace más bien poco). Catz es veterana de Oracle, con 15 años de experiencia en la casa, gestionando el back office: legal, operaciones, finanzas, etc. Desde el punto de vista de sus funciones, poco les cambia la vida, aunque sí la enorme mayor responsabilidad que ahora tienen y por las que se les va a pedir cuentas.

Además, está la cuestión del cómo se lleven entre ellos. La experiencia en otras empresas del sector, con bicefalias en la cumbre del estilo, no ha sido -en general, buena. Recordemos los casos de SAP o de RIM (Blackberry), entre otros muchos: siempre suele quedar solamente uno…; la ventaja para ellos es que, por llevar Oracle el ADN de Larry Ellison en su naturaleza, no tendrán que estrujarse mucho la cabeza en pensar qué es lo que tienen que hacer.

Hurd ya demostró que es bueno ejecutando lo que otros han pensado antes (recorte de costes, en HP, por ejemplo, como describe Carly Fiorina, CEO de Hewlett-Packard antes que Hurd, en su obra “Tough Choices”, Portfolio Trade, 2007). Hurd solo tiene que cumplir sus cuotas de ventas y excederlas. El caso de Catz…, hay un debate en las multinacionales anglosajonas, en los últimos seis años, sobre si los financieros deberían tener más poder que colegas, durante años de crisis: suelen tener los pies en la tierra, más que los vendedores, que muchas veces viven de expectativas…, reales o no. Por contraste, los financieros se agarran a cuestiones tangibles, que se reflejan en una hoja Excell. Steve Jobs tenía ideas muy claras sobre los financieros: “nunca dejéis la gestión de la empresa en manos de contables”. Aparentemente, Ellison, pensaba lo mismo, según narra Isaacson, en su magna obra sobre Jobs.

Dicho lo cual, y mientras ingenieros y tecnología, más la mayoría relativa de las acciones de la empresa, y el puesto de presidente del consejo, estén en manos de Larry Ellison, pocas cosas cambiarán en Oracle. Para eso, habría que cambiarle el ADN, cuestión casi imposible, por no decir estadísticamente improbable.
 
Publicado previamente el 23 de septiembre de 2014 en MuyComputerPro

Economía China: de la armonía de Hu Jintao, al dilema de Xi Jinping

XiJinping ascendió a la Secretaría General del Comité de Central del Partido Comunista Chino (marzo 2013) prometiendo un programa de reformas que permitieran seguir creciendo la economía. No es que su promesa fuera electoral y tuviera que rendir cuentas a los votantes. Su compromiso era con los dos pilares que garantizan la estabilidad en un país de 1.500 millones de personas: el Partido Comunista y el Ejército. Ahora bien, una excesiva divergencia entre esos dos baluartes en que se asienta el sistema y la sociedad, podría provocar un cisma con consecuencias sociales imprevisibles. 

De aquí que la economía entre en la ecuación como un factor esencial de la estabilidad del país. Las revueltas estudiantiles en Hong Kong son una broma -más bien, un mosquito- para el Gobierno chino, que podría acabar con ellas con más rapidez y eficacia que con la Revuelta de la Plaza de Tiannamen.
El capitalismo de estado chino ha generado crecimientos económicos de dos dígitos durante tres décadas. 400 millones han salido de la pobreza. Una incipiente clase media -todavía, con ingresos netos anuales situados en un 25% de los norteamericanos o europeos- que se agrupa en la costa, y un millón de personas con más de un millón de dólares -por eso, se les llama millonarios- han cambiado la realidad de China que conoce el mundo exterior. Shanghai es un "show room" con impresionante distrito financiero, altísimos rascacielos, escenario de películas de acción y espionaje occidentales (Skyfall, Misión Imposible...), pero China no es Shanghai, como tampoco es Pekín. Y tampoco la inmensa China se identifica con los espectaculares centros de producción de Guangdong o Chongquing, con fábricas de 800.000 trabajadores...

La primera conclusión del crecimiento económico chino iniciado en 1979 por Deng Xiaoping es los enormes desequilibrios que ha generado dicho ascenso: la sociedad china no es el paraíso comunista -espejismo falso de la realidad- en que todos tienen de todo: unos pocos tienen muchísimo, unos cuantos, tienen algo, una inmensa mayoría apenas tiene. En esto, China no se diferenciaría en demasía del resto del mundo desarrollado, a no ser por el tamaño, las dimensiones.

A los desequilibrios sociales se une otra conclusión: la divergencia entre demanda interna y la externa. Hasta ahora, la gran fábrica del mundo que es China ha producido muy barato para exportar a bajo coste. Las exportaciones han expoleado el PIB, hasta ahora, cuando la economía mundial -lo dijo el 2 de octubre de 2014 el FMI- empieza de nuevo a ralentizarse, excepto en Estados Unidos. Xi Jinping no prometió un crecimiento armonioso -"sociedad armoniosa"-, como el de su predecesor, Hu Jintao. Su gran reto ha sido, desde marzo de 2013, aumentar la capacidad de consumo de los chinos para incrementar el consumo interno y compensar la caída de las exportaciones. Para eso, es menester hacer crecer el poder adquisitivo de los ciudadanos. Lo cual, en China, es opuesto a una política de altísima productividad basada en mucho factor trabajo a bajísimo coste salarial. De hecho, en los últimos doce meses, los costes laborales chinos ha  aumentado, por lo que sus fábricas son menos productivas. Gigantes americanos -Apple, Wall-Mart- han aprovechado para "volver al cacareado y popular (populista) made in America" y devolver significativa producción a Estados Unidos, lo que explica -solo muy parcialmente- la caída del desempleo en Norteamérica.

La realidad es que Xi Jinping está teniendo que elegir, entre seguir con sus reformas o espolear el crecimiento económico. No puede hacer ambas al mismo tiempo, por los vicios innatos al sistema chino, que no es inclusivo en sus instituciones, por no ser democrático ("Why nations fail", 2012, Harvard). Las medidas de estímulo económico puestas en marcha por Xi han tenido impacto, solo inmediato, y la segunda economía del mundo en tamaño, no va a poder evitar una fuerte caída del mercado inmobiliario, y un mayor descenso de la producción industrial: en agosto pasado, aquella cayó el 6,9% -año sobre año-, el crecimiento más bajo desde la Recesión de 2008.

El Gobierno no puede impulsar paquetes de estímulo de estilo de los de Barack Obama en Estados Unidos (787 billones de dólares en febrero de 2009; 400 billones adicionales en septiembre de 2011): se encuentra con altísimos niveles de endeudamiento de bancos -entre los mayores del mundo-, empresas -muchas, estatales- y gobiernos, a todos los niveles de la administración.

El PMI chino, en septiembre, permaneció en el mismo nivel que el mes de agosto: el 51,1. ¿Anecdótico? No, sintomático: es ya una tendencia, en 2014. La cuestión es qué va a hacer Xi Jinping ahora. Tiene dos opciones: tomar fuertes medidas, como recortar mucho los tipos de interés, al igual que Estados Unidos y Europa, o aceptar (resignarse) a la ralentización de la economía, con aumento del desempleo y menor crecimiento. Esto segundo no es una opción,  para un Secretario General del Comité Central del Partido Comunista Chino. Hoy, las "purgas" no son como las de Mao, son más amables, sutiles y..., armoniosas..., pero las hay.

