martes, 25 de septiembre de 2012

Sprint final hacia la Casa Blanca

Si hoy hubiera elecciones presidenciales en Estados Unidos, Barack Obama ganaría a Mitt Romney por tres puntos: 48,5% versus 45,5%, en voto popular. Esa diferencia porcentual está dentro del margen de error de cualquier buena encuesta preelectoral: sería un empate técnico. Hay precedentes: en 1960, Nixon versus Kennedy, y en 2000, Kerry y Bush. Pero el sistema electoral estadounidense es indirecto y, en cada Estado, se eligen delegados que forman el colegio electoral: ellos eligen al presidente.

Nuestras estimaciones, basadas en un tracking diario nacional, y otro en cada uno de los Estados, conforme la información provista por media docena de encuestas diarias, nos dan un par de intervalos: en el primero, Obama consigue 237 delegados y Romney, 191; en el segundo, el presidente gana 332, y Romney, 206. La diferencia entre ambas mediciones se explica porque, en un caso se tienen en cuenta solo los Estados en los que sabemos, con certeza, la intención de voto (primer intervalo) y, en el segundo, están incluidos los 12 Estados en que hay un 10% de independientes (media aritmética), cuyo voto es difícil predecir. A finales de septiembre es más fiable el primer intervalo que el segundo. Nunca la sociedad americana había estado tan polarizada y enfrentada.

Obama, además de ganar por votos y delegados, también cae bien a una gran mayoría de americanos. En Europa, este factor es menos relevante en unas elecciones, pero en Estados Unidos es muy importante: tanto que, sin este parámetro, no se entienden las victorias de Ronald Reagan o Bill Clinton, los dos presidentes, junto a JFK (Jack Kennedy), más populares, simpáticos, atractivos y carismáticos según los potenciales votantes. En el caso de Clinton, este dato alcanza hoy el 66%, porque incluye un 25% de republicanos, que recuerdan con nostalgia la era Clinton de bonanza económica: mercados de valores al alza; empresas tecnológicas disparadas; globalización; desregulación financiera; Estados Unidos como única superpotencia del mundo, sin la URSS; crecimientos del PIB del 3,5%, durante ocho años, y 23,1 millones nuevos empleos.

Obama cae bien al 50,4% y cae mal al 43,4%. Romney, cae bien y mal, por igual, al 43,8% de votantes registrados. Nuestras encuestas se han realizado un día antes de que se hiciera público el vídeo en que Romney dijo que el 47% de los votantes de Obama "no le importan y que no les convencerá jamás: creen que tienen derecho a trabajo, comida y ropa gratis, proveída por el Estado. No creen en la responsabilidad personal"; y "si mi padre tuviera apellidos mexicanos, mis posibilidades de ser elegido se doblarían". Veremos en breve cómo estas declaraciones influyen en los votantes de clase media y las minorías: afroamericanos, asiáticos y, por supuesto, hispanos, todos proclives a votar a Obama.

Durante julio y agosto, la campaña estuvo protagonizada por la carrera de los candidatos para conseguir dinero, la publicidad positiva y negativa de ambas partes, las convenciones, y por el debate en torno a los temas que hoy preocupan a la sociedad americana. Casi todos estos asuntos eran nacionales (domésticos, dicen en EE UU) y tan solo ha entrado en liza la política internacional (donde Obama, en todas las encuestas diarias desde que tomó posesión, ha obtenido calificaciones positivas superiores al 50%), cuando el mundo musulmán se ha enfadado, atacando intereses norteamericanos y occidentales (alemanes y británicos, entre otros), tras la emisión de un vídeo que denigra al profeta Mahoma.

Por lo demás, el verano político se centró en varios asuntos, tanto entre la opinión pública como entre la opinión publicada. Lo sé, no solo porque hago seis encuestas diarias en Estados Unidos y leo muchas publicaciones americanas, sino porque pasé el mes de agosto recorriendo los 12 Estados en que se decidirá el resultado final de la elección: pocas veces la preocupación de las personas normales, de la calle, coincide con lo que dicen los medios de comunicación, manifiestan las encuestas y, ya el colmo, es idéntico al discurso de los políticos. Me pareció un fenómeno digno de estudio y que diferencia esta campaña presidencial de todas las demás: solo es equiparable a la que, en 1980, enfrentó a Carter y a Reagan, y en 1960 a Kennedy con Nixon, por conquistar el alma de Estados Unidos.

¿Qué preocupa hoy a los electores? La supremacía mundial de América; el tamaño del Estado; la mayor o menor intervención del Gobierno en la economía; el desempleo (ahora, en el 8,1%, a pesar de la creación de 4,5 millones de empleos netos entre junio de 2009 y agosto de 2012, que se explica por el aumento de la tasa de actividad y el de la población activa que busca trabajo); inmigración (América tiene 50 millones de ciudadanos hispanos y 15 millones de ilegales o aliens latinos); las reformas sanitaria (Obamacare) y financiera; el recorte del gasto público y en qué partidas (¿defensa o programas sociales?); impuestos; el equilibrio presupuestario (sobre lo que Paul Ryan, candidato a vicepresidente con Romney, tiene un plan muy austero y draconiano) para volver a crecer en PIB por encima del 3%, con el que Estados Unidos conseguiría el pleno empleo; en el exterior, lo de siempre: Irán, Corea del Norte, la esquizofrénica relación de amor y odio con China (la financiación china mantiene el exiguo consumo americano), y los precios de la vivienda y de la gasolina, muy relevantes en Estados Unidos. Por supuesto, las relaciones con Israel, empañadas con los demócratas por el deseo judío de atacar a Irán antes de que obtenga la bomba atómica, lo que provocaría consecuencias imprevisibles en Oriente Medio y torpedearía el proceso de paz palestino-israelí, hoy estancado.

Las elecciones las decidirán 12 Estados y diversos segmentos sociodemográficos de votantes: jóvenes, mujeres, desempleados, latinos (los hispanos legales suponen el 17,9% de la población, según el censo de julio de 2012), veteranos, clase trabajadora y los milmillonarios que aportan fondos a cada candidato. Versus 2008, los 15 millones de seguidores de Barack Obama en Twitter, y el millón de Mitt Romney, tienen poco que decir en las elecciones de 2012. Dinero manda.

Publicado previamente en Cinco Días el 24 de septiembre de 2012

sábado, 12 de mayo de 2012

Elecciones en USA: lo que motiva a los electores


Si hoy se celebraran las elecciones presidenciales estadounidenses, Obama (46,7%) ganaría a Romney (45,4%) por 1,3%. Estadísticamente hablando, es un empate técnico. No es el recuento total del voto popular lo que decide las elecciones, porque el sistema americano es indirecto, sino el número de delegados que, en el llamado Colegio Electoral, apoyan a uno u otro candidato: para ser presidente, son necesarios, al menos, 270.

Nuestra proyección actual para Obama es de 253 y de 170 para Romney; 115 están en el aire, en estados del Centro y el Sur. En estados que inclinan la balanza de las elecciones (Florida, Ohio, Virginia), Obama también gana a Romney por estrecho margen.

Es relevante saber qué preocupa a los electores de ambos partidos, hoy. Nuestras encuestas destacan las siguientes prioridades de los electores, sin mencionar las que están por debajo del 50%: la economía (71%), el precio de la gasolina (65%), el gasto federal y el déficit público (60%), el acceso a -y el poder permitirse- un seguro médico (60%), y el desempleo (55%). Es más fácil entender que Obama vaya en cabeza, sabiendo que el 50% de los americanos confían más en el presidente, que en Romney (42%), a la hora de gestionar la economía. Cierto: ese índice, cuando Obama tomó posesión, en enero de 2009, era del 71%; ha perdido 21 puntos. El índice de aprobación global de la gestión del presidente arroja hoy un saldo neto negativo del -0,6%, por vez primera desde agosto de 2011. Todo tiene que ver con la economía.

Desde que Estados Unidos abandonó la recesión, en junio de 2009, los 11 siguientes trimestres han sido de un crecimiento medio del PIB del 2,5%. Las comparaciones son odiosas, pero tras la recesión de los años ochenta, el aumento medio del PIB, con Ronald Reagan, en los 11 trimestres posteriores a la salida de la crisis, fue del 6,1%. Es verdad que, entonces, el mundo era distinto: el G-8 dominaba el planeta, había dos Superpotencias (Guerra Fría) y no existían, ni el G-20, ni los Países Emergentes. China solo cambió su política económica radicalmente, a favor del capitalismo de Estado, en 1983. Con Clinton, el crecimiento medio (1993-2001) fue del 3,5%, y se crearon 21 millones de empleos: media neta mensual de 200.000 puestos de trabajo.

