Hace meses que oímos hablar de recuperación económica, con abundancia
de datos que, más adelante, repasaremos con brevedad. Sin embargo, son
muchos los que sostienen que, a pesar de las estadísticas de signo más
positivo, la recuperación aún tardará en llegar a la llamada economía
real, la de familias y empresas. Ambas cuestiones son ciertas: se ha
iniciado la recuperación -la recesión ha llegado a su fin-, pero todavía
habrá de pasar cierto tiempo hasta que las personas notemos los efectos
positivos de manera tangible.
Hay dos cuestiones esenciales que
vale la pena dejar claro desde el principio: primero, por qué está
siendo lenta la recuperación; segundo, qué puede hacerse para acelerar
la recuperación económica y que el crecimiento sea más sólido, de manera
que se genere mucho empleo.
Para resolver ambas cuestiones,
acudiré a lo que solía decir un gran maestro en economía y sociología:
“la historia lo explica todo”. Las crisis económicas que tienen sus
orígenes en problemas financieros tardan mucho más en resolverse. Este
es el caso de la actual recuperación, y la tesis que sostienen los
economistas Reinhart y Rogoff en su famoso estudio “This time is
different” (Esta vez es diferente, Princeton, 2009), que ha inspirado
las políticas económicas de la Casa Blanca: recordemos que Estados
Unidos abandonó la recesión en junio de 2009 y que, desde entonces, ha
crecido al 2,2% en PIB, de media, y creado 8,5 millones de puestos de
trabajo. Estados Unidos es un buen ejemplo para España.
En su
libro, Reinhart y Rogoff explican –tras un estudio hecho sobre 56 países
en un período que abarca ocho siglos de historia económica- que las
recuperaciones económicas fruto de crisis cuyo origen es financiero son,
históricamente, muy lentas. La crisis que hemos vivido tuvo su origen
en Estados Unidos entre 2007 y 2009 y sus raíces fueron financieras. En
circunstancias normales, Norteamérica se habría recuperado muy
rápidamente, pero el peso del sector financiero en ese país es muy
fuerte: tan sólo los activos de los cinco grandes bancos de inversión,
equivalen al 56% del Producto Interior Bruto nacional. Para los
estándares americanos, su recuperación –de cinco años- ha sido lenta,
aunque sostenida, y ahora, en los dos últimos trimestres de 2013, ha
empezado a coger velocidad de crucero. En España, también ha habido que
llevar a cabo una profunda reforma financiera (2009-2012) y, en los dos
últimos trimestres del año pasado, la economía ha vuelto a crecer
ligeramente.
Para saber cómo acelerar la recuperación es muy
interesante leer la obra “Why nations fail” (Por qué fracasan las
naciones, Crown Business, de Acemoglu y Robinson, 2012), que explica
“los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza”. Los autores, dos
historiadores económicos de Harvard, también estudian economías de los
cinco continentes a lo largo de la historia de la humanidad. Acaban
concluyendo que las naciones más libres, con instituciones más
inclusivas –lo opuesto a los monopolios-, la economía de libre empresa y
libre mercado, y que más apuestan por las tecnologías de la
información y la innovación, son las que más prosperan a largo plazo:
en ese sentido, los autores conceden a Estados Unidos un largo período
de prosperidad, mientras que expresan que China tiene solo recorrido a
corto plazo, a no ser que evolucione hacia un sistema político y
económico más parecido al capitalismo y democracia de occidente.
Sobre
el impacto de las tecnologías de la información en la economía y en la
recuperación, diremos que –en lo que a España se refiere-, es menester
un cambio esencial de nuestro modelo productivo, en el que la
fabricación, la industria y la innovación tecnológicas tengan un enorme
peso. En su discurso sobre el Estado de la Unión (29 de enero de 2014),
el presidente Barack Obama explicó la apuesta de su administración por
fortalecer la manufactura tecnológica y la innovación, como palancas del
crecimiento económico que genera empleos, muy especialmente entre la
clase media. Estados Unidos es la patria de Microsoft, Apple, Google,
IBM, Facebook, Amazon, HP y tantos otros gigantes tecnológicos sin
parangón. El tejido empresarial e industrial de España, hoy, no es como
el norteamericano, pero ha de tender a parecerse, asemejarse, al
estadounidense. Es hora de olvidarse de los tópicos del estilo de “que
inventen ellos”. También podemos inventar nosotros. Para ello, hay que
apoyar la innovación y el emprendimiento. Hay ejemplos positivos de ello
en la economía española.
Casos de éxito españoles
En
ese sentido, hemos conocido una iniciativa de Telefónica llamada “Open
Future” (“Futuro Abierto”) para detectar más y mejor proyectos
innovadores llevados a cabo por emprendedores a los que apoyar.