Sería la primera vez que China no cumpliera, en un escenario hipotético, con su objetivo de crecimiento económico, del 7,5%, para este año. En Europa, acogeríamos ese crecimiento como maná llovido del cielo, pero para la economía china es un nivel ligeramente por encima del recesivo: China necesita expandirse dos dígitos, pero crecimientos de estos, "are long forgotten", han quedado en el olvido. Bloomberg, Wall Street Journal, Barclays, The Economist Intelligence Unit, HSBC..., todos coinciden en que, o Xi Jinping, timonel -grande o pequeño, no sabemos, pero todo indica, que mediano tirando a grande- tendrá que tomar decisiones pronto, y que serán drásticas, para estimular el crecimiento.

Los estudiantes de Hong Kong manifestados con teléfonos móviles, no cualifican ni como "china (piedra) en el zapato de China"...

Publicado previamente el 3 de Octubre en mi Blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

Isidoro Álvarez, un hombre bueno... y presidente de El Corte Inglés

El 14 de septiembre de 2014 falleció un hombre bueno, de extraordinaria calidad humana. Desde Carme Chacón (PSOE) a Alberto Ruiz Gallardón (PP), todos han alabado las virtudes humanas de quien fue un hombre bueno: fortaleza, disciplina, capacidad de trabajo, entrega, lealtad y, sobre todo, humanidad, palabra que lo expresa y resume todo.

En épocas en que si un líder de opinión no aparece mucho en los medios de comunicación encumbrándose como gran gestor -lo sea, o no-, Isidoro Álvarez optó por la discreción: todo el protagonismo, para la empresa que dirigió, el Corte Inglés. Sin embargo, los que le conocían y, por supuesto, todo el ámbito empresarial español y europeo, reconocen que era un formidable gestor que, basándose en esa gran virtud empresarial que es la anticipación, tenía todo preparado, incluso la sucesión. Lo que quería decir que no se consideraba imprescindible -aunque lo fuera-, como debe pensar todo excelente gestor.

El nivel de conocimiento, de notoriedad de Isidoro Álvarez, entre población general, no era tan elevado como el de otros. César Alierta (presidente de Telefónica) e Isidre Faine (presidente de La Caixa) son más conocidos, pero Isidoro Álvarez comparte con ellos otros conceptos como "la favorabilidad", "la simpatía", la "buena imagen", "la reputación" y, muy esencialmente, "el ser gestor que contribuye al negocio". Hay otros líderes empresariales que son muy conocidos -conocidísimos-, pero caen mal, tanto a líderes de opinión como a población general. No Isidoro Álvarez, presidente de El Corte Inglés.

Su empresa es una de las más conocidas de España, según el Estudio ADVICE de éxito empresarial. Es muy conocida y cercana para 9 de cada 10 españoles mayores de edad. Su presencia física llega a todos los rincones de España y Portugal, gracias a sus centros comerciales. La excelencia de El Corte Inglés se manifiesta en que siempre ha destacado por sus altísimos índices de calidad de sus productos y servicios, y por la muy buena atención al cliente. Su presencia en la comunidad, le hizo referente en Responsabilidad Social Corporativa, tras la Obra Social de La Caixa.

El Corte Inglés es una columna esencial que sostiene la economía y la sociedad españolas. Es imposible entender España sin El Corte Inglés. Durante décadas, todas las ciudades de España han querido tener un centro de El Corte Inglés, como las ciudades medievales querían tener una muralla con puerta y llaves. Es signo de modernidad. El Corte Inglés es mucho más que centros comerciales: la diversificación de sus negocios le ha convertido en referente en todas las categorías de servicios y productos imaginables; es la única compañía "que tiene de todo". Su facturación supone un 1,4% del PIB de España y, si directamente emplea a 94.000 empleados, indirectamente sostiene a más de un millón, gracias a las miles y miles de pymes que tratan con El Corte Inglés.

Es una empresa que conoce los hábitos de los consumidores. Consciente de la evolución hacia el comercio electrónico, El Corte Inglés hace ya años que se expandió a Internet, donde desde 2009 no tiene nada que envidiar a Amazon en España, liderando muchos meses las cifras de ventas. 

Recientemente, El Corte Inglés, ya referente en Europa gracias a los centros comerciales, donde ya ostentaba el liderazgo, decidió dar el paso a encabezar el comercio electrónico en Europa y sus primeros pasos están siendo exitosos. A ello se une una potencial expansión a Estados Unidos, que se hubiera visto beneficiada por la culminación del Acuerdo de Libre Comercio entre Europa y Estados Unidos.

Se nos va un gran empresario, sí, pero sobre todo, una gran persona. Pocas veces hay tanta unanimidad en calificar a alguien de "bueno". Pero así es. Descanse en paz.

Publicado previamente el 15 de septiembre en Cinco Dias

lunes, 6 de octubre de 2014

USA: 10 millones de empleos en cinco años..., más los 142.000 de agosto

Leo con gran sorpresa que algo tan genérico como "el consenso de analistas" o "el mercado", se han llevado las manos a la cabeza con el último dato de paro de Estados Unidos. Allí se crearon 142.000 empleos netos nuevos en el mes de agosto. Parece ser que alguien esperaba que se generaran más de 200.000 empleos. Curiosamente, los mercados de valores -al menos, los norteamericanos-, ni se inmutaron: el DJ siguió su estela ascendente, el SP-500 -dicen los economistas y analistas con nombres y apellidos entrevistados por Bloomberg y por The Wall Street Journal- continuó imparable hacia el 3.000, tras haber pasado su record histórico de los 2.000 puntos. Estos analistas y economistas saben más que los anónimos "consensos y mercados". He vivido en Estados Unidos en el último mes y medio y he visto trabajo y consumo en todos los rincones de América.

Es asombroso observar cómo muchos se dejan llevar como veletas por el último dato; y corren desaforados con pánico, sin orden ni concierto, sin criterio. De tal manera que, pareciera, según esos comportamientos, que un día Norteamérica va a comerse el mundo y, al día siguiente, va a hundirse en la miseria. Qué maravilla, frente al atolondramiento de los frívolos y superficiales, es fijar la atención en las tendencias, en la evolución, en las causas..., y en los efectos. De otra manera, la vida económica y empresarial es un sin vivir. La economía americana, como el propio país, está llena de contrastes. Pero tiene una lógica interna, sin la cual, no se entiende nada. Ejemplos hay muchos:

El primer trimestre del año 2014 nos dio el susto de la fuerte contracción del PIB en un -2,9%. Los frívolos se escandalizaron, y los libertarios dijeron: "si ya lo decíamos nosotros, Obama no sabe dirigir la economía y así está el índice de aprobación de su gestión, en mínimos históricos". El Departamento de Trabajo estadounidense explicó el papel que el duro invierno había jugado negativamente en el crecimiento económico, porque se produjo una fuerte contracción de la demanda. Alguno se rió, pensando que se trataba de una excusa sin fundamento.

La realidad es que, desde 1939, este fenómeno -la influencia de la metereología en el desempeño económico- ya había sucedido: durante los 8 años en que Bill Clinton fue presidente (1993-2001), se crearon 22 millones de empleos o, lo que es lo mismo, una media de 240.000 empleos mensuales. Hubo una excepción: el invierno de 1996, cuando Clinton inició su segundo mandato, lleno de nevadas, debido a lo cual, se crearon, solamente 2.000 empleos menos en el mes de enero: 220.000, por tanto. Por lo demás, de todos es sabido que, con Clinton, gracias a las nuevas tecnologías e Internet, no solo hubo crecimiento económico y generación de empleo de calidad, sino también, fuertes aumentos de productividad empresarial (media anual del 3%, con aumento de la fuerza de trabajo, también cada año, del 1%).