Entre septiembre y diciembre de 2011, América creó 200.000 empleos netos mensuales. En el primer trimestre de 2012, la media neta mensual fue de 150.000 nuevos empleos (los números de marzo han sido ya revisados al alza), con crecimientos del PIB del 3% (último trimestre de 2011) y 2,2% en 2012. 

La economía es la primera preocupación de los electores. Obama mantiene su base electoral intacta: aumenta el apoyo femenino y baja un poco el hispano, porque aun no hay –la prometida- ley de Inmigración. El problema lo tiene Romney: ha de convencer a 4 colectivos para que le voten: americanos del MidWest (donde Santorum arrasaba), los republicanos más conservadores, los muy religiosos y los jóvenes. Si lo consigue, quizá gane las elecciones.

Publicado previamente en La Gaceta el 11/05/2012

martes, 8 de mayo de 2012

La reinvención de Obama

¿Cuál es el futuro de EEUU?¿Quién liderará la salida de la recesión económica? Para hacer frente a estas preguntas Jorge Díaz-Cardiel aborda los principales retos de EEUU y realiza un exhaustivo estudio del pasado, presente y futuro de la figura de Barack Obama como presidente.

¿Cómo ha logrado Obama, liberal y progresista, triunfar en la sociedad americana siendo ésta en su mayoría conservadora? ¿Se debe a su marca personal?¿Funcionaría ahora del mismo modo si se volvieran a celebrar elecciones? O… ¿era necesaria una reinvención de su marca y pasar del progresismo al centro político?

En una primera fase, Obama se muestra decidido y enérgico sacando adelante muchas iniciativas entre las que destacan la creación de una  nueva arquitectura financiera internacional. El slogan que se asocia a su marca es el “Yes, we can” que durante un tiempo funciona, pero que supuso un antes y un después con respecto al decaimiento que se produjo en EEUU, durante 2007-2008, años en los que la marca Obama representaba una promesa de cambio. “Yes, we can” significaba “soy capaz de remontar esta situación difícil con mis propias fuerzas”, explica Jorge Díaz-Cardiel, ser resiliente.

El cambio de dirección en el desarrollo de una marca personal es posible, la reinvención  forma parte de un proceso evolutivo para adaptarse a las necesidades de cada momento.


El personal branding de Barack Obama

La marca personal de Obama llegó a ser tan global gracias a los medios de comunicación y a la “viralidad” de las redes sociales, aunque Jorge Díaz-Cardiel reconoce que lo tenía fácil tratándose del presidente de un país que representa el 25% del PIB mundial y con una cultura que ha impregnado al mundo entero.

En su opinión, es posible reinventar la marca personal, y darle un giro para adaptarse a las necesidades de los stakeholders (grupos de interés), de hecho en el caso de Obama, el presidente se da cuenta en el año 2010, de que la sociedad americana había evolucionado hacia el centro derecha; y en lo que podríamos llamar segundo período, asistimos a la evolución de Obama como una figura más humilde y a un movimiento lateral hacia el centro político que provocó un sentimiento de traición entre su electorado más liberal. Mientras, los especialistas económicos no se refieren a este cambio  como un movimiento oportunista, ni hablan de “chaqueterismo”, sino de pragmatismo.

En esta última etapa, la actual, es cuando Barak Obama trata de revalidar su victoria electoral reinventando su marca, tomando un cariz más conservador, adaptándose a la evolución de la sociedad americana y dando un espectacular giro hacia el centro político. Lo que en palabras de Jorge Díaz-Cardiel, autor de “La reinvención de Obama”, es “una receta segura para proveer de esperanza a una sociedad que últimamente había caído en la desilusión”.

Y es curioso el dato que Jorge nos aporta de la información publicada por las revistas económicas americanas “Newsweek” y “Business week“ que presentan a los contrincantes de Obama, no como próximos presidentes de un país, si no como consejeros delegados de ese país. Lo que demanda hoy en día la sociedad son políticos pragmáticos que den la vuelta a la situación económica. Hasta ese punto se pueden encontrar similitudes entre la gestión de un país y de una empresa.

martes, 24 de abril de 2012

Obama versus Romney

La economía estadounidense crecerá este año un 2,7%, según el panel de economistas que, mensualmente, entrevista The Wall Street Journal. La tasa de paro acabará el ejercicio en el 7,9%: ahora está en el 8,2%, tras siete meses de creación de empleo. Esos economistas prevén una tendencia positiva en la economía norteamericana en los años 2013 y 2014: el producto interior bruto (PIB) rondará el 3% y el paro, el 7%. Es un escenario criticado desde lo que en Europa denominamos izquierda y derecha: a la izquierda le parece que la política económica de Barack Obama es tibia en lo social y que debería haber más paquetes de estímulo: económico, fiscal y monetario. Desde la llamada derecha se sigue acusando a Obama de socialista o comunista.

La sociedad americana vive fundamentada en un pilar inamovible que sigue atrayendo a millones de inmigrantes de todo el mundo: el sueño americano. Este concepto cree firmemente en la igualdad de oportunidades para todos, pero se opone al igualitarismo que predican las izquierdas. El sueño americano va a ser el foco principal de atención de la campaña electoral presidencial que acaba de arrancar. Eso sí, sin crecimiento económico y generación de empleo, no hay sueño que valga. Ya hemos dicho al principio que los datos macroeconómicos son positivos, tanto hoy como cara al futuro. Ya los querríamos para Europa y para España.

Si el panel de economistas hubiera sido entrevistado por medios liberales (New York Times, Newsweek, Time, Washington Post), la denominada derecha pondría el grito en el cielo, acusando al medio de falta de objetividad. Por eso, me alegro de que sea un diario capitalista quien haga la encuesta y que medios europeos capitalistas (Financial Times, The Economist) digan lo mismo. Recordemos que todos los medios citados apoyaron a Obama en las elecciones de noviembre de 2008.

Hoy las cosas son, evidentemente, distintas. Lo raro sería que no hubiera habido cambios en cuatro años. Obama será juzgado tanto por lo que ha hecho como presidente como por su promesa de futuro. La reforma sanitaria -hoy sujeta a lo que digan los tribunales-, la reforma financiera, las operaciones de salvamento de sectores enteros de actividad (seguros, automóvil, Wall Street, infraestructuras) y la creación de 4 millones de puestos de trabajo. Un total de 33 millones de personas que no tenían cobertura sanitaria, ahora la tienen. Obama quiere que el 1% de los contribuyentes pague más impuestos, conforme a la norma Buffett, que pide que los millonarios paguen más, para financiar la Seguridad Social, Medicaid y Medicare, y potenciar el crecimiento económico.

En política exterior, Obama ha apretado económicamente las tuercas a Irán y a Corea del Norte, sin llegar a las manos, como quieren los republicanos. Ha finalizado la guerra de Irak y a la de Afganistán le quedan dos telediarios. A Obama no le tembló la mano al ordenar la muerte de Bin Laden. Ha extendido un orden geopolítico multipolar con una relación privilegiada con los países BRIC, especialmente con China: amigo y enemigo, al mismo tiempo.

En este contexto, el índice de aprobación de la gestión de Obama es ajustado: 47,3% le aprueban y 47,7% le rechazan. El Congreso, republicano, sale peor parado: 79,3% desaprueba su gestión y 13% le aprueba. El 61% cree que el país va en la dirección equivocada y el 33,5% está satisfecho. Así las cosas, y cuando el bando republicano ya tiene, extraoficialmente, un candidato presidencial, Romney, ¿qué pasaría si hubiera elecciones hoy? Obama ganaría, en voto popular, con el 46,6% de los votos, versus Romney, con el 44,2%. La diferencia (+2,4%) no es estadísticamente representativa: sería un empate técnico y cualquiera de los dos podría ganar, si la elección fuera directa. Pero en Estados Unidos la elección es indirecta y el resultado final no lo dicta el voto popular (que se lo recuerden a Al Gore, versus George Bush, en noviembre del año 2000), sino el llamado colegio electoral, donde, hoy, Obama conseguiría 227 delegados y Romney, 170. Un total de 141 delegados quedarían en el aire, porque el voto de los independientes será decisivo, en estas elecciones, que se dirimirán en el centro.

