En el ámbito macroeconómico hay varias cuestiones fundamentales. Los
hogares norteamericanos han reducido enormemente sus niveles de
endeudamiento, volviendo a la situación que vivían en 2006. El índice de
confianza del consumidor ha vuelto a mejorar en julio, junto con los
datos de empleo y de venta de viviendas, de tal manera que la demanda
interna (ventas minoristas, consumidores, inversión empresarial, etc) se
ha incrementado por cuarto mes consecutivo, subiendo en julio un 0,5%.
Las reformas financiera y sanitaria -en cambio- siguen sin arrancar
en la práctica, a pesar de haber sido aprobadas legislativamente. Obama
acaba de llamar la atención a los reguladores financieros para que
impulsen la puesta en marcha de la Ley Dodd-Frank, aprobada en julio de
2010: el 60% de los plazos
previstos en la ley no se han cumplido, y solo un 38,9% de las provisiones establecidas en la normativa han sido puestas en marcha. Ni siquiera la famosa “ley Volcker”, que lleva el nombre de su autor, expresidente de la Reserva Federal, y que impide que los bancos lleven a cabo inversiones arriesgadas con su propio dinero –es decir, el de los clientes-, ha entrado en vigor. “Obama ha vuelto a dejar claro que la reforma financiera debe entrar en vigor para evitar que una crisis como la Gran Recesion, vuelva a producirse”.
previstos en la ley no se han cumplido, y solo un 38,9% de las provisiones establecidas en la normativa han sido puestas en marcha. Ni siquiera la famosa “ley Volcker”, que lleva el nombre de su autor, expresidente de la Reserva Federal, y que impide que los bancos lleven a cabo inversiones arriesgadas con su propio dinero –es decir, el de los clientes-, ha entrado en vigor. “Obama ha vuelto a dejar claro que la reforma financiera debe entrar en vigor para evitar que una crisis como la Gran Recesion, vuelva a producirse”.
Esto sucede cuando JP Morgan vuelve a estar en el ojo del huracán,
fruto de supuestas prácticas ilegales que dos de sus ejecutivos habrían
denunciado a las autoridades a cambio de cierta impunidad.
La reforma de la sanidad (“Affordable Care Act” u Obamacare), tardará
en aplicarse, porque como ya dijimos, Obama ha retrasado a enero de
2015 su puesta en marcha para las empresas, porque éstas le hicieron
llegar el mensaje de que no estaban preparadas para proveer de seguro
médico a sus empleados. Sin embargo, una encuesta encargada por el
diario estadounidense USA Today, de finales de agosto de 2013, dice que
ocho millones y medio de personas estarían dispuestas a acudir a los
seguros médicos que, según Obamacare, han de proveer los estados
mediante un sistema de mercado abierto y
competitivo presente en Internet en páginas web especificas creadas a tal efecto. A esos 8,5 millones de personas se sumarian los 30 millones de nuevos asegurados que deberían estar cubiertos por las empresas. Por tanto, en torno a 48 millones de personas –de los 50 millones- que no tienen hoy cobertura médica, deberían tener un seguro médico a partir de 2015, como establece la ley.
competitivo presente en Internet en páginas web especificas creadas a tal efecto. A esos 8,5 millones de personas se sumarian los 30 millones de nuevos asegurados que deberían estar cubiertos por las empresas. Por tanto, en torno a 48 millones de personas –de los 50 millones- que no tienen hoy cobertura médica, deberían tener un seguro médico a partir de 2015, como establece la ley.
La política internacional preocupa mucho a Obama (posible
intervención en Siria, la inestabilidad en Egipto), y los frentes
abiertos son muchos. El más importante, aunque es aquel del cual menos
se ha hablado, es el económico. Hay noticias positivas y negativas. Es
muy bueno para América que la Eurozona haya salido de la recesión
económica en que vivía desde hace 18 meses. En el segundo trimestre de
2013, la Eurozona “creció” en términos de PIB, el +0,3%, impulsada por
el dato de producción industrial de junio, del +0,7% y por los
crecimientos de Alemania (+0,7%), Reino Unido (+0,6%) y Francia (+0,5%).
El principal motor sigue siendo Alemania, cuya economía sigue impulsada
por la manufactura (supone el 24% de su PIB, frente al 13% de España),
el consumo interno, la inversión y las exportaciones. Francia, en
cambio, arroja dudas, debido a su agresiva política fiscal, que castiga a
las rentas más altas, con hasta un 75% de impuestos, pudiendo provocar
una fuga de capitales. En cualquier caso, Europa sigue siendo el
principal socio comercial de Estados Unidos y lo que es bueno para uno,
es bueno para otro.
Las cosas son distintas en China, donde la ralentización del
crecimiento económico en los últimos doce meses, pone presión al
gobierno chino para que cumpla con el objetivo de crecimiento anual del
7,5%, conseguido en el segundo trimestre del año, tras el 7,7% del
primer trimestre. El capitalismo de estado chino tiene obvias y
grandes limitaciones. A los graves desequilibrios internos a los que ya
hemos aludido en ocasiones previas (campo atrasado, versus desarrollo en
la ciudad; bajo consumo interno y elevadas tasas de ahorro familiar,
junto al muy relevante de peso las exportaciones), se suma el
advenimiento del previsible estallido de su propia burbuja inmobiliaria,
el excesivo endeudamiento del sector público, muy deficientes sistemas
educativos y sanitarios, y de seguridad social, y la rampante corrupción
de altos cargos del Partido Comunista Chino (PCH), como bien pone de
manifiesto el juicio del ex dirigente-estrella Bo Xilai: no se producía
un proceso legal contra un dirigente político chino, de tanto nivel como
el actual, desde que, en 1980, se juzgó a la mujer de Mao Zedong y la
llamada “Banda de los Cuatro”.
China va a necesitar profundas reformas económicas, si quiere cumplir
sus objetivos de crecimiento, ya de hecho revisados a la baja: mayor
competencia, reforma financiera, desregulación y privatizaciones. En
realidad, este programa reformista podría resumirse en una palabra:
libertad, aunque el vocablo no esté en el vocabulario de los comunistas
chinos. China se está volviendo muy agresiva, al menos con la Unión
Europea, adoptando políticas proteccionistas, que afectan a sectores tan
dispares, como al vino y el acero. China,necesitada de Estados Unidos,
no se atreve a llegar tan lejos: mientras continúe la relación de mutua
dependencia por la que China (que tiene 1,296 trillones de dólares
americanos en bonos y otros activos del Tesoro americano) financia el
consumo americano, el “Dialogo Económico y Estratégico” entre ambos
países que Obama y Hu Jintao inauguraron en Londres en abril de 2009,
continuará. Es lo que, con gran acierto, el gran historiador de Harvard
(Niall Fergusson) denominó como “Chimerica”.
Publicado previamaente el 27 de agosto de 2013 en mi blob en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes
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