El PIB creció el 4,2% en el segundo trimestre del año, así que "los analistas anónimos" se quedaron sin argumentos para atacar al presidente Obama: por supuesto, ese crecimiento se debió al inicio de la temporada de verano, de la misma manera en que hubo ralentización en el invierno. ¿Y qué pasó con el empleo? En los seis primeros meses del año, se generaron 1,4 millones de puestos de trabajo o, lo que es lo mismo, 240.000 empleos mensuales de media, como en la entera era Clinton. Y, esto, con decrecimientos del PIB (-2,9%, primer trimestre) y con aumentos del PIB (+4,2%, segundo trimestre).

Agosto no ha sido un mes tan bueno para el empleo, por los ya dichos 142.000 empleos generados en dicho mes en el sector privado. La tasa de paro, eso sí, descendió al 6,1%. Todo hace indicar que, el objetivo de llegar al 5,5% de tasa de desempleo llegará en 2016, a mediados de ese año, facilitando la labor del candidato/a demócrata que quiera suceder a Obama en la Casa Blanca. La tasa de participación quedó en el 59% (baja para los estándares históricos desde finales de la Segunda Guerra Mundial).

¿Quién encontró trabajo? Aquellos con mejores estudios y cualificaciones profesionales en dos sectores concretos de actividad: los Servicios Profesionales y las Tecnologías de la Información, así como en la Sanidad. En el primer caso, de todos es sabido que las TIC e Internet tienen un efecto de arrastre de la demanda, en el resto de sectores empresariales y en el consumo, que supone el 70% del PIB americano. En el segundo caso, parecería que la afluencia de millones de americanos con seguro médico, gracias a la Reforma Sanitaria de Obama (Obamacare, o Affordable Care Act) tiene efectos positivos en la economía, pues los pacientes requieren tratamientos, medicamentos, etc, a los que han de dar respuesta hospitales, laboratorios y personal sanitario -médicos, enfermeros/as-, que antes no eran menester: una vez más, se ha estimulado la demanda de productos y servicios y, por tanto, el consumo.

De acuerdo, 142.000 empleos con un crecimiento del 4,2% de PIB son pocos puestos de trabajo. ¿Son muchos 268.000 al mes, en el primer trimestre, con un decrecimiento del PIB del -2,9%? Intuyo que también. Luego, ¿con que cifra nos quedamos? La respuesta es terminante: con ninguna. Examinemos qué ha pasado desde que se inició la recuperación económica en junio de 2009: el PIB ha crecido una media del 2,2% y se han generado 10 millones de puestos de trabajo en el sector privado en los últimos 54 meses. Es el período más largo de creación de empleo desde 1939, en Estados Unidos. Y esta es la tendencia que verdaderamente importa.

Publicado previamente el 9 de septiembre de 2014 en mi blog de Cinco Dias: EE.UU y mercados emergentes

Elecciones en noviembre en Estados Unidos: perspectivas electorales

La historia electoral de Estados Unidos muestra que la teoría de la inevitabilidad de la victoria no siempre se cumple. Durante 2007 y hasta mediados de 2008, Hillary Clinton -y, con ella, medio país- creyó que su victoria era inevitable: sería candidata presidencial demócrata y, posiblemente, la primera mujer presidenta de Norteamérica. Pero un factor inesperado en la ecuación -la aparición del desconocido Barack Obama-, tiró por tierra las expectativas de Clinton.

En el verano de 2014, América vive la precampaña electoral de las Mid-Term Elections, por las que se renovarán parcialmente las Cámaras de Representantes, el Senado y bastantes puestos de gobernador. Actualmente, los demócratas tienen una mayoría simple en el Senado, que permite gobernar a Obama, versus la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana hace todo lo posible por bloquear la agenda del presidente. Tanto es así que éste, recientemente, ha dicho que estaba dispuesto a gobernar haciendo uso de sus prerrogativas presidenciales y, ante ese aviso a navegantes, los republicanos han respondido amenazando con llegar a juicio al presidente. La ironía del anuncio de John Boehner de proceder a un "impeachment" de Obama es que está consiguiendo lo que los demócratas no lograban por sí solos: movilizar a su base electoral a favor del partido: cuanto más atacan al presidente, más fuerte se hace la alianza electoral demócrata, muy variopinta según variables sociodemográficas: hispanos y latinos, afroaméricanos, judíos, clase media, demócratas de toda la vida, católicos, mujeres...

La verdadera campaña electoral se da dentro del bando conservador, que no republicano. Porque la auténtica guerra es ideológica y se produce por dirimir quién tiene las credenciales más conservadoras dentro del bando republicano. Los miembros del Tea Party, pocos pero muy bien organizados, han iniciado una batalla electoral orientada a buscar la pureza ideológica republicana, supuestamente acudiendo a principios constitucionales tan genéricos como la libertad de mercado, las bajadas de impuestos y la reducción del peso del estado en la vida de los ciudadanos.

Los miembros del aparato del partido republicano son vistos con sospecha, por no ser considerados suficientemente "puros" ideológicamente. Eric Cantor, el ex líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, perdió las elecciones primarias a favor de un desconocido profesor de economía, David Brat, representante del Tea Party, el pasado 10 de junio, a pesar de que Cantor tenía un track record de haber votado en clave muy conservadora en el 95% de las votaciones en que participó. Hasta la cadena FOX mostró su sorpresa, aunque contenta con mantener su cuota de audiencia, apoya manifiestamente a los candidatos más conservadores y representantes de lo que hace más de medio siglo se llamaba el "establishment WASP". El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell -el mismo que dijo tras la primera victoria de Obama en 2008, que su única misión era impedir la reelección del presidente en 2012; obviamente no lo consiguió- ha tenido que invertir 11 millones de dólares en publicidad para defender sus credenciales conservadoras frente a oponentes mucho más puros ideológicamente.

Si Ronald Reagan viera el panorama del partido republicano, se llevaría las manos a la cabeza. Reagan creía en una América en la que apenas había hispanos y negros y en que los católicos, como el presidente Kennedy, eran una anomalía. La realidad es que hoy los hispanos son el 13% del electorado, los afroaméricanos suponen el 12% y hay 80 millones de católicos. La América uniforme en la que creía Reagan, ya no existe, y no es que no existiera en los años ochenta del siglo pasado, sino que Reagan no quería verla porque no le gustaba, de la misma manera en que en la cadena FOX de representa solo a una muestra no representativa de la sociedad americana en que todos son guapos, rubios/rubias, ricos y protestantes: no hay ni latinos, ni negros, ni judíos ni católicos.

Evidentemente, estoy reduciendo la realidad hasta el absurdo para ilustrar el siguiente dato: hoy, las encuestas -todas- dan a los republicanos unas probabilidades del 60% de ganar la mayoría simple en el Senado, obteniendo posiciones en Michigan, Georgia, Carolina del Norte, Colorado y Alaska. En la Cámara de Representantes, las encuestas ni se molestan en elaborar escenarios, sino que directamente otorgan la victoria a los republicanos, con 230 congresistas conservadores versus 188 demócratas. Los republicanos ganarían 23 puestos de gobernador versus 17 de los demócratas.