Obama tiene a favor una base electoral demócrata sólida. Ha recaudado más dinero que Romney y tiene una organización nacional en todos los estados, además de la mejor maquinaria electoral en internet jamás conocida. Obama apuesta por las redes sociales y Romney por la televisión/radio. En marzo, Obama recaudó 75 millones de dólares: 12 fueron a publicidad online y 3 millones a radio/televisión; Romney consiguió 67 millones y destinó 14 a publicidad en radio/TV y 1 millón a internet.

Más llamativo aun es que Obama invirtió 15 millones en contratar personal para su campaña y Romney, solo 5 millones. Los dos candidatos siguen lógicas distintas y sus campañas van a ser dirigidas y ejecutadas de manera muy diferente. Para los expertos en consultoría electoral va a ser una delicia estudiar una campaña tan inédita.

Un apunte final. Romney es candidato extraoficial porque Santorum se retiró: Romney obtuvo 656 delegados y Santorum, 272. Sin embargo, la diferencia en número de votos entre ambos es pequeña. Esto es un problema para Romney que tiene que enamorar, dentro de su electorado, a los más conservadores (fiscales y sociales) y a los evangélicos. Son muchos millones de votantes que no se fían de que sus credenciales conservadoras sean auténticas. Fuera de su terreno natural, Romney lo tiene peor: entre población general, hoy, se le oponen el 51% de los votantes registrados, el 57% de las mujeres y el 48% de los independientes. Hay estados que deciden las elecciones (Ohio, Virginia y Florida): hoy, en todos ellos, ganaría Obama en las elecciones presidenciales. El 24 de abril sigue habiendo primarias republicanas (Nueva York, Pensilvania, Delaware, Connecticut y Rhode Island). Ganará Romney, frente a Gingrich y Paul. Pero ya hemos visto que estas primarias internas son el menor de los problemas para Romney. Y pensar que algunos daban por muerto, electoralmente, a Obama…

Publicado previamente en Cinco Días el 19 de abril de 2012

Wisconsin, Maryland, Columbia: la carrera final

Abril es vital para Mitt Romney y Rick Santorum. Son muchas elecciones concentradas en un mes, con primarias en las que el ganador consigue todos los delegados. Un esquema diseñado para que quien va en cabeza obtenga un impulso final: los 300 delegados en juego en abril no otorgarán a ninguno de los dos los 1.441 delegados necesarios para ser oficialmente nominado candidato presidencial. Pero, si las previsiones se cumplen, Romney se distanciará de Santorum. Este es el motivo de que, Romney, en una semana, haya recibido el apoyo de Jeff Bush (exgobernador de Florida), Paul Ryan (presidente del Comité Presupuestario del Congreso) y de George Bush padre, expresidente. Scott Fitzgerald, senador y líder de la mayoría republicana en el Senado de Wisconsin, se ha puesto del lado de Romney. El gran financiador de Gingrich, Sheldon Adelson, le ha dado por difunto y ha sugerido que podría "pasarse al bando mormón".

Los datos avalan a Romney: Gallup le daría por ganador, hoy, entre los cuatro candidatos: Romney (42%), Santorum (27%), Gingrich (11%) y Paul (10%). Romney ha cosechado 566 delegados (4.127.924 votos) frente a Santorum (263 delegados y 2.850.557 votos). Romney gana a Santorum por 15 puntos, le dobla en número de delegados y en votos. Y eso que el voto republicano está muy desanimado: solo un 40% tiene interés por estas primarias. Un 60% dice en las encuestas que la desunión es fratricida y que será la causa del fracaso conservador en noviembre. Al menos, ahora, no les falta razón: Obama, cuyo índice de aprobación (47,8) solo supera por un punto al de desaprobación (46,7), seguiría ganando a Romney (49 versus 45) y a Santorum (51 versus 43).

La última genialidad de los estrategas republicanos es repetir la experiencia de 2008: que el tándem electoral lo formen un moderado pragmático (Romney), acompañado por un conservador con sólidos principios (Santorum). Algo parecido a la feliz pareja que formaron McCain y Sarah Palin: un desastre. Esto podría decidirse en la convención de Tampa, Florida.

Hoy, los republicanos tienen que dirimir quién se lleva los delegados de Wisconsin (42), Maryland (37) y el distrito de Columbia (19). En todos los casos, las encuestas preelectorales bien hechas (muestra bien elaborada, fiel reflejo del censo del Estado y lo más amplia posible; metodología adecuada; índice de confianza nunca menor al 95,5% y margen de error del +/-2,3%: los americanos tienen la suerte de ser ricos y pueden permitirse invertir dinero en encuestas que aciertan) dan por victorioso a Romney: obtendría todos los delegados, consiguiendo un empujón monumental cara a la siguiente cita electoral, el 24 de abril, en Nueva York, Pensilvania, Connecticut, Rhode Island y Delaware.

En el distrito de Columbia, Romney tiene todas las de ganar: el perfil sociodemográfico del votante le es favorable; además, los únicos otros candidatos que se han cualificado para competir son Gingrich -que allí tiene muy mala imagen- y Ron Paul -a quien tienen, todavía, menos simpatía-. En Wisconsin y en Maryland es interesante destacar que Romney ha hecho encuestas que le dicen que el 31% de sus potenciales votantes no ven sus anuncios en televisión en el momento de ser emitidos, sino a posteriori, en internet. Así que ha decidido seguir invirtiendo ingentes cantidades de dinero en publicidad, pero dividiéndolas al 50%, entre televisión e internet.

En Maryland votarán a Romney, no por sus principios conservadores, sino porque su principal preocupación es la economía, el gasto público, la deuda y el desempleo: son conservadores fiscales (Tea Party), hombres de negocios, veteranos de guerra, que están convencidos de que Romney es el único capaz de vencer a Obama. Romney ganaría a Santorum, en el peor de los casos, por 17 puntos y, en el mejor, por 25. La última encuesta, hoy, arroja estos resultados: Romney (52%), Santorum (27%). No creo que la diferencia final sean tan abultada: es muy probable que, aunque gane Romney, las zonas urbanas se inclinen por él y las rurales por Santorum. Aunque este matiz es irrelevante, porque el ganador se lleva todos los delegados.

En Wisconsin, la joya de la corona con el mayor número de delegados (42), las encuestas no difieren tanto y son más uniformes en sus resultados: Romney (40,3%), Santorum (32,8%). Para ganar en este estado, el candidato tiene que meterse en el bolsillo tres mercados electorales: Milwaukee (43%), Green Bay (21%) y Madison (13%). Romney ya los tiene.

Publicado previamente en Cinco Días el 3 de abril de 2012

martes, 20 de marzo de 2012

Misuri y Puerto Rico, dos mundos opuestos

El martes, 13 de marzo, los medios de comunicación dieron por vencedor a Santorum. Las encuestas a pie de urna dijeron que Santorum había conseguido un mayor número de votos que sus contrincantes, seguido por Gingrich y, en tercer lugar, Romney. Adicionalmente al mayor porcentaje de votos, Santorum consiguió 100.000 dólares a través de internet, una hora después de conocerse los resultados, para financiar su campaña. Me dicen que Santorum rebosaba felicidad.

Curiosamente, durante esa misma hora, el perdedor Romney obtuvo 2 millones de dólares. A primera vista, parece extraño que quien quedó tercero, por número de votos en ambos estados, recaude 2 millones de dólares online, frente a los 100.000 dólares que recibió el victorioso Santorum. A no ser que aquellos que donaron los 2 millones de dólares a Romney tuvieran más y mejor información que los medios de comunicación que, inmediatamente, otorgaron la victoria a Santorum. Por ejemplo, este diario fue el único en España que, el mismo día 13, explicó que, además de en Alabama y en Misisipi, también había elecciones en Hawai y en la Samoa Americana. Tal y como anticipamos, Romney se llevó la mayoría de los delegados de estos dos olvidados estados.

¿Qué otorga la nominación presidencial: el número de votos o el de delegados? Respuesta: el número de delegados. En ese sentido, el ganador no fue Santorum, sino Romney. Este hombre consiguió el 13 de marzo 41 delegados versus los 35 de Santorum y los 24 de Gingrich. Romney ya ha ganado el 50% de los delegados repartidos hasta el momento y el 45% de los necesarios para obtener la nominación. La estrategia de Santorum se basa en ganar los corazones de los votantes con sus principios. Romney solo busca sumar más delegados. Y en cada elección que se celebra, su distancia en el número de delegados se agranda: tiene 495, Santorum, 252, Gingrich, 131, y Paul, 48.

