Abril es vital para Mitt Romney y Rick Santorum. Son muchas
elecciones concentradas en un mes, con primarias en las que el ganador
consigue todos los delegados. Un esquema diseñado para que quien va en
cabeza obtenga un impulso final: los 300 delegados en juego en abril no
otorgarán a ninguno de los dos los 1.441 delegados necesarios para ser
oficialmente nominado candidato presidencial. Pero, si las previsiones
se cumplen, Romney se distanciará de Santorum. Este es el motivo de que,
Romney, en una semana, haya recibido el apoyo de Jeff Bush
(exgobernador de Florida), Paul Ryan (presidente del Comité
Presupuestario del Congreso) y de George Bush padre, expresidente. Scott
Fitzgerald, senador y líder de la mayoría republicana en el Senado de
Wisconsin, se ha puesto del lado de Romney. El gran financiador de
Gingrich, Sheldon Adelson, le ha dado por difunto y ha sugerido que
podría "pasarse al bando mormón".
Los datos avalan a Romney: Gallup le daría por ganador, hoy, entre
los cuatro candidatos: Romney (42%), Santorum (27%), Gingrich (11%) y
Paul (10%). Romney ha cosechado 566 delegados (4.127.924 votos) frente a
Santorum (263 delegados y 2.850.557 votos). Romney gana a Santorum por
15 puntos, le dobla en número de delegados y en votos. Y eso que el voto
republicano está muy desanimado: solo un 40% tiene interés por estas
primarias. Un 60% dice en las encuestas que la desunión es fratricida y
que será la causa del fracaso conservador en noviembre. Al menos, ahora,
no les falta razón: Obama, cuyo índice de aprobación (47,8) solo supera
por un punto al de desaprobación (46,7), seguiría ganando a Romney (49
versus 45) y a Santorum (51 versus 43).
La última genialidad de los estrategas republicanos es repetir la
experiencia de 2008: que el tándem electoral lo formen un moderado
pragmático (Romney), acompañado por un conservador con sólidos
principios (Santorum). Algo parecido a la feliz pareja que formaron
McCain y Sarah Palin: un desastre. Esto podría decidirse en la
convención de Tampa, Florida.
Hoy, los republicanos tienen que dirimir quién se lleva los delegados
de Wisconsin (42), Maryland (37) y el distrito de Columbia (19). En
todos los casos, las encuestas preelectorales bien hechas (muestra bien
elaborada, fiel reflejo del censo del Estado y lo más amplia posible;
metodología adecuada; índice de confianza nunca menor al 95,5% y margen
de error del +/-2,3%: los americanos tienen la suerte de ser ricos y
pueden permitirse invertir dinero en encuestas que aciertan) dan por
victorioso a Romney: obtendría todos los delegados, consiguiendo un
empujón monumental cara a la siguiente cita electoral, el 24 de abril,
en Nueva York, Pensilvania, Connecticut, Rhode Island y Delaware.
En el distrito de Columbia, Romney tiene todas las de ganar: el
perfil sociodemográfico del votante le es favorable; además, los únicos
otros candidatos que se han cualificado para competir son Gingrich -que
allí tiene muy mala imagen- y Ron Paul -a quien tienen, todavía, menos
simpatía-. En Wisconsin y en Maryland es interesante destacar que Romney
ha hecho encuestas que le dicen que el 31% de sus potenciales votantes
no ven sus anuncios en televisión en el momento de ser emitidos, sino a
posteriori, en internet. Así que ha decidido seguir invirtiendo ingentes
cantidades de dinero en publicidad, pero dividiéndolas al 50%, entre
televisión e internet.
En Maryland votarán a Romney, no por sus principios conservadores,
sino porque su principal preocupación es la economía, el gasto público,
la deuda y el desempleo: son conservadores fiscales (Tea Party), hombres
de negocios, veteranos de guerra, que están convencidos de que Romney
es el único capaz de vencer a Obama. Romney ganaría a Santorum, en el
peor de los casos, por 17 puntos y, en el mejor, por 25. La última
encuesta, hoy, arroja estos resultados: Romney (52%), Santorum (27%). No
creo que la diferencia final sean tan abultada: es muy probable que,
aunque gane Romney, las zonas urbanas se inclinen por él y las rurales
por Santorum. Aunque este matiz es irrelevante, porque el ganador se
lleva todos los delegados.
En Wisconsin, la joya de la corona con el mayor número de delegados
(42), las encuestas no difieren tanto y son más uniformes en sus
resultados: Romney (40,3%), Santorum (32,8%). Para ganar en este estado,
el candidato tiene que meterse en el bolsillo tres mercados
electorales: Milwaukee (43%), Green Bay (21%) y Madison (13%). Romney ya
los tiene.
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