Es cierto que el presidente Obama no pasa por su mejor momento ante la opinión pública: 41,7% de ciudadanos aprueban su gestión, frente al 54,5% que la rechaza. A estas mismas alturas de su mandato, George Bush hijo, tras su gestión del Huracán Katrina y el estado de las guerras de Irak y Afganistán, apenas pasaba del 20% de aprobación, por lo que todo es relativo en esta vida terrenal. Los ciudadanos, en las mismas encuestas que estamos citando, rechazan aún más la gestión de senadores y congresistas, a quienes califican peor que al presidente, y el 43,7% aprueban a los demócratas versus el 41,2% que lo hacen a los republicanos, que, por tanto, salen peor parados.

El 64,3% de los americanos creen que el país va en la dirección equivocada. A muchos da miedo los atrevimientos del presidente Putin, con una Rusia que quiere pisar fuerte en la escena internacional: en agosto de 2008 fue Georgia, y en agosto de 2014 le ha tocado el turno a Ucrania. Pero los americanos no quieren ir a la guerra con Rusia. Los acontecimientos en Oriente Medio tampoco animan: ni el enfrentamiento en Gaza entre Hamás e Israel, ni la potencial amenaza nuclear de Irán, a quien el presidente ha ofrecido una moratoria de seis meses en las sanciones económicas, para volver a la mesa de negociación. Muchos republicanos ven débil al presidente y, como ha hecho recientemente el ex presidente Dick Chenney, avisan de la amenaza de un atentado terrorista, mucho peor que el del 11 de Septiembre de 2001, si Obama no actúa con más fuerza.

La posible implicación de Estados Unidos en los conflictos de Libia y en la guerra civil en Siria, no anima en demasía a la mayoría de la ciudadanía que, como hasta ahora, preferían mayoritariamente la actitud distante, y comportamiento aún más distanciado del presidente Obama: dos guerras en Oriente Medio ya fueron más que suficiente para la opinión pública.

Hay elementos esenciales de la agenda doméstica de Obama que tienen problemas para salir adelante apropiadamente: la reforma de la inmigración del presidente está parada en la Cámara de Representantes -aunque aprobada en el Senado-, mientras miles de niños inmigrantes se agolpan en la frontera con México y el gobernador Perry manda a la Guardia Nacional para restablecer el orden -se me escapa la relación causa efecto o simple correlación entre 1.000 militares armados y miles de niños hispanos necesitados de atención médica-. La reforma de la Sanidad ha tenido fuerte rechazo en los tribunales, al menos en lo que se refiere a la objeción de conciencia por motivos religiosos: las empresas no tendrán porqué financiar abortos o contracepción a sus empleados a través de "Obamacare", si el hacerlo va contra sus principios éticos y/o religiosos. Los casos de espionaje vuelven a estar de moda: la CIA pide perdón (su Director, Brennan) porque han espiado a miembros del Senado que a su vez investigaban en comités las técnicas de interrogación de la CIA durante la Guerra contra el Terror. Y el director de la Hacienda Pública (IRS) probablemente tendrá que dimitir "bien por malo, bien por tonto, o por ambas cosas a la vez", al afirmar que ha perdido correos electrónicos que demuestran que sus subordinados discriminaron fiscalmente a organizaciones y asociaciones del Tea Party.

Todas estas cosas son importantes, especialmente para la opinión publicada. Pero no lo son tanto para la opinión pública: a ésta le sigue, como siempre, interesando sobremanera la economía y el empleo; la primera crece al 4% en PIB trimestral y el segundo se traduce en creación de 278.000 puestos de trabajo cada mes, desde que comenzó el año, descendiendo la tasa de paro al 6,1%.

El estado positivo de la economía y los ataques republicanos al presidente Obama están haciendo confluir a las familias demócratas a favor del partido del presidente. En cambio,la lucha ideológica está desangrando al partido republicano. Ronald Reagan pensaba que su partido -hay que recordar que él fue demócrata antes que republicano y representante de actores en su sindicato en Hollywood- solo podía ganar elecciones si mantenía unidos tres grupos: los conservadores sociales y/o religiosos, los que apoyan fervientemente el mundo de los negocios y los muy agresivos en defensa y política internacional. Estos tres grupos, por variables sociodemográficas, tienen poco que ver entre sí, es muy poco lo que les une hoy más allá del partido republicano. Pero si no confluyen electoralmente -versus la unión de clase media, negros, hispanos, judíos y católicos en torno a los demócratas- estos tres grupos, muy bien podría suceder lo que tanto temía Ronald Reagan: que, a pesar de tener unas expectativas electorales del 60%, los republicanos se queden en un partido de estimación de voto del 30%, con lo que nunca podrían gobernar. 

Como le gustaba citar a Ronald Reagan, "ya decía Nuestro Señor que una casa dividida contra sí misma no podrá prevalecer". Y los republicanos viven en una jaula de grillos donde unos están enfrentados contra otros. No les arriendo la ganancia y, si volviera Reagan, se llevaría las manos a la cabeza, de nuevo: de él es la frase de "el undécimo mandamiento consiste en no atacar nunca a un compañero de partido republicano".

Publicado previamente el 1 de agosto en mi blog de Cinco Días EE.UU y Mercados Emergentes

EEUU, el 4% de PIB, y el retorno a la prosperidad

En "Return to prosperity. How America can regain its economic superpower status" (Threshold Editions, 2010), Arthus B Laffer y Stephen Moore predijeron la vuelta al crecimiento económico, de la manera fuerte y sostenida que ahora estamos viendo, cuatro años después de haber publicado el libro (2014 versus 2010, cuando pocos creían en la recuperación).

Como sostiene Hillary Clinton en su segundo libro de memorias, "Hard Choices" (Simon & Schuster, 2014), "el presidente Obama tiene una mente analítica que lo estudia todo". Esto se aplica de manera especial a la economía, a la que el presidente ha dedicado buena parte de su atención desde enero de 2009. El Producto Interior Bruto ha crecido una media mensual del 2,2% desde junio de 2009.

En el segundo trimestre de 2014, el PIB aumentó el 4%. No nos sorprende, porque los estudios publicados por ADVICE Strategic Consultants a principios de año y hechos públicos en Cinco Días ya indicaban que -cuando terminara el invierno- la economía repuntaría fuertemente. La firma ADP estima más de 210.000 empleos nuevos en julio, a los que habrá que sumar los potencialmente creados por el sector público. Quinto mes consecutivo generando más de 200.000 puestos de trabajo cada mes.

El presidente Obama no lanzó las campanas al vuelo, aunque las noticias economicas positivas serán explotadas por los demócratas en la campaña electoral que se avecina, en noviembre de 2014 ("Mid-Term Elections") en que las encuestas actuales vaticinan victorias republicanas para muchos gobernadores, congresistas y, quien sabe, si también en el Senado, donde hoy vemos empate técnico entre los dos grandes partidos. Obama afirmó que se alegraba que el PIB creciera, así como los beneficios de las grandes empresas... "pero ahora quiero ver que un americano normal consigue un trabajo de 9 a 5 y, después, puede seguir haciendo horas extras y ser pagado por ellas por encima del salario mínimo".

Efectivamente, el gran reto de la recuperación va a ser el aumento de los salarios y del poder adquisitivo de las familias. Previsiblemente, esto sucederá a lo largo de los siguientes 24 meses, de una manera tan sólida, que consolidará fuertemente la recuperación económica, y el legado económico que Obama dejará a su sucesor o sucesora, será inmejorable. Hoy, la tasa de paro está en el 6,1% y, en dos años podría descender al 5% o, lo que es lo mismo, el pleno empleo.