Gingrich había dicho que, para él, ganar en Alabama y en Misisipi era "cuestión de vida o muerte". Según esto, ya le teníamos que haber enterrado. Sin embargo este político afirmó en la noche poselectoral: "Me mantendré hasta el final". Su plan es sencillo: mientras siga compitiendo, continuará robando delegados a sus oponentes, Romney y, sobre todo, Santorum. Gingrich quiere evitar que Romney se arrogue el mérito de la inevitabilidad de la victoria, impidiendo que consiga los 1.141 delegados necesarios antes de la convención republicana. Y, de paso, evitar que Santorum aparezca como el único candidato genuinamente conservador: en Alabama y Misisipi, Santorum y Gingrich, conservadores, consiguieron el 70% de los votos. En ambos estados, Romney obtuvo el apoyo de liberales, moderados, independientes e individuos con altos ingresos. El ganador Santorum fue votado por los muy conservadores y evangélicos: 8 de cada 10 en Misisipi; dos tercios en Alabama. Hoy hay 52 delegados en juego en Misuri, y mañana 23 en Puerto Rico.

En Misuri, Santorum juega con ventaja sureña, pero Romney necesita ganar más delegados para recuperar la imagen de líder que perdió en Alabama y Misisipi. Romney apelará al apoyo del votante culto y adinerado de las grandes urbes (St. Louis y Kansas City). Santorum recibirá mucho voto rural. Nadie da por ganador a Romney en Misuri: hay encuestas que dan la victoria a Santorum por 50, frente a Romney, 37. Otras, sitúan a Gingrich en cabeza con 43 versus 42 para Romney. Una tercera encuesta reparte juego: Gingrich, 30, Santorum, 28, Romney, 24 y Paul, 11. La CNN va tan lejos como para darle a Santorum el 55% y a Romney el 25%, basándose en unas primarias no vinculantes, ya celebradas. Me da la impresión de que Misuri no es tierra muy favorable a Romney… sin embargo, hoy no habrá reparto obligatorio de delegados.

Ambos candidatos han hecho campaña en Puerto Rico -que pronto decidirá en referéndum si deja de ser estado asociado para convertirse en estado de pleno de derecho de la Unión-, apelando a un voto hispano necesario, pero históricamente despreciado por los republicanos: la primera condición para unirse a Estados Unidos, completa y jurídicamente, es que Puerto Rico deje de tener dos idiomas oficiales, abandone el castellano y se quede solo con el inglés. El aparato del partido en Puerto Rico está de parte de Romney. Quien gane en el estado hispano se lleva los 23 delegados. Estados Unidos tiene casi 50 millones de ciudadanos legales hispanos.

Publicada previamente en Cinco Dias, el 17 de marzo de 2012

Alabama y Misisipi: la batalla del sur

Mucho se habló del supermartes, que dejó las cosas como estaban: Romney en cabeza, sin consolidarse como líder republicano. Aquel día votaron 10 estados. En cuatro días se han celebrado, y habrá elecciones, en nueve estados: tanto valor como el supermartes: quizá más, porque los candidatos se sumergen en el sur: hoy hay elecciones en Alabama -que Santorum denomina "el corazón del conservadurismo"- y en Misisipi. 

Son dos estados muy propicios para que Santorum y Gingrich obtengan hoy buenos resultados. El electorado es extraordinariamente conservador. No hace falta ser experto en consultoría política: basta con haber visto películas como Sweet home Alabama (Alabama, dulce hogar) y Arde Misisipi. Simplificando mucho: para el común de los mortales, Alabama y Misisipi son estados de extrema derecha (es un estereotipo: hay de todo, como en botica), frente a California y Nueva York, ejemplos del progresismo extremo.

Romney tenía, hasta hace dos meses, unos altos índices de simpatía entre todos los votantes a escala nacional. Pero, al enfrentarse al sur, donde algunos dicen sigue ondeando la bandera de la Confederación, Romney ha radicalizado su discurso, todo lo que ha podido, hacia la derecha. Hasta la famosa Ley de Inmigración de Arizona -inconstitucional- le parece ahora poco: quién le ha visto y quién le ve. El electorado tiene memoria: hoy, el 39% de los americanos le consideran bajo un prisma negativo y un 28%, con simpatía: mal augurio cara a las presidenciales. Entre los que deciden el resultado electoral -los independientes-, sus índices son aún peores: 22% le apoyan y 38% no pueden ni verle. El creciente voto latino se manifiesta cinco a uno contra él. Pero Romney quiere conquistar el corazón del sur. ¿El punto de partida?

Hoy, Romney tiene 455 delegados; Santorum, 199; Gingrich, 117, y Paul, 64. Para conseguir la nominación, Romney necesita aumentar en un 40% sus delegados. Alabama y Misisipi ofrecen a Santorum la posibilidad de convertirse, por fin, en la auténtica y genuina alternativa conservadora, a Romney. Si Gingrich quiere conservar una mínima credibilidad, necesariamente, ha de conseguir buenos resultados hoy. De otra manera, lo sensato sería retirarse, como le pide ya, abiertamente, Santorum. Pero Gingrich quiere -como Paul- seguir hasta el final, con la esperanza de poder conseguir algo en la convención de Tampa: un número suficiente de delegados le permitiría negociar con Romney un buen puesto en la nueva Administración si pierde Obama. El presidente ya tiene un índice de aprobación de su gestión del 48% versus el 46% de desaprobación. 

Crecimiento económico del 2% y tres meses generando empleo por encima de las 200.000 personas, mensualmente. Su maquinaria electoral, con sede en Chicago, está engrasada, utiliza las últimas tecnologías y no deja de recaudar muchísimo dinero. Mientras, los republicanos se desangran. Una mujer que ha protagonizado muchas campañas electorales, esposa de presidente, madre de presidente, Barbara Bush, fue aclamada en Texas cuando dijo que no había sido testigo de "peor primaria republicana que la actual".

Santorum ganó en Kansas (sur) con el 51%: Romney obtuvo un 21% y Gingrich, un 14%: malos augurios para este conservador. En Wyoming, Romney salió victorioso (44%); Santorum consiguió el 28%. Romney obtuvo más delegados que sus contrincantes en Guam, en las Islas Marianas del Norte y en las Islas Vírgenes.

¿Qué pasará hoy? Están en juego Alabama (50 delegados), Misisipi (40), Hawai, estado natal de Obama (20), y Samoa Americana (9). En Alabama, las encuestas dicen: Gingrich (27%), Romney (26,3%) y Santorum (25%). Sí, Gingrich ganaría a Romney por +0,7%, pero la asignación proporcional de delegados dejaría las cosas como están. La situación se repite en Misisipi: Gingrich (33), Romney (31), Santorum (27). En Hawai estaría en cabeza Romney (24), seguido por Gingrich (8).

Estos resultados manifestarían que en Alabama y Misisipi el 50% de los votantes conservadores optarían por Romney: no porque les guste, sino porque le ven capaz de vencer a Obama; y que el corazón del sur está dividido entre Santorum y Gingrich, dándole a este argumentos para seguir en la carrera. The Economist, Time, Newsweek, FT y WSJ están de acuerdo en que, con estos mimbres, los republicanos seguirán pegándose durante semanas o, incluso, meses. Obama puede estar tranquilo, imponiendo sanciones más duras a Irán, torciéndole el brazo nuclear a los norcoreanos y discutiendo con Netanyahu. Si Barbara Bush tuviera razón, entonces Obama no tendría mucho de qué preocuparse.

Publicado previamente en Cinco Dias, el 13 de marzo de 2012

miércoles, 7 de marzo de 2012

Economía y Capitalismo: es la hora de los Expertos Económicos (o Tecnócratas) II

España vive la peor situación económica desde que Felipe II, entre 1557 y 1598, declarara Castilla en bancarrota, en tres ocasiones.

No conozco a nadie que le gusten las frases: “ya te lo dije” o “ya te lo advertí”. En el ámbito profesional, habitualmente, aunque no siempre, si se hacen las cosas bien, el resultado suele ser positivo. Lo más importante son las motivaciones: el por qué hacemos las cosas. A responder a esta cuestión, dedicamos gran parte de la anterior tribuna. Dos filosofías, entre otras, nos inspiran a muchos capitalistas: “la ética calvinista del trabajo” y “la santificación del trabajo ordinario de los católicos”. En el libro “La reinvención de Obama” dedico un capítulo a la primera de las dos filosofías, para explicar el éxito de la economía de mercado en Estados Unidos.

