Leo con gran sorpresa que algo tan genérico como "el consenso
de analistas" o "el mercado", se han llevado las manos a la cabeza con
el último dato de paro de Estados Unidos. Allí se crearon 142.000
empleos netos nuevos en el mes de agosto. Parece ser que alguien
esperaba que se generaran más de 200.000 empleos. Curiosamente, los
mercados de valores -al menos, los norteamericanos-, ni se inmutaron: el
DJ siguió su estela ascendente, el SP-500 -dicen los economistas y
analistas con nombres y apellidos entrevistados por Bloomberg y por The
Wall Street Journal- continuó imparable hacia el 3.000, tras haber
pasado su record histórico de los 2.000 puntos. Estos analistas y
economistas saben más que los anónimos "consensos y mercados". He vivido
en Estados Unidos en el último mes y medio y he visto trabajo y consumo
en todos los rincones de América.
Es asombroso observar cómo muchos se dejan llevar como veletas por el
último dato; y corren desaforados con pánico, sin orden ni concierto,
sin criterio. De tal manera que, pareciera, según esos comportamientos,
que un día Norteamérica va a comerse el mundo y, al día siguiente, va a
hundirse en la miseria. Qué maravilla, frente al atolondramiento de los
frívolos y superficiales, es fijar la atención en las tendencias, en la
evolución, en las causas..., y en los efectos. De otra manera, la vida
económica y empresarial es un sin vivir. La economía americana, como el
propio país, está llena de contrastes. Pero tiene una lógica interna,
sin la cual, no se entiende nada. Ejemplos hay muchos:
El primer trimestre del año 2014 nos dio el susto de la fuerte
contracción del PIB en un -2,9%. Los frívolos se escandalizaron, y los
libertarios dijeron: "si ya lo decíamos nosotros, Obama no sabe dirigir
la economía y así está el índice de aprobación de su gestión, en mínimos
históricos". El Departamento de Trabajo estadounidense explicó el papel
que el duro invierno había jugado negativamente en el crecimiento
económico, porque se produjo una fuerte contracción de la demanda.
Alguno se rió, pensando que se trataba de una excusa sin fundamento.
La realidad es que, desde 1939, este fenómeno -la influencia de la
metereología en el desempeño económico- ya había sucedido: durante los 8
años en que Bill Clinton fue presidente (1993-2001), se crearon 22
millones de empleos o, lo que es lo mismo, una media de 240.000 empleos
mensuales. Hubo una excepción: el invierno de 1996, cuando Clinton
inició su segundo mandato, lleno de nevadas, debido a lo cual, se
crearon, solamente 2.000 empleos menos en el mes de enero: 220.000, por
tanto. Por lo demás, de todos es sabido que, con Clinton, gracias a las
nuevas tecnologías e Internet, no solo hubo crecimiento económico y
generación de empleo de calidad, sino también, fuertes aumentos de
productividad empresarial (media anual del 3%, con aumento de la fuerza
de trabajo, también cada año, del 1%).
El PIB creció el 4,2% en el segundo trimestre del año, así que "los
analistas anónimos" se quedaron sin argumentos para atacar al presidente
Obama: por supuesto, ese crecimiento se debió al inicio de la temporada
de verano, de la misma manera en que hubo ralentización en el invierno.
¿Y qué pasó con el empleo? En los seis primeros meses del año, se
generaron 1,4 millones de puestos de trabajo o, lo que es lo mismo,
240.000 empleos mensuales de media, como en la entera era Clinton. Y,
esto, con decrecimientos del PIB (-2,9%, primer trimestre) y con
aumentos del PIB (+4,2%, segundo trimestre).
Agosto no ha sido un mes tan bueno para el empleo, por los ya dichos
142.000 empleos generados en dicho mes en el sector privado. La tasa de
paro, eso sí, descendió al 6,1%. Todo hace indicar que, el objetivo de
llegar al 5,5% de tasa de desempleo llegará en 2016, a mediados de ese
año, facilitando la labor del candidato/a demócrata que quiera suceder a
Obama en la Casa Blanca. La tasa de participación quedó en el 59% (baja
para los estándares históricos desde finales de la Segunda Guerra
Mundial).
¿Quién encontró trabajo? Aquellos con mejores estudios y
cualificaciones profesionales en dos sectores concretos de actividad:
los Servicios Profesionales y las Tecnologías de la Información, así
como en la Sanidad. En el primer caso, de todos es sabido que las TIC e
Internet tienen un efecto de arrastre de la demanda, en el resto de
sectores empresariales y en el consumo, que supone el 70% del PIB
americano. En el segundo caso, parecería que la afluencia de millones de
americanos con seguro médico, gracias a la Reforma Sanitaria de Obama
(Obamacare, o Affordable Care Act) tiene efectos positivos en la
economía, pues los pacientes requieren tratamientos, medicamentos, etc, a
los que han de dar respuesta hospitales, laboratorios y personal
sanitario -médicos, enfermeros/as-, que antes no eran menester: una vez
más, se ha estimulado la demanda de productos y servicios y, por tanto,
el consumo.
De acuerdo, 142.000 empleos con un crecimiento del 4,2% de PIB son
pocos puestos de trabajo. ¿Son muchos 268.000 al mes, en el primer
trimestre, con un decrecimiento del PIB del -2,9%? Intuyo que también.
Luego, ¿con que cifra nos quedamos? La respuesta es terminante: con
ninguna. Examinemos qué ha pasado desde que se inició la recuperación
económica en junio de 2009: el PIB ha crecido una media del 2,2% y se
han generado 10 millones de puestos de trabajo en el sector privado en
los últimos 54 meses. Es el período más largo de creación de empleo
desde 1939, en Estados Unidos. Y esta es la tendencia que verdaderamente
importa.
Publicado previamente el 9 de septiembre de 2014 en mi blog de Cinco Dias: EE.UU y mercados emergentes
No hay comentarios:
Publicar un comentario