En la última semana de julio, Conference Board anunciaba que la confianza del consumidor alcanzaba su nivel más alto desde julio de 2007. Y el consumo ha aumentado el 1,69% -y el consumo, recordémoslo, supone el 70% del PIB americano-, gracias a la compra de coches, mobiliario y alimentos. La inversión empresarial se incrementó el 0,68%, porque las empresas entendieron que, tras el invierno económico, vendría la primavera económica: las familias consumieron mucho menos en el primer trimestre, no porque no quisieran, sino porque no pudieron, debido al mal tiempo, de tal manera que el PIB decreció el -2,1% (menos de la estimación inicial del-2,9%).

La inversión residencial repuntó el +0,23%, y los inventorios el 1,66%, de tal manera, que los almacenes han estado repletos de bienes listos para ser servidos en el canal de distribución, toda vez que las familias, con más empleo, más poder adquisitivo y, sobre todo, más confianza, han ido a los centros comerciales a comprar. La inversión pública aumentó el 0,3% y, tan solo las exportaciones contribuyeron negativamente al crecimiento (-0,61%, lejos del +7% del primer trimestre).

No es mala cosa que las importaciones sustituyan a las exportaciones como aportación positiva al crecimiento económico: es síntoma de que se recupera la demanda interna y, por tanto, el consumo y la inversión. Si este dato se confirma en los próximos seis meses, la economía americana estará en la rampa de lanzamiento del "retorno a la prosperidad".

Publicado previamente el 31 de julio en mi Blog de Cinco Días: EE.UU y mercados emergentes

La Revolución del Gas Natural en Estados Unidos: geopolítica, economía y medioambiente

Las grandes compañías energéticas norteamericanas disponen de servicios de estudios que publican previsiones periódicamente. Ninguna de ellas había previsto la fuerte recuperación de la producción de gas y petróleo en Estados Unidos, que ahora se está produciendo. Posiblemente porque no habían tenido en cuenta la tecnología propia, "made in the USA" que lo ha hecho posible.

La producción de petróleo en Norteamérica ha decrecido en los últimos cuarenta años, pero América va camino de convertirse en el primer productor de dicha energía en 2015. Los últimos datos de la Agencia Internacional de la Energía así lo ponen de manifiesto. También el gas natural se había producido en mucha menor proporción en las últimas cuatro décadas. Sin embargo, la US Energy Information Administration asegura que, con el ritmo de producción actual, y manteniéndose los actuales ratios de consumo, Estados Unidos tendría asegurados 100 años de provisión de gas natural. El consumo se irá reduciendo, conforme aumenta la eficiencia energética y su uso inteligente, por lo que la Administración norteamericana estima un escenario de independencia energética de hasta 200 años.

La producción de crudo seguirá incrementándose más del 25% al día, hasta los 9,3 millones de barriles diarios en 2015, alcanzando su nivel más alto desde 1972, un año antes de la primera crisis del petróleo. La producción diaria de gas natural, que creció un 5% en 2013, aumentará fuertemente, y convertirá a Estados Unidos en su primer exportador neto mundial, en 2018.

Desde el punto de vista estadounidense, se trata de noticias positivas para el crecimiento económico, el aumento del consumo doméstico y la renta disponible de los hogares, al igual que para la política del presidente Obama de protección del medioambiente, así como para la seguridad nacional de Estados Unidos, para quien es necesaria la independencia energética, como ya dijimos previamente.

Dado que las reservas de gas natural americano son enormes, y que la enegía en Estados Unidos es mucho más barata, la factura energética va a ser mucho menor en todo el país. Y el gas natural está sustituyendo a energías mucho más "sucias", como el petróleo y el carbón, para generar electricidad. Desde el punto de vista geopolítico, conforme Norteamérica importa menos energía de los países del Golfo Pérsico y de China, se convierte en más libre de tomar decisiones a favor de sus intereses en la escena internacional. Y, desde el punto de vista económico, estudiosos tanto conservadores como liberales -Fareed Zakaria, Thomas Friedman, Joseph Stiglitz, Paul Krugman, etc- están de acuerdo en que el auge energético norteamericano es el principal logro económico y social del país, junto con la explosión de Internet en los años 90. Grandes empresas españolas como Gas Natural Fenosa están liderando el proceso en Estados Unidos.

La protección del medioambiente es esencial y la EPA, obedeciendo directrices del presidente Obama, ha puesto en marcha programas para reducir las emisiones de CO2, que, de hecho, están ya decreciendo: hoy son un 5% inferiores a las de 2005. Es plausible pensar que Estados Unidos cumplirá sus objetivos de recorte de emisiones en un 17% en 2020, por debajo de los niveles del 2005.

Las tecnologías de la información y la nueva regulación del presidente Obama explican esta tendencia positiva de reducción de emisiones de CO2, que afectan a la industria del automóvil -mucho más eficiente- y a las fábricas que usan carbón y petróleo, y han de reducir la emisión de CO2.

Norteamérica ha sido -es- líder en crecimiento económico, y también fue uno de los peores enemigos de la protección del medioambiente. Pero con el presidente Clinton esto ya empezó a cambiar para mejor, con fuerte impulso del vicepresidente Al Gore. Barack Obama está culminando esta tarea e inicia un nueva era de crecimiento económico y protección al medioambiente, dando ejemplo al resto del mundo. Es hora de que China, Rusia, Venezuela, y tantos otros, tomen nota del ejemplo positivo norteamericano.

Publicado previamente el 25 de julio de 2014 en mi Blog de Cinco Días: EE.UU y mercados emergentes

Movilidad, Robótica, Impresión 3D y TIC Digital revolucionan el Made in America

Si hay una característica virtuosa que define el espíritu norteamericano es "resilience": fortaleza para soportar los golpes, ánimo para seguir luchando, levantarse siempre, sacudirse el polvo y tirar para adelante. Gracias a esa resilience, Estados Unidos ha salido de muchas crisis de distinta naturaleza, mientras que sus competidores, incapaces de tal perseverancia combinada con el genio inventivo americano, se quedaban atrás.

En los años 80' muchos daban por muerta a Norteamérica, frente a la exitosa Japón, reina de la electrónica de consumo y las tecnologías de la información. Los famosos conglomerados japoneses desembarcaron en Estados Unidos, comprando todo lo que se les ponía por delante. Sony adquiría Columbia, icono del cine americano. Hasta Steve Jobs se maravillaba del "Walkman" y lo definía como el mayor invento tecnológico de todos los tiempos. El fundador de Apple llegó a plantear a Sony que, en su compañía fabricante de ordenadores personales, utilizaran su sistema operativo, el de Apple. Los japoneses, altivos, dueños del mundo, dijeron que no. Japón se hizo con el Rockefeller Center, en Nueva York y todo hacía indicar que el Imperio del Sol Naciente le daría la vuelta a la tortilla de su humillante derrota en la Segunda Guerra Mundial. La industria cinematográfica norteamericana, siempre haciéndose eco de "los temas de moda de cada momento", lanzó películas en que se manifestaba esa superioridad empresarial económica y empresarial norteamericana: "La Jungla de Cristal" (Bruce Willis), "Sol Naciente" (Sean Connery), entre otras.