A los americanos no les va mal del todo, dadas las circunstancias: cuando la Unión Europea entró, en su conjunto, en recesión, en el último trimestre de 2011, con decrecimientos del PIB, antesala de un 2012 que será económicamente muy malo para Europa, Estados Unidos creció el 3% (dos décimas más de lo esperado por el mercado, la Bolsa y los analistas). La Europa de los 27 (o 28, si se incorpora Serbia a la Unión) prevé un PIB negativo del -0,3% para este año y que la tasa de paro se acerque al 11%. En 2012, Estados Unidos obtendrá un crecimiento medio del PIB del 2% y la tasa de paro se reducirá al 8%, cifra que prometió el presidente Obama en la campaña electoral estadounidense de 2008: el punto de partida, hoy, se acerca a sus promesas: crecimiento económico superior al 2% y una tasa de paro, actualmente, del 8,3%.

Es obvio que, a Estados Unidos, le queda mucho camino por recorrer para volver a ser el paraíso del pleno empleo. Pero si comparamos las últimas cifras conocidas entre Estados Unidos (PIB del +3%, último trimestre de 2011) y las de la Unión Europea (PIB -0,3%, mismo período), los norteamericanos salen mejor parados. Estados Unidos es la nación de Jack Kennedy, Ronnie Reagan, Bill Clinton, Elvis Presley, Warren Buffet, Bill Gates, Andy Grove, Hewlett y Packard (dos visionarios, tipos distintos que, con sus apellidos, dieron nombre a la primera compañía informática del mundo, todavía, hasta que les alcance y supere Apple), Steve Jobs, Steve Martin, Steve McQueen y Steve Wonder, Michael Jackson, Milton Friedman, Benjamin Franklin,Thomas Eddison, Thomas Jefferson, Dean Martin, Frank Sinatra, Hillary Clinton, Beyoncé, Grace Kelly, George Clooney, Alan Greeenspan y Cary Grant. La lista de personajes exitosos norteamericanos, que han hecho de Estados Unidos la primera Nación de la Tierra y su satélite la Luna, es interminable.

En Europa, podemos destacar como grandes líderes a los burócratas Van Rompuy y a José Manuel Durao Barroso, magníficos ejemplos del funcionariado de Bruselas. Y, en España, cómo no, tenemos a José Luis Rodríguez Zapatero y a Alfredo Pérez Rubalcaba.  El segundo es lo que, en América, catalogan, en broma, como un “survival” (un superviviente): lleva incontables décadas en política, gobierne quien gobierne. Hubiera podido ser el capital del Titanic pero, a diferencia del que se quiso ir al fondo del mar con su barco, “un survival” hubiera cogido una barquita más o menos grande y, en un corto espacio de tiempo, “magnis itineribus” (cfr. Julio César, atravesando Las Galias: “a marchas forzadas”), le ves en las playas de Benidorm, mientras miles de pasajeros del Titanic mueren ahogados, como sucede ahora con la crisis económica.

¿He dicho CRISIS ECONÓMICA? Vaya, eso me lleva inevitablemente al primero de los grandes líderes que tiene España: José Luis Rodríguez Zapatero. Abandonó el gobierno diciendo que el Producto Interior Bruto para 2012 sería del +2,3%, y prometiendo que había cumplido con el compromiso de déficit público, establecido en el Pacto de Estabilidad: el 6%. La realidad, hemos sabido ahora, cuando el Partido Popular ha abierto los cajones, llenos de facturas sin pagar, es que el déficit público real fue, en 2011, del 8,51%: atribuible en un 65% a las Comunidades Autónomas, en un 31% a los Ayuntamientos y un 4% a la Administración Central del Estado. Se lo crean o no, (pero lo tengo grabado), el mismo abogado especializado en Derecho Administrativo, “Tecnócrata-Economista del Opus” (=Opus Dei), con que inicié mi anterior tribuna, Laureano López Rodó, me advirtió el 30 de julio de 1990 en una larga entrevista de contenido económico, que “esto” –lo que sufrimos ahora-, inevitablemente iba a pasar, más tarde o más temprano: multiplicar por tres el peso del Estado, con Ayuntamientos, Comunidades Autónomas y Administración Central del Estado (a los que hay que sumar las Diputaciones) acabaría por aumentar el déficit público hasta límites insostenibles, me dijo. No creo que Laureano López Rodó fuera adivino o tuviera una bola de cristal: simplemente, procuraba hacer bien su trabajo, por Dios y por España: como yo, aunque no soy miembro del Opus Dei.

Tampoco soy adivino, pero avisé con antelación, como experto en Economía, que “se nos viene encima una crisis económica de dimensiones monumentales”. A Dios gracias, lo advertí durante doce meses, mes a mes, todos los meses, por tanto, en doce ocasiones, en el diario económico Expansión a lo largo del 2007, cuando propios y extraños seguían hablando “del milagro económico español” y, sin embargo, a mediados de aquel ejercicio fiscal, la tendencia del PIB empezaba a ser ya descendente. El aviso más fuerte que hice, tuvo lugar en una larga entrevista para el programa de más audiencia de RNE, el 2 de enero de 2008. Fue como predicar en el desierto.

Aquel era año electoral y ese gran líder que es José Luis Rodríguez Zapatero, anunció dos cosas: “en renta per cápita, hemos superado ya a Italia, y ahora vamos a superar a Francia”, y “2008 será el año del pleno empleo”. Zapatero, en el parque del Retiro, junto al Estanque de las Barcas que mando construir el Rey Nuestro Señor, Felipe IV, no podría sentarse junto al resto de pitonisas que leen las manos, te leen las cartas, te adivinan el futuro, etc: lo echarían a patadas, porque les destrozaría el negocio. A cada uno lo suyo: a Zapatero no se le da bien el arte de la predicción económica. No me sorprende que, frente a Felipe González y José María Aznar, que declinaron la oferta de incorporarse al Consejo de Estado, porque querían hacerse millonarios -1) Asesorando Empresas, 2) Dando conferencias y, 3) Publicando libros-, José Luis Rodríguez Zapatero haya aceptado, encantado, la oferta: su mujer podrá seguir cantando ópera y zarzuela y él, asesorando al Consejo de Estado. Si, con suerte, el resto de miembros del Consejo de Estado son medio ciegos y medio sordos, “por consiguiente”, que diría Felipe González, no escucharán los inocuos consejos de Zapatero: de cualquier otra manera, dado el bajísimo índice de aciertos del expresidente socialista, veo al Gobierno de turno cerrando las puertas del Consejo de Estado para siempre, no vaya a ser que nos lleven a la ruina.

¿He escrito RUINA? Lo siento. ¡Qué ordinariez! Ya estamos en la ruina. Nuestra situación económico-financiera es análoga (leer en el diccionario de la RAE: “análogo significa en parte similar y en parte distinto”) a la de Estados Unidos en 2008, cuando gobernaba George Bush Junior y en 2009, cuando tomó posesión Barack Obama: en expresión del panel más prestigioso de economistas, consultados por The Wall Street Journal (que Warren Buffett, segunda fortuna del mundo, primer inversor del planeta, devoraba, leyéndolo, desde los diez años), “en 2008 y 2009 estuvimos al borde el abismo”.

Para los norteamericanos, la expresión “al borde del abismo” tiene un significado muy concreto: revivir la Gran Depresión de 1929. Tanto George Bush (quien, según el presidente electo, Barack Obama, “hizo una transición de poderes verdaderamente ejemplar”, sin ironía) como Obama, tomaron medidas en esos años, desde el principio de la crisis, para no caer en el precipicio. Ya sé que ni las izquierdas ni las derechas (que son por naturaleza, inmovilistas y, no me pregunten por qué –puesto que no pienso responder a la pregunta-, se pasan el santo día mirando hacia atrás, como la mujer de Lot, añorando un “pasado que siempre fue mejor”: la consecuencia es que se convierten en estatuas de piedra, y en un obstáculo para los que queremos trabajar, activa y eficazmente, por salir de la crisis y volver a la senda del crecimiento) están de acuerdo con las políticas de Bush –criticado por su propio partido, el republicano- ni con las de Obama –“macheteado” por las izquierdas del partido demócrata, por considerar que sus medidas eran/son demasiado tibias.

Ahora bien, aquí la única voz con autoridad para hablar de estos menesteres, según mi subjetivo criterio, es la de Ben Bernanke, doctor en Historia Económica y especializado en la Gran Depresión de 1929, economista prestigioso, liberal, capitalista republicano, judío: “si el Tesoro y la Reserva Federal no hubiéramos rescatado al sector financiero/seguros, y al del automóvil, a las empresas públicas hipotecarias, si no hubiéramos impulsado los planes de estímulo económico y fiscal; si no hubiéramos inyectado liquidez financiera en el sistema, mediante los programas de QE –Quantitative Easing-, etc, habríamos acabado 2011 con una tasa de paro del 25%”.