Telefónica es una empresa eminentemente tecnológica y la que más
invierte en innovación en España. Esta apuesta por apoyar a
emprendedores que innovan, es una forma de generar riqueza directamente a
la sociedad española y, dados los muy elevados volúmenes de inversión,
es algo que solo pueden hacer grandes empresas como Telefónica que,
además, lleven la innovación tecnológica en su ADN. En Estados Unidos,
un puesto de trabajo nuevo generado en producción crea otros 4 de apoyo.
Pero un nuevo puesto de trabajo de manufactura en tecnologías de la
información hace que se creen otros dieciséis empleos de soporte: es lo
que en economía se llama un multiplicador de puestos de trabajo. Por
eso, iniciativas como la de Telefónica tienen un fuerte impacto positivo
en la recuperación económica y en el bienestar social.
La
sociedad española no es ajena a las tecnologías de la información. Según
el informe “La Sociedad de la Información en España 2013”, elaborado
por la Fundación Telefónica, destaca que en España existen 26 millones
de móviles con internet, y que un 80% de los dispositivos que se venden
son teléfonos inteligentes. La cifra supone la mitad del actual
parque español de líneas móviles, que es de 52 millones, según la
Comisión Nacional de los Mercados y Competencia. Según este estudio, los
españoles cada vez estamos más conectados a Internet: “Casi 19 millones
de españoles viven conectados y consultan el móvil unas 150 veces al
día”, dice. Y son casi 24,8 millones de españoles los que acceden a
Internet en la actualidad, 700.000 más que el año pasado. El 53,8% de la
población entre 16 y 74 años accede a Internet a diario. Las famosas
redes sociales forman parte de la vida del 64,1% de los usuarios de
internet, y muy especialmente, de los jóvenes (el 94,5% de los que
tienen entre 16 y 24 años). El estudio resalta que la banda ancha móvil
es uno de los motores del avance de la sociedad de la información, con
9,5 millones de nuevos usuarios en 2013.
El Estudio de la
Fundación Telefónica rompe con los tópicos que hablan de una España
retrasada tecnológicamente. La realidad es muy otra, porque las
tecnologías de la información, cada vez más, forman parte de las vidas
de las personas en su quehacer diario. Es necesario que esta realidad se
traslade al mundo del trabajo y de la empresa. Los estudios nos dicen
que nuestras pymes (el 99,88% del tejido empresarial español, según el
INE) desean invertir en tecnologías de la información, para ser más
productivas y competitivas -Estudio de la Radiografía de la Pyme de
SAGE, 2013-. Lo que necesitan las pymes es financiación. 2014 podría ser
el año en que se abra el crédito a las empresas, la tan necesaria
financiación empresarial.
La reforma financiera se ha culminado
con éxito, y hoy hay menos entidades en España que en 2009, pero las que
existen, son mucho más fuertes. Los grandes bancos han presentado
recientemente sus cuentas correspondientes a 2013 y, por lo general, han
obtenido muy buenos números. Que los bancos sean rentables, que ganen
dinero, es la condición previa necesaria para que el crédito a empresas y
familias vuelva a fluir. Más aún, en un momento en que la sociedad pide
a las grandes empresas que hagan una fuerte contribución social, el
hecho de que los bancos ganen dinero hace posible esa aportación a la
sociedad. Es el caso de La Caixa: CaixaBank ganó un 118,9% más en 2013,
gracias a lo cual puede tener una plantilla de 32.000 empleados y una
red de 5.730 oficinas, todo en España, lo que le permite atender
personalmente a sus clientes, poniendo énfasis en alcanzar la excelencia
en la calidad del servicio, y en la atención a las personas. Y, más
aún, son beneficios que hacen posible que La Caixa dedique 500 millones a
su Obra Social, de los que el 67% irá destinado a fines sociales y, el
resto, a ciencia, medioambiente, cultura, educación e investigación.
Nuestra
sociedad evoluciona hacia el mundo online y las grandes empresas están
adelantándose a los tiempos, en España. El Corte Inglés se está
convirtiendo en la primera compañía de gran distribución online de
Europa, ofreciendo exitosamente miles de productos en muchas categorías,
desde droguería a alimentación. Su plataforma de compraventa online no
tiene nada que envidiar a la de los gigantes en Internet
estadounidenses, como Amazon, y tampoco sus almacenes y centros de
distribución de productos. En mis visitas a Estados Unidos siempre me
había maravillado contemplar los inmensos almacenes de Amazon en el
estado de Nevada. Los que tiene El Corte Inglés en Coslada para servir a
sus millones de clientes que compran por Internet, no tienen nada que
envidiar a los americanos.
La internacionalización y las
exportaciones, se nos dice desde muchas fuentes de información, son dos
de las vías de escape de la economía y las grandes empresas españolas.
Quizá Sacyr tenga problemas con el Canal de Panamá, pero los medios de
comunicación se han hecho eco de una potencial oferta de Abertis para
comprar autopistas en Australia por un importe de 4.000 millones de
euros. Abertis ya es, de hecho, la primera compañía del mundo en gestión
de infraestructuras.