Sin embargo, pocos años después, Estados Unidos salía de la "malaise" de la que habló de manera ignominiosa el presidente Carter y, con el liderazgo de Reagan, primero, y de Bill Clinton, esencialmente, después, volvía a crecer y a pasar por la izquierda a Japón: El Imperio del Sol Naciente iniciaba un período de dos décadas de estancamiento económico, y sus empresas -muy especialmente las tecnológicas- estaban en franca retirada. El "ipod" de Apple destronó al "Walkman" de Sony. Los ordenadores Vaio de Sony ya no pertenecen a esta compañía, que los vendió a un fondo de inversión que pierde dinero con ellos. Las tabletas de Sony no son rentables, frente al líder de la categoría, el "ipad" de Apple.

Sony, Panasonic, Sharp... todas están pasando a mejor vida, mientras las empresas tecnológicas norteamericanas florecen y triunfan, como Facebook, Google, Apple y Amazon. La movilidad, hoy, es el "todo absoluto". Todas estas empresas, y las tradicionales del sector tecnológico norteamericano, ganan dinero gracias a la movilidad. El último caso ha sido Facebook, que anunció a finales de julio de 2014 beneficios más del doble de lo estimado por los analistas e ingresos récord por noveno mes consecutivo: el 62% de sus ingresos publicitarios ahora vienen de anuncios en teléfonos móviles y tabletas. Amazon anuncia que lanza su propio teléfono móvil para no tener que depender de Android (Google). Apple acaba de obtener beneficios formidables gracias, esencialmente, a la venta de teléfonos inteligentes, más que ninguna otra línea de negocios, incluída la de ipads.

Hay una lección en todo esto. Los norteamericanos viven en continuo estado de paranoia y, como escribió en 1997, el presidente de Intel, Andry Grove, "only the paranoids survive", solo los paranoicos sobreviven. Esa paranoia es el secreto de su éxito: En los años 80' fue Japón quien amenazó la primacía mundial norteamericana; Estados Unidos reaccionó, como hemos visto, y Norteamérica vuelve a liderar en crecimiento económico y empresarial. Para triunfar, Estados Unidos, un país eminentemente competitivo por naturaleza, necesita un enemigo al que batir: durante la Guerra Fría fue la extinta Unión Soviética, que espoleó la carrera espacial y el desarrollo tecnológico: en los años 70', IBM o Kodak dominaban el mundo tecnológico y de la fotografía, respectivamente, mientras los soviétivos apenas sabían lo que eran los ordenadores personales. En consecuencia, la productividad norteamericana aumentó exponencialmente, y el sistema soviético, viciado económicamente en sus cimientos, se vino abajo.

El enemigo hoy es China, que junto con otros emergentes, quiere disputar la primacía mundial a Estados Unidos. Ya hablamos de ello en "Obama y el liderazgo pragmático" (2010) y "La Reinvención de Obama" (2011). En 2008 había tratado el tema Fareed Zakaria, en "The Post American World". China, convertida en la gran fábrica del mundo, gracias a los costes de fabricación, hasta ahora baratos, pero cada vez más equiparables a los de Occidente: la diferencia, antes abismal, es hoy de un 15%. Es por ello, que las empresas estadounidenses vuelven a poner énfasis en la manufactura local: un informe de Brookings Institution enfatiza que la robótica, la impresión 3D y la tecnología digital están transformando la fabricación norteamericana, versus la china que depende fundamentalmente de la mano de obra.

Eso explica que muchos fabricantes estadounidenses estén llevándose de nuevo la producción a casa: Walmart ha anunciado que va a vender 50 billones de dólares más de productos "made in America", durante los próximos diez años y the Boston Consulting Group estima que un 30% de la producción americana en el extranjero volverá a casa.

Bendita sea la competencia con los chinos, que ha hecho reaccionar a Norteamérica y, como afirmó el presidente Obama en su Discurso de la Unión de 2011: "It used to be us" o, lo que es lo mismo, los que tenemos que liderar somos nosotros, los norteamericanos, y no los chinos.

Publicado previamente el 24 julio 2014 en mi blog de Cinco Días: EE.UU y Mercados Emergentes

miércoles, 23 de julio de 2014

TIC y Vivienda animan la confianza económica en EEUU

El Índice de Confianza Económica que publica cada semana Gallup muestra una recuperación en la tercera semana de julio, en línea con la evolución de los siete primeros meses del año, indicando una tendencia que se está consolidando en 2014. La confianza económica de los estadounidenses se ha recuperado tres puntos y, aunque permanece en terreno negativo (-15), vuelve a los niveles de abril y mayo, tras una reciente caída.

La confianza de los americanos en la economía ha sido estable este año. Goldman Sachs y otras fuentes de información anticipan un crecimiento del 3,3% en PIB de aquí a finales de 2014. En el primer semestre, el país ha experimentado la más fuerte creación de empleo en 15 años, reduciéndose la tasa de paro al 6,1% de la población activa. La riqueza financiera neta de los hogares y el empleo en el sector privado ya han superado los niveles de 2008. El crédito a las pymes ha alcanzado su nivel más algo en siete años.

El panorama económico norteamericano es mucho mejor que el de Japón y la Unión Europea. La Gran Recesión de 2007-2009 hizo que los negocios estadounidenses se reconvirtieran, haciéndose más productivos y más competitivos: los costes de producción son menores y el sistema financiero se ha recapitalizado, especialmente tras la entrada en vigor de la Reforma Financiera Dodd-Frank de julio de 2010. Por ahora, no hay burbuja inmobiliaria, aunque los precios de la vivienda se han recuperado, especialmente en las mejores zonas metropolitanas.

Las empresas -especialmente las pymes- compran e implementan más tecnologías de la información que nunca, incrementando su productividad media un 20%. El sector tecnológico tira de la economía hacia arriba y se ve recompensado por ello: grandes compañías como Intel y Apple alcanzan resultados récord en el segundo trimestre. Otras, como Hewlett-Packard y Microsoft, siguen su proceso de reestructuración, para adaptarse al nuevo entorno digital, que dominan "los cuatro grandes" (Apple, Amazon, Google y Facebook).

Especialmente duro es el ajuste de Microsoft, que despedirá a 18.000 empleados en el ejercicio fiscal 2015 -que ha comenzado en julio de 2014-, en su mayor parte provenientes de su división de móviles, tras la compra de Nokia. Una vez más, el fenómeno de "creative destruction" enunciado por Schumpeter. En los años 90' HP y Microsoft lo fueron todo en el mundo del hardware y del software, respectivamente. Pero los modelos de negocio digitales del siglo XXI no tienen nada que ver con los de aquellos años.

Los consumidores lo han asumido, lo han hecho propio fuertemente. Los hogares norteamericanos son los que tienen más productos tecnológicos del mundo, seguidos por los de Japón y Corea del Sur. Ni siquiera durante los últimos años de leve recuperación económica los hogares han dejado de comprar teléfonos inteligentes y tabletas, que siguen al alza. Aunque ha llevado siete años, el consumo, que supone el 70% del PIB nacional, se está recuperando en todos los sectores, no solo en el tecnológico. La recuperación de la bolsa y del valor de las casas ha hecho que la riqueza financiera neta de las familias vuelva a los niveles de 2007, en su punto más alto antes del estallido de la crisis. La creación de empleo ha sido muy fuerte en la primera mitad de 2014.