Hombre, pues la tasa de paro que Bernanke dice que ha evitado para su país, habiendo adoptado medidas a tiempo, se parece bastante a la que tiene España hoy (22,9% de la población activa) y se acercará a la que, según Luis de Guindos, tendrá España el 31 de diciembre de 2012, es decir, “el 24,3%, desde el punto de vista de la contabilidad nacional, ya que, al menos habrá 630.000 desempleados más durante este año”. 

Atención a las palabras: “contabilidad nacional”. Eso significa que Luis de Guindos, lógicamente, al pintar el llamado “Cuadro Macroeconómico de 2012”, que Rajoy presentó en Bruselas la semana pasada, sólo tuvo en cuenta los parados registrados en los Servicios Públicos de Empleo (SPEE, antiguo INEM), cuyas metodologías y herramientas estadísticas son, con diferencia, las mejores de España, y emplean a los mejores profesionales (economistas, estadísticos y matemáticos), que no políticos, ideólogos y demás gente de buen vivir.

Muy inteligente, De Guindos deja de lado el dato de paro que prevé la Encuesta de Población Activa, (EPA), que tiene en cuenta a todas aquellas personas, nacionales y extranjeras en edad de trabajar, que manifiestan su deseo de encontrar un puesto de trabajo, aun cuando hayan desistido de ir a registrarse en el SPEE o, pasados dos años, ya no tengan derecho a la prestación por desempleo, que les provee el antiguo INEM. De Guindos sabe perfectamente que la EPA arrojará, CUANDO MENOS, el dato de un millón de parados más, al cierre del presente ejercicio, superando (vuelvo a citar a Felipe González), “en consecuencia”, los seis millones de parados. ¿Puede España permitirse esto sin entrar en bancarrota? Lo contestaré en la siguiente tribuna, largo y tendido. Baste decir ahora que, el inicio del año 2012 ha sido desalentador: 289.000 parados más, entre enero y febrero.

Un problema muy serio derivado del desempleo es el cómo afecta la crisis, al mal llamado Estado del Bienestar en España: digo “mal llamado”, porque ya me gustaría que España disfrutara del de Francia, Alemania, o los países nórdicos. Esos, sí que son verdaderos Estados del Bienestar, en los que una mujer que quiere tener hijos, puede hacerlo sin que su empleador le despida (que es lo estadísticamente habitual, en España) y, además, goza de un permiso de maternidad que oscila, según el país, entre 12 y 24 meses. ¿Y estamos contentos en España porque a las mujeres le son concedidos 4 miserables meses para cuidar a sus bebés, que es cuando nuestros hijos más necesitan a sus madres y a sus padres?

Si alguien se atreve a denominar “Estado del Bienestar” a la CHAPUZA que tenemos en España, por contraste con “el verdadero Estado del Bienestar que disfrutan Francia, Alemania, Suiza, Luxemburgo, Suecia, Noruega u Holanda”, gritaré, al alimón con la protagonista de “Lo que el viento se llevó”, con un rábano en la mano, a la caída del sol, que “a Dios pongo por testigo de que nunca más volveré a pasar hambre, y que llevaré a los tribunales a aquellos ineptos que nos llevado al borde del abismo”. Ya dije en mi anterior tribuna que, en países como Francia y Alemania, el tener fuertes sistemas productivos, manufactureros, agrícolas y de servicios, hacían posible el crecimiento económico y el sostenimiento del Estado del Bienestar. En otras palabras: me preocupan los pensionistas españoles: hoy, 2,44 cotizantes sostienen a 1 pensionista, en España. La Seguridad Social ha perdido casi 50.000 cotizantes en febrero; seguramente pierda medio millón en 2012. Y esto es el corto plazo, porque las políticas en contra de la natalidad de los Gobiernos socialistas harán que en 2050, según la ONU, -en el 2030, según mis cálculos-, la Seguridad Social entrará en una quiebra irreversible, tan sólo compensable por la entrada masiva de mano de obra joven y barata, a la que se suele denominar, comúnmente, con el genérico de “inmigración”.

Me adelanto a las críticas de la extrema izquierda y la extrema derecha: “mira, campeón, un cambio de modelo productivo no se improvisa, ni se pone en marcha de la noche a la mañana”. Cierto, eso es verdad; por eso les duele tanto a los 5,3 millones de parados, según la EPA, y los 16,9 millones de empleados, controlados por la Agencia Tributaria, que viven con la angustia en el cuerpo a diario, ante la posible amenaza de perder el puesto de trabajo, que Zapatero y el Gobierno socialista negaran el inicio de la crisis, en enero de 2008, por ser año electoral y, por ende, hayamos, como Nación, perdido CUATRO años preciosos para llevar a cabo las reformas que sí hubieran puesto los “pilares de la tierra”, para construir un edificio económico-productivo distinto al actual.

¿Qué pasa; creen ustedes que esto viene de nuevas? Miren, en la segunda quincena de marzo de 2009, José Luis Rodríguez Zapatero invitó a la Moncloa al premio Nobel de Economía, “de izquierdas”, Paul Krugman: no tanto para que le diera clases de Economía en un par de tardes, como ya había hecho el exministro Jordi Sevilla -con pocos o nulos resultados-, sino para que, “de manera objetiva, realista e independiente, hiciera un diagnóstico de la situación de la economía española y le ofreciera soluciones”. Como si en España no tuviéramos suficientes Servicios de Estudios Económicos, a cuál mejor: el de La Caixa, el de BBVA, Funcas, etc.

Krugman es liberal, pero no es tonto del todo, y fue sincero con Zapatero: “mire, señor presidente, la economía española se parece mucho, hoy, a la del estado de Florida: dos motores productivos, que son la construcción unida al mercado inmobiliario, y el turismo, que ustedes llaman de sol y playa. Además, tenemos muchísimos jubilados que se retiran a vivir plácidamente a Florida, muy bien cuidados por los cientos de miles de inmigrantes latinos; cambie usted la palabra Florida por la de España y ahí están las similitudes. El problema para ustedes, es que, mientras para Estados Unidos, Florida es solamente un estado entre 50; España, a pesar de los regionalismos y nacionalismos, es un solo país entero. 

En Estados Unidos tenemos docenas y docenas y docenas de sectores productivos, que ustedes no tienen: por simplificar; nosotros tenemos las empresas tecnológicas más avanzadas del mundo, no sólo en el Silicon Valley, sino en toda la Costa Oeste. La industria del entretenimiento (música, cine, videojuegos, etc) está ubicada en la octava economía del mundo, que es California, y no Italia; el sector del juego del Estado de Nevada (Reno, Las Vegas, etc) supone una contribución extraordinaria al Producto Interior Bruto americano. El Sector del Automóvil de Detroit (Míchigan, estado natal de Romney) tiene a tres de las primeras empresas fabricantes de coches del mundo; en el centro y el sur de América, además de 80 millones de evangélicos radicales y del Tea Party, tenemos recursos naturales, imprescindibles para que nuestra economía funcione bien: petróleo, carbón y gas. En la Coste Este hay toda una industria de servicios profesionales (financieros, cuyos epicentros son Nueva York, con Wall Street, y Boston; de abogados, asesores de empresas, coaching, etc). Señor Zapatero, estoy simplificando, porque la audiencia dura una hora, y mis honorarios (=fees), son de 100.000 dólares por hora”.

No me cabe duda de dos cosas: primero, Jordi Sevilla no le había hablado “de estas cosas”, en esas dos o tres famosas charlas de café, por la tarde, en que enseñaba economía al presidente; segundo, bien Zapatero no entendió nada de lo que le dijo Krugman (no sospechoso de ser de derechas), bien no entendió el mensaje transmitido, o no le dio la gana de asumirlo: “SEÑOR ZAPATERO, ACTÚE RÁPIDO, CUANTO ANTES, AHORA QUE TIENE TIEMPO Y, YA QUE ACABA DE GANAR LAS ELECCIONES PARA UN SEGUNDO MANDATO, HAGA LAS REFORMAS NECESARIAS INMEDIATAMENTE, Y EMPIECE A CONSTRUIR LOS PILARES DE UN NUEVO MODELO PRODUCTIVO PARA ESPAÑA. Al principio, durante los cuatro primeros años, será muy duro, para la población, pero a partir del quinto año, empezarán a verse los efectos positivos de las Reformas”.