Si algo tienen en común Telefónica,
CaixaBank (La Caixa), El Corte Inglés y Abertis es que son grandes
empresas españolas, que triunfan, y que tienen un éxito que redunda en
beneficio de la sociedad española, en línea con los parámetros de la
incipiente recuperación económica: innovación, tecnologías de la
información, financiación, contribución social, internacionalización.
Son
motivos de esperanza para una economía que, en los dos últimos
trimestres de 2013, volvió a crecer en positivo: el +0,1% y en +0,3%, en
el tercer y cuarto trimestre del año pasado, respectivamente. No son el
4,1% y el 3,2% de la economía norteamericana, pero, por seguir
estableciendo las analogías del principio sobre la evolución de ambas
economías, podría decirse que España empieza a vivir ahora, los síntomas
de recuperación que Estados Unidos experimentó en los inicios de la
suya, en junio de 2009, cuando su PIB volvió a crecer.
2014 será el punto de inflexión positivo
Los
datos disponibles apuntan a una mejora de las previsiones económicas
para 2014, en España. El Gobierno, el Banco de España, el INE, Funcas,
CEOE y muchos servicios de estudios nacionales e internacionales han
mejorado sus expectativas sobre la economía española. El FMI prevé que
España crecerá el +0,6%, el consenso de analistas sitúa el crecimiento
en el 0,9% y el Gobierno lo eleva al 1% del PIB. Previsiblemente, en
2013 se cumplirá el objetivo de déficit público (6,5%), lo que haría más
factible y creíble volver a conseguirlo en 2014.
Los empresarios
empiezan a ver el panorama económico con ojos ligeramente más positivos.
En enero, mejoró la confianza empresarial: El Indicador de Confianza
Empresarial Armonizado (ICEA), cuya publicación corresponde al Instituto
Nacional de Estadística (INE), subió un 0,8% en el primer trimestre de
este año respecto al trimestre anterior, con lo que registró así su
cuarto aumento trimestral consecutivo. Esa mejora relativa de la
confianza empresarial en el primer trimestre de 2014, se debe a la
mejora de las expectativas y, sobre todo, a una mejor percepción de los
empresarios sobre el último trimestre de 2013.
Concretamente, en el
primer trimestre de este año, el balance de expectativas (diferencia
entre las opiniones de los empresarios optimistas y los pesimistas)
mejoró una décima, hasta situarse en -28,7 puntos.
La economía
arroja ya algunos datos positivos, como que la producción de coches ha
crecido un 9,3%, hasta 2,1 millones de vehículos, y el turismo vivió en
2013 un año récord al recibir 60,6 millones de turistas extranjeros. Si
ahora es menester lograr un equilibrio con la demanda interna, los
datos de la patronal del turismo son alentadores, puesto que estima que
el turismo nacional remontará en 2014: en el primer trimestre, el 30% de
los viajeros españoles ya ha hecho reservas turísticas (medio de
transporte, alojamiento, etc) para este año.
Las exportaciones
viven un buen momento. Según el INE, el 50% de los exportadores prevé
que venderá más este año; teniendo en cuenta que las exportaciones ya
han aumentado un 5,4% y, como consecuencia, se ha reducido el déficit
comercial en un 50%. El mercado de la vivienda tiende, por fin, a
estabilizarse: según Tinsa, 400.000 viviendas serían absorbidas por el
mercado en los próximos 4 años, conforme aumente el crecimiento
económico y se vaya reduciendo la tasa de paro. Fitch, la agencia de
calificación de riesgos norteamericana, estima que los precios de la
vivienda seguirán bajando en 2014 para estabilizarse en 2015.
Durante
la mayor parte de 2013, se produjo una aceleración de la producción
industrial y la inversión extranjera podría alcanzar 40.000 millones en
2014. Hoy, hay 12.000 empresas extranjeras que emplean en España a 1,2
millones de personas. Los precios están bajo control, puesto que la
inflación cerró 2013 en el 0,3%, la tasa más baja desde 1961. Y, según
el Banco de España, como fruto de la reducción de deuda, ha aumentado el
índice de riqueza económico-financiera de las familias españolas,
subiendo un 20% (dato de septiembre de 2013), alcanzando niveles previos
a los de la crisis.
Queda mucho camino por recorrer,
especialmente en el ámbito de la reducción de los elevadísimos niveles
de desempleo. Pero, al menos, la economía española empieza a remontar.
Y, eso se nota en el exterior: según Financial Times, “La economía
española empieza a emerger de la oscuridad”. Y, en uno de sus últimos
informes, el banco de inversión norteamericano Morgan Stanley afirmaba
que, entre inversores institucionales, "hay miedo de perder la
oportunidad de invertir en España". Como dijo su colega JP Morgan,
“Spain is back”.
Publicado previamente el 7 de febrero de 2014 en El Confidencial Digital
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