Como consecuencia, se recupera la confianza económica del consumidor, que llega casi a niveles previos a los de la crisis. El consumo de las familias podría aumentar de manera pareja al del PIB (3%) este año, conforme aumenta su renta disponible y se modera el ritmo de ahorro. En un año, la tasa de paro podría situarse en el 5%, si continúa el ritmo de creación de empleo de los últimos seis meses, con una media de 248.000 nuevos puestos de trabajo netos cada mes.

Una sana recuperación del mercado inmobiliario era inevitable. Como ya indicamos, el Índice Case-Schiller ha aumentado el 25%, en las 20 principales áreas metropolitanas del país. La construcción de nueva vivienda, además, vuelve a ser fuerte, con algo más de un millón de viviendas construídas este año -por debajo de las 1,5 millones anuales construídas en los años previos a la crisis, pero más del doble de la media de 2007-2012-. Las previsiones apuntan a 1,2 millones de nuevas viviendas en 2015 y 1,6 millones en los años siguientes.

El mercado de la construcción y la vivienda son esenciales para que aumente el consumo y la confianza económica, porque -al igual que las tecnologías de la información- tienen un "efecto tractor" sobre otros sectores de la economía, como los auxiliares de la construcción, servicios, electrónica de consumo, transporte y logística, etc.

La crisis obligó a muchos jóvenes a permanecer con sus padres en vez de independizarse, como era costumbre en Norteamérica, a partir de los 18 años: según Harvard's Joint Center for Housing Studies, el ratio de formación de hogares aumentará hasta los 1,2 millones al año, conforme los jóvenes se independizan y, en consecuencia, aumenta el porcentaje de población adulta y en edad de trabajar.


Publicado previamente el 23 de julio en mi blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

lunes, 21 de julio de 2014

China, 7,5, EEUU, 3: gana USA..., en PIB, por supuesto

El Gobierno chino se había propuesto que, este año, la economía creciera el 7,5%. Así lo ha hecho en el segundo trimestre, versus el 7,4% del trimestre anterior. Estados Unidos, que venía de un fuerte retroceso en el primer trimestre (-2,9%, PIB), crecerá muy posiblemente el 3%. El estudio de los datos muestra una realidad que no es evidente: Estados Unidos fortalece su recuperación y China tiene que mantenerse a flote con gran esfuerzo para cumplir sus objetivos.

Si pudieran establecerse comparaciones homogéneas, nos daríamos cuenta que estamos hablando de realidades distintas, al analizar el crecimiento del PIB americano y el de China. Un crecimiento del 3% en Estados Unidos, con fuerte creación de empleo como la actual, llevaría a un período prolongado de prosperidad, con equilibrio fuerte en sectores de actividad y en regiones. En cambio, para China, crecer por debajo del 7% sería lo equivalente a una recesión en Estados Unidos.

Hay que tener en cuenta que el poder de compra en Estados Unidos, la renta per cápita y el nivel de vida sigue siendo muy superior en Norteamérica por comparación con el chino. De 1.500 millones de chinos (200 millones más que los que reconoce el censo oficial del Gobierno) solo 400 millones podrían tener niveles de renta relativamente equivalentes a los de los norteamericanos, con unos ingresos medios anuales de 36.000 dólares, por comparación con la media estadounidense, de 51.000 dólares: y, aún así, hay una fuerte divergencia. Y, verdaderamente, el problema no es ése, sino los restantes 1,1 billones de chinos (casi tantos como población tiene la India, con 1,2 billones), que todavía viven en relativa pobreza. Además, los chinos más ricos viven en la costa, donde se agolpan en ciudades como Shanghai, versus el interior del país, que es rural y francamente pobre. Hay fuertes desequilibrios regionales, en China.

Xi Jinping -presidente chino- prometió corregir los desequilibrios económicos y sociales de China, pero está descubriendo que no solo no es fácil, sino que -todavía peor-, para mantener el ritmo de crecimiento, China ha de estimular esos mismos desequilibrios con los que tiene que acabar. Por ejemplo, "la burbuja del crédito". Se supone que China debe empujar el consumo interno -ahora, los chinos que ganan dinero, dedican la mitad de sus ingresos al ahorro, tanto por cuestiones culturales como por miedo al futuro- para compensar un crecimiento muy basado en las exportaciones. Dado que el resto del mundo compra poco, animar el consumo interno se convierte en inminente necesidad. Pues bien, cada vez que el PIB baja ligeramente -y lleva haciendo desde 2010-, el gobierno chino estimula el crédito, creando una gran burbuja que ya preocupa el Occidente, dado que los bancos chinos se encuentran entre los más grandes del mundo por activos. No es menos preocupante que el gobierno china tenga invertidos 1,3 trillones de dólares en activos del Tesoro norteamericano.

El crecimiento económico norteamericano en el segundo trimestre se ha basado en los siguientes componentes: producción acelerada, aumento del consumo de las familias y la inversión y la recuperación del turismo nacional y extranjero. La creación de empleo en el trimestre ha sido de 272.000 nuevos puestos de trabajo al mes, de media. En cambio, China, a pesar de aumentar en una décima su crecimiento, sigue estancada. Más aún, la evolución del crecimiento en cada país en los últimos cuatro años no podía ser más divergente: el PIB chino creció el 12% en 2010, cuando Estados Unidos aún luchaba por salir de la recesión y su crecimiento no llegaba al 2%. Del 12% del 2010, China ha pasado al 7,5% del 2014, mientras Estados Unidos ha aumentado del 2% de media al 3% con el que acabará el año: las diferencias esenciales hay que encontrarlas en las ventas del comercio minorista y en la producción industrial: las ventas al por menor, en China aumentaron el 22% en 2010, mientras este año se han acelerado el 12%. El crecimiento de la producción industrial en China fue del 18% en 2010 versus el 8% de 2014.

En cambio, ambos componentes son fuertes y equilibrados en el caso americano: la producción industrial estadounidense, según la Reserva Federal aumenta este año el 5,5%, contribuyendo un 12% al PIB. El Libro Beige de la Reserva Federal de 16 de julio, constata el aumento del consumo y de las ventas al por menor en todo  el país, así como el fuerte incremento de la actividad industrial. Solo el mercado inmobiliario muestra desequilibrios según la zona del país de que se trate e, incluso, dentro de cada estado y ciudad. Cosa que no deja de ser una obviedad, porque en una ciudad de 14,5 millones de habitantes como Los Ángeles, los precios de la vivienda en Beverly Hills han aumentado un 45% (una de las zonas más ricas del país), mientras que en los extrarradios los precios apenas han aumentado.

El "S&P/Case-Shiller 20-City Composite Home Price Index" -que mide el valor del mercado inmobiliario en las 20 mayores áreas metropolitanas de Estados Unidos: Atlanta, Boston, Charlotte, Chicago, Cleveland, Dallas, Denver, Detroit, Las Vegas, Los Angeles, Miami, Minneapolis, New York, Phoenix, Portland, San Diego, San Francisco, Seattle, Tampa y Washington, D.C.- muestra un crecimiento del valor de la vivienda medio del 10,8% en los seis primeros meses del año, pero con fuertes variaciones según ciudades.