Zapatero no hizo nada de lo que le aconsejó Krugman, sino perder –como era de esperar- las siguientes elecciones generales, y dejar el Cuadro Económico del País para 2012, en las siguiente condiciones, según la elaboración al detalle llevada a cabo por el Gobierno del Partido Popular, tras descubrir que el déficit público, insisto, en 2011, no fue el prometido 6%, sino del 8,5%: el PIB, este año, será negativo (-1,7%); el gasto en consumo final será negativo (-4,0) y todos sus componentes, también: consumo privado de individuos y hogares (-1,4), consumo de Administraciones Públicas (-11,5); consumo/inversión de las empresas (-6,9); la demanda nacional, si nadie gasta ni invierte será, por tanto, negativa (-4,6); un dato positivo será la contribución del saldo exterior al crecimiento del PIB (+2,9). De la tasa de paro como porcentaje de la población activa, ya hemos hablado: De Guindos habla de un 24,3% (acogiéndose a los criterios de la contabilidad nacional; utilizando los datos estadísticos de los Servicios Públicos de Empleo); en mi caso, apuesto por una tasa de desempleo del 24,9%, con datos de la EPA, elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), y sobrepasar la barrera de los seis millones de parados.

Ante este panorama, el Gobierno del Partido Popular no ha tardado en actuar: es titular y contenido en todos los periódicos, así que solo voy a enumerar algunas cosas: Rajoy desafía a Bruselas y establece, unilateralmente, que la reducción del déficit público, este año, será del 5,8%, versus el 4,4% prometido por Zapatero, quien lo vinculaba a ese imposible crecimiento del PIB del +2,3% para este año. La lógica de Rajoy es impecable: si cambia el cuadro macroeconómico, también ha de cambiar el objetivo de déficit. En cualquier caso, Rajoy comete un error garrafal en comprometerse a alcanzar en 2013 el objetivo de reducción del déficit público al 3%, en relación al PIB. Se equivoca radicalmente, ya que está apostando porque las reformas que ha anunciado, empezarán a dar fruto el año que viene: cómo se ve, que Rajoy es solamente abogado: está convencido de que puede cambiar la realidad económica del país por decreto ley publicado en el BOE. Pues, aviso para navegantes: nos quedan cinco años para estabilizar económica y financieramente España, y dar marcha atrás en el tiempo, hasta enero de 2007 (exactamente 5 años), el punto de partida, de cuando no había crisis. Y necesitaremos otros cinco ejercicios fiscales para construir el nuevo modelo económico productivo, más fácil de llevar a la práctica, si la “estructura y el marco legal” son favorables.

Este año, el Estado espera recaudar 119.233 millones de euros; la cifra es similar a la de 2011 y, aunque habrá menos cotizantes, esa merma de ingresos se compensa con el aumento de los impuestos (IRPF). El techo de gasto –como hizo Obama en Estados Unidos el pasado 2 de agosto de 2011 para evitar la suspensión de pagos- se reduce un 4,7% y se establece en 118.564 millones.

De todos es sabido que, el último día de 2011, el Gobierno anunció un primer paquete de medidas urgentes. Durante enero y febrero de 2012, el gobierno ha seguido una interesante pauta de comportamiento: elige una temática, sobre la cual va a elaborar un proyecto integral de reformas. Durante tres semanas va anunciando con cuenta gotas, a diario, baterías aparentemente inconexas de medidas, hasta que, en Consejo de Ministros, convierte en Decreto Ley la Reforma correspondiente, metiendo en el mismo saco, de manera –ahora- coherente, todas las medidas.

Así ha sido con las tres reformas más importantes, anunciadas hasta el momento, para evitar que los inversores nos sigan comparando con Grecia o con Portugal: Primero, saneamiento, capitalización y ajuste del sistema financiero; segundo, reforma laboral que reduce el coste del despido; tercero, mecanismos de cobro para empresas de todos los colores y tamaños, para que, en el plazo de diez años, puedan recibir los 35.000 millones de euros que les deben los tres niveles de la Administración Pública. La banca privada y el ICO, a un interés del 5%, participarán en la iniciativa. Los primeros en cobrar (aun no se sabe, si principal o intereses, y esto es esencial para las empresas) serán aquellos que acepten una quita, algo a lo que ya se han opuesto los dos sectores más afectados por la deuda asumida con el Estado: constructoras y farmacéuticas. De la famosísima “Dación” me niego a hablar: es insultante. Basta cruzar los datos del SPEE, la Seguridad Social, el INE, el Censo, el Padrón y la Agencia Tributaria, para saber que es una medida que va a afectar a una muy ínfima y muy minoritaria cantidad de familias españolas. Quiero recordar que tan solo Cáritas, que depende de la Iglesia Católica, atiende a más de un millón de familias sin recursos, a diario.

Me llama la atención que Rajoy tenga que recortar 30.000 millones de euros adicionales, en 2012, y otros tantos en 2013. ¿Cómo lo va a hacer? Respuesta: ¿Recuerdan las palabras de la Vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, cuando anunció el primer paquete de medidas del Gobierno? Dijo que “esto es solo el principio del principio”. Es decir, a finales de marzo, cuando el Gobierno presente los Presupuestos Generales del Estado para 2012, se harán públicas tantas y tan grandes reformas, que, como dijo Alfonso Guerra cuando el PSOE ganó las elecciones de octubre de 1982: “Vamos a cambiar tanto España, que no la va a reconocer, ni la madre que la parió”. Las reformas profundas y muy dolorosas, que pondrá en marcha el Gobierno del PP, si hace lo que tiene que hacer, transformarán España radicalmente a largo plazo.

En siguientes tribunas, con permiso del Editor de este Confidencial Digital, quisiera explicar las consecuencias de esas reformas para España y los españoles y, antes del hablar del G-20, donde están sucediendo muchas cosas que nos afectan, querría comparar la situación tremenda, terrible de España, hoy, con la de Islandia, que tuvo que declararse en bancarrota, Grecia, Portugal e Irlanda, que han tenido que ser rescatados por la Unión Europea y el FMI; y poner todo ello en comparación con el caso extremo positivo, que es el, de nuevo, “milagro alemán”.

Publicado en El Confidencial Digital el 5 de marzo del 2012

martes, 6 de marzo de 2012

El 'supermartes' se decide en Toledo

Es un placer referirse a cuestiones norteamericanas en español, sin utilizar anglicismos. La capital de Ohio, el estado más relevante para los republicanos que celebran hoy elecciones en 10 estados, es Colon (o Columbus, de Cristóbal Colón). La ciudad más importante del estado es Toledo, así llamada cuando, entre 1537 y 1539, estando el emperador Carlos V fuera de España, su mujer, la emperatriz Isabel, vivía en Toledo.

Los candidatos hacen campaña e invierten publicidad en Toledo, donde está la manufactura del estado, como lo estaba en Detroit (Míchigan) porque jamás un candidato republicano ha llegado a ser presidente sin ganar Ohio: tiene un valor simbólico y, además, tras Georgia, es el estado que hoy otorga más delegados. Los republicanos que votan hoy otorgarán 437 delegados que irán a la convención del partido en septiembre. El candidato que obtenga 1.141 delegados será el candidato. Sin embargo, en 2012, el partido ha complicado mucho las normas por las cuales se distribuyen los delegados: estos se reparten proporcionalmente al porcentaje de votos que obtenga cada candidato en cada estado. Hasta las primarias de 2008, quien ganaba en un estado por número de votos se llevaba a casa todos los delegados. Ahora no.

Este sistema está provocando una brutal lucha entre los candidatos y las facciones que les apoyan, hasta el punto de que todos llegan al supermartes de hoy habiéndose dejado la piel en el camino, tras haber gastado ingentes cantidades de dinero: Romney ha invertido 55 millones de dólares, de los 63 recaudados (un 87%); Santorum ha gastado 5,2 (79%) de los 6,6 que tenía: y son los dos candidatos con más posibilidades de obtener la candidatura republicana.

Mientras tanto, Obama, cuyo índice de aprobación (48%) supera al de desaprobación (46%), gracias a la mejora de la economía, ha invertido en la campaña 43 de los 136 millones recaudados (46%). Quien más tiene, más gasta: Romney, millonario, ha invertido 10 millones en publicidad en Ohio: 5 en anuncios que denigran a Santorum. Porque, como sucedió en Míchigan, donde Romney ganó a Santorum por un 3%, también ahora, en Ohio, Romney y Santorum están muy igualados.