El crecimiento económico en Estados Unidos, que va acompañado de fuerte creación de empleo muestra una evolución positiva en los últimos años, porque se está acelerando: esto llevará a la FED a no sólo seguir reduciendo la compra de deuda pública y terminar con el Quantitative Easing en octubre de este año, sino también, aumentar los tipos de interés, que ahora están cerca del 0%. En cambio el crecimiento chino, que se ha reducido a la mitad en los últimos seis años, habrá de seguir fundamentándose en el crédito (ha aumentado el 16,2% en lo que va de año, según el Banco Central Chino), con la consiguiente formación de una burbuja.

Lo dijimos en estas mismas páginas en 2010, lo reiteramos en 2012 y volvemos a insistir en 2014: "ésta" es una carrera a largo plazo, en la que China empieza a dar síntomas de cansancio; por el contrario, Estados Unidos empieza a coger carrerilla y acelerar el paso de su crecimiento.


Publicado previamente el 18 de julio en mi blog en Cinco Días EE.UU y Mercados Emergentes

miércoles, 16 de julio de 2014

España también tiene empresas exitosas

Hay países en que hablar del éxito es tan natural como en otros hablar del tiempo. En Estados Unidos, el éxito personal y el empresarial están bien vistos: las personas quieren mejorar. Los norteamericanos tienen admiración por los individuos y empresas que triunfan, y se sienten orgullosos de Steve Jobs, Bill Gates, Warren Buffett y tantos otros, al igual que de Apple, Microsoft y Berkshire Hathaway.

España también tiene empresas y empresarios exitosos. Generan riqueza y empleo para el país. Bien avanzado el siglo XXI, a nadie debería escandalizar poner en valor a compañías y personas que mejoran nuestra sociedad.

En 2004, iniciamos el Estudio Advice de éxito empresarial para identificar las empresas más exitosas de España y los 25 parámetros que hacen posible ese éxito. Semestralmente, se hacen mediciones empíricas que permiten elaborar rankings de empresas exitosas por cada factor. Los datos son contrastados con 600 líderes de opinión (empresarios, políticos, periodistas, analistas, economistas, tercer sector) y población general (muestra de 1.800 personas, índice de confianza del 95,5% y margen de error del 2,3%): los españoles tenemos mucho que decir sobre el éxito empresarial. Somos ciudadanos, electores, consumidores que recibimos mensajes de las empresas (noticias, publicidad, patrocinios) y tomamos la decisión de comprar unos u otros productos, encumbrando esta empresa y condenando al fracaso a aquella otra.

Somos 46,7 millones de personas con capacidad de discernimiento. No es de extrañar, teniendo este dato en cuenta, que las empresas más exitosas en España se encuentren entre las que tienen un mayor índice de vivacidad, que toma en consideración la notoriedad espontánea, la notoriedad total y la familiaridad o cercanía de esas empresas a los españoles: Telefónica, El Corte Inglés, La Caixa, Repsol, Gas Natural Fenosa, Santander, Inditex, Mercadona, BBVA, Iberdrola, Ferrovial, Acciona, Mango, ACS, Mapfre, Abertis y muchas más.

Hay una segunda premisa importante a la hora de considerar empresas exitosas en España. Es menester comparar peras con peras; no tiene sentido equiparar Apple Retail España –facturó 143 millones en 2013– con Gas Natural Fenosa, con ventas de 24.968 millones de euros. En Estados Unidos, tampoco compararíamos a la filial norteamericana de Abertis, aunque sea muy exitosa, con la casa matriz de HP.

El índice de vivacidad nos indica hasta qué punto los españoles tenemos fresca en la mente a esas grandes empresas, gracias a canales de comunicación concretos identificados empíricamente: la actividad económica a que se dedican; sus patrocinios; las noticias que protagonizan en prensa, radio y televisión; la publicidad, y las noticias que de ellas podemos leer en internet (y en blogs, redes sociales, etc.). Desde 2008, el interés de los españoles por la economía y las noticias empresariales se ha disparado, nos dicen el CIS y el INE: grande es el ansia que tenemos por saber el día y la hora de la recuperación económica, que –según el boletín de junio de 2014 del Banco de España– “está consolidándose”.

A cada empresa antes citada se asocian factores de éxito. La primera, Telefónica, está identificada con “excelencia en gestión empresarial”, “estrategia corporativa”, “innovación”, “internacionalización”, “presidente”, “calidad de productos y servicios” y “buenas relaciones con los medios de comunicación”. Su presidente, César Alierta, se relaciona con “gestión, liderazgo, reputación y buena imagen”. Telefónica –el 93,3% de españoles “saben a qué se dedica, y han visto noticias sobre ella en los medios de comunicación”– lidera su sector y se considera un jugador mundial, no pudiéndosela comparar, en justicia, con las filiales de sus competidores en España, a quienes supera con creces, cuando analistas y medios (Fortune, 2014) la sitúan por encima de Telenor, ATT, Vodafone, América Móvil, Deustche Telekom o Nippon Telegraph & Telephone.

Cuando se trata de bancos, el mercado nacional es esencial para los españoles: conocen la exitosa internacionalización de Santander y BBVA, y la cada vez mayor de Sabadell y Popular, pero, en suelo patrio, el líder es La Caixa (CaixaBank), recién convertida en la tercera fundación más importante del mundo, con 20.000 millones de euros en activos y una obra social de 500 millones cada año. La Caixa es reconocida como la empresa con mejor responsabilidad social, concepto que se concreta en “empleo”, “innovación”, “relación calidad-precio”, “proyectos sociales”, “contribución social” y “medio ambiente”. Su principal directivo es Isidro Fainé, reconocido por su “liderazgo, autoridad y prestigio”. Como banco, CaixaBank destaca por “productos-servicios de calidad”, “atención a los clientes”, “presidente”, “estrategia corporativa” y “gestión empresarial”.

El 90% de los españoles considera que “proporcionar productos y servicios de excelente calidad” y “la mejor atención y trato a los clientes” son fundamentales para el éxito empresarial. En España, El Corte Inglés es la compañía de referencia, tanto entre todas las empresas como en su sector, aunque se reconozca la internacionalización de Inditex y Mango, que, también, El Corte Inglés está implementando, a través de internet y el comercio electrónico, de la mano de Isidoro Álvarez. En “productos/servicios de calidad” lidera El Corte Inglés, y le siguen Inditex, Telefónica, Mercadona, La Caixa, Meliá, Repsol, Gas Natural Fenosa, Eroski, Iberia, BBVA, etcétera.

El sector energético ha protagonizado la actualidad: esto es compatible con que Gas Natural Fenosa sobresalga positivamente por “obtener buenos resultados económicos”, “innovación empresarial” y “responsabilidad social” (contribuir a la sociedad, eficiencia energética, sostenibilidad). La contribución a la sociedad es consecuencia de la obtención de buenos resultados económicos: 8 de cada 10 españoles quieren que las grandes empresas paguen impuestos en su territorio y, desde este punto de vista, es esencial que Gas Natural Fenosa, Repsol, Iberdrola o Endesa los obtengan.

“Cumplir lo prometido” es relevante en una economía de libre mercado, en la que el capitalismo popular –con millones de españoles invirtiendo en Bolsa– está muy extendido. En gestión de infraestructuras, Abertis es la empresa que más cumple lo prometido, y se le reconoce el liderazgo mundial de su sector, en que hay otras empresas españolas internacionalizadas: Ferrovial, OHL, ACS, Sacyr, Acciona, FCC.

En los albores de la recuperación, es buena noticia que los españoles –población general y líderes de opinión– reconozcan y aprecien el éxito de muchas empresas españolas.


Publicado el 15 de julio en  El FOCO de Cinco Días