Hoy, Romney tiene 203 delegados, Santorum, 92, Gingrich, 33 y Paul, 25. Romney desembarca en el supermartes, tras cinco victorias consecutivas: Míchigan, Arizona, Maine, Wyoming y las elecciones del sábado pasado en Washington (43 delegados). Además, ha recibido el apoyo de Eric Cantor, líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, "porque es el candidato más cualificado para arreglar la economía". Romney está harto de tener que debatir con Santorum de cuestiones morales: él quiere hablar de economía. Sin embargo, aquí ha encontrado también la horma de su zapato: aunque en las fábricas de Toledo (Ohio) Romney habla enérgicamente de que hay que competir con China, fortaleciendo la manufactura americana, en los estados del centro y del sur, donde hoy hay elecciones, Romney es percibido como "un rico elitista del este, a quien le gusta comprar empresas y hacerse rico vendiéndolas, dejando miles de trabajadores en la calle". Hasta la portada de Bloomberg-Business Week, fechada este 4 de marzo, se hacía eco de que "la tendencia de Romney a despedir gente es contradictoria con su posicionamiento de creador de puestos de trabajo: es como la kriptonita para Superman".

¿Qué pasará hoy? Primero, no habrá un vencedor definitivo, sino que cada candidato se llevará tantos delegados como porcentaje de votos obtenga. La consecuencia lógica es que, puesto que los cuatro contendientes han dicho que seguirán hasta el final, las primarias se alargarán durante semanas o, incluso, meses. Mientras, tras estudiar durante cinco días todos los distritos electorales de los 10 estados, cada uno de ellos con sus propias normas de proporcionalidad para asignar candidatos, he concluido que, por variables sociodemográficas, el escenario más probable sería el siguiente: victorias de Romney en Massachusetts (41 delegados), con un intervalo mínimo de 44 y máximo de 48; Virginia (49 delegados), intervalo de 30-49; Vermont (17 delegados), intervalo de 17-9; Idaho, donde el 27% de la población es mormona; en Ohio, la joya de la corona, fiel espejo del país, cual microcosmos sociodemográfico, que representa la diversidad de América, intuyo un (casi) empate técnico entre Romney y Santorum, como en Míchigan (donde di por ganador a Romney por un 3% de diferencia, y así fue): Romney 34%, Santorum 31%.

Victorias pírricas de Santorum (a quien sus inconsistencias entre las ideas conservadoras que defiende y su comportamiento incoherente en el Senado, durante 16 años, le está pasando factura) en Tennessee (58 delegados), Santorum 34%, Romney 30%, y Oklahoma (43 delegados), con un intervalo de 16-21. Gingrich despierta pasiones encontradas, divisorias y polarizadoras en su estado natal, Georgia (76 delegados): ganaría, con el apoyo del gobernador, Nathan Deal, y del excandidato georgiano, protagonista de escándalos sexuales, Herman Cain, con el 38-39%, frente a Romney y a Santorum (ambos con un intervalo de 22-24%). En Alaska (27 delegados), el resultado del caucus es incierto: Romney ha recibido el apoyo de destacados miembros del aparato del partido, pero las bases conservadoras se sienten ofendidas por él, porque no se ha dignado a visitar el estado; tampoco Gingrich, que ha conseguido el apoyo de la ya casi olvidada Sarah Palin, y, sorprendentemente, el único candidato que ha visitado Alaska ha sido Ron Paul, que ha despertado furor entre las masas. Dakota del Norte (28 delegados) es un calco de Alaska, en cuyo caucus solo Ron Paul ha hecho el esfuerzo de visitar el estado, dándole la importancia debida a los votantes.

El día 10 hay caucus en Kansas, Islas Vírgenes y Guam. El 13 en Alabama, Hawai y Misisipi. Ojalá fuera tan sencillo anticipar resultados electorales, en las primarias republicanas, como en las elecciones presidenciales rusas (ganó Putin, ¿verdad?). Pero si se cumple la tradición, quien gane en Toledo (Ohio) conseguirá la nominación presidencial republicana.

Publicado previamente en Cinco Días el 6 de Marzo de 2012

miércoles, 29 de febrero de 2012

Michigan y Arizona, la vuelta de la tortilla

Si me hubieran preguntado el 7 de febrero, cuando la victoria de Santorum en Colorado, Missouri y Minnesota fue oficial, quién creía que ganaría las primarias de hoy, hubiera respondido… ¡Santorum! Semanas después de la triple victoria de Santorum, ayer, hubiera afirmado que el ganador sería Santorum. Hoy, día electoral en Míchigan y Arizona, mi respuesta cambia. A pesar de que, durante semanas, las encuestas han situado a Santorum 10 puntos por encima de Romney, durante este tiempo han pasado cosas.

Los expertos en consultoría de negocio, política, demoscópica y sociología electoral tenemos en cuenta los acontecimientos diarios y medimos cómo afectan al electorado en su actitud hacia los candidatos. Han sucedido tantas cosas en estos días, con efectos inmediatos en el sentir de los votantes, que, tras favorecer en el pasado mayoritariamente a Santorum, hoy, día electoral, los conservadores otorgan la victoria a Romney: en Míchigan, su ganancia es muy estrecha (37,8% versus 35,3% de Santorum); se juegan 30 delegados. En Arizona (29 delegados), las encuestas han otorgado siempre la victoria a Romney, culminando hoy con el 41,4% de los votos, frente al 28,2% para Santorum.

¿Qué ha pasado para que se haya producido este vuelco electoral? ¿Qué encumbró primero a Santorum y ahora a Romney? Dando por sentado que el resultado final no lo otorgan las encuestas, sino los votos, los sucesos sí han influido en los electores. Primero, los republicanos vieron en Santorum a un candidato creíble, frente a Obama: defensor verdadero de los principios conservadores, tras sus tres victorias. Además, Santorum no solo ha apelado a valores religiosos que le han granjeado el apoyo de los cristianos. Sus orígenes sociales, con un abuelo emigrante y minero, atrajeron al trabajador blanco de clase media-baja.

Por su parte, Romney cometió errores: frente a la imagen de empresario exitoso, creador de empleos, que él transmite, publicaciones (The Wall Street Journal y Bloomberg-Businesss Week) destaparon su pasado como banquero de inversión que compraba empresas en quiebra, las reflotaba y las vendía, dejando a miles de trabajadores en la calle...

Por otro lado, se suponía que Romney debía ganar en Míchigan: nacido allí, su padre, directivo del sector del automóvil que da vida económica al estado, gobernador seis años… Confiado, Romney dio un mitin en un estadio, con cabida para 100.000 personas. Lo que resonó mundialmente en Youtube y, después, en prensa, radio, televisión e internet no fue el discurso económico de Romney -relevante-, sino que a la convocatoria acudieron 1.200 millonarios, convenientemente situados frente al escenario. Lo que América vio en las redes sociales fue el estadio vacío: Y, Romney… ¡abochornado! En cambio, Santorum habló ante la misma audiencia en un auditorio pequeño, donde no parecía haber 1.200 ricos, sino 100.000 individuos. Victoria para Santorum.

Pero a Santorum le faltó algo esencial para culminar su racha de éxito: explicar a los americanos cómo va a arreglar la economía, que es lo que más preocupa a los votantes. En el caso de Arizona, donde el 30% de la población es hispana y hay 470.000 latinos viviendo ilegalmente, Santorum ignoró a los que le pedían su regularización: la ciudadanía.

Romney cambió el tercio: propuesta de reducción de impuestos, para todos los contribuyentes, del 20%; más agresiva que las proposiciones de Santorum y Obama. Xi Linping, futuro presidente de China, visitó Estados Unidos: "Frente a la política de paños calientes de Obama", Romney defendió una postura de rotunda firmeza frente a China, en tres ámbitos: económico, militar, valores: "El siglo XXI no será el siglo de China, sino el de América".

Los inmigrantes ilegales fueron objeto de las iras de Romney en Arizona: un muro más alto, más policías patrullando y aplicación de la Ley de Inmigración de Arizona, que permite detener a "cualquier sospechoso de ser indocumentado"; apoyo a Romney de los conservadores. Publicidad: Romney ha invertido en anuncios, para promocionarse y denigrar a Santorum, en una proporción de diez a uno. En el último debate televisado entre candidatos, Romney puso a Santorum contra las cuerdas, al comparar sus declaraciones defendiendo sus principios y la realidad de los votos de Santorum en el Senado: incoherencia de Santorum, quien reconoció haber votado en contra de sus creencias para contentar a George Bush: firmó su sentencia de muerte. Hoy, las encuestas en Míchigan y Arizona dan ganador a Romney: la tortilla se ha dado la vuelta.

Publicado previamente en Cinco Días el 25 de febrero de 2012