miércoles, 9 de abril de 2014

España y EEUU: recuperación y paralelismos

Los llamados hispanistas –Henry Kamen, Joseph Pérez, J.H. Elliott, Geoffrey Parker, etc–, historiadores anglosajones, fundamentalmente, especializados en la España del siglo XVI, coinciden en varias cuestiones: destacan el sentimiento de pertenencia de los españoles a un gran proyecto, y establecen paralelismos entre la España de los Austrias Mayores (Carlos V y Felipe II) y los Estados Unidos de los siglos XX y XXI, la denominada Norteamérica Imperial, por los historiadores Nigell Hamilton (American Caesars) y Stephen Graubard (The Presidents).

El poderío norteamericano no se basa solo en sus ejércitos, sino, esencialmente, en su fortaleza económica. Cuando Obama llegó a la presidencia, tras las elecciones de 2008, su libro de cabecera era The Post American World, (Fareed Zakaria), la más destacada de las obras que, entre 2007 y 2009, trataron la supuesta decadencia de Estados Unidos a favor de potencias emergentes como China. En enero de 2014, tras una recuperación económica que dura cinco años, Obama lee otras cosas (sobre todo, encuestas, porque es año electoral). Norteamérica ha creado 7,3 millones de puestos de trabajo, desde junio de 2009 y prevé que, en 2014, generará otros 2,3 millones adicionales, con crecimiento en PIB del 3%. La renta per cápita estadounidense (ajustada la inflación y, por tanto, estableciendo paridad con el poder de compra individual) es de 55.000 dólares anuales, versus 11.000 de China, en enero de 2014. A China le queda mucho camino que recorrer para alcanzar a Estados Unidos como primera potencia económica, aunque sea ya el primer exportador del mundo.

Obama ha estrenado el año con un buen balance económico, que se inició con su propia reforma financiera: primero, salvando a los bancos en febrero de 2009, para que no arrastraran con su caída a todo el tejido productivo y, a continuación, con la famosa legislación Dodd-Frank de julio de 2010. Es posible que, si escribieran de ello los hispanistas, establecieran analogías entre la reforma financiera de Obama y las llevadas a cabo en España desde 2009 y, especialmente, en 2012. La tasa de paro estadounidense, en diciembre de 2013, descendió al 6,7%, lo que unido al crecimiento económico (media del 2,2% en los últimos cinco años y el previsto para 2014, del 3% o más) y la estabilidad de precios, llevará a la Reserva Federal a reducir la compra de activos mensual, hipotecarios y de deuda pública, paulatinamente durante este año.

Los estadounidenses se sienten orgullosos de sus grandes empresas. Durante lo más profundo de la crisis, en 2009, parecía que el capitalismo de estado chino era una razonable alternativa al capitalismo de Occidente: cuatro de las diez primeras empresas mundiales eran chinas. En 2013, las aguas volvieron a su cauce y 9 de esas 10 grandes empresas eran norteamericanas. Los hispanistas destacan que, en la España del siglo XVI, cuando se quería iniciar un gran proyecto, se le denominaba “tamaña empresa, o gran empresa”: eran iniciativas de las que los españoles se sentían orgullosos. Y eran épocas en que nuestros principales marinos eran vascos, exitosos diplomáticos eran catalanes, grandes capitanes eran castellanos, extremeños, gallegos y andaluces.

La expresión “gran empresa” se utiliza hoy para denominar a las compañías más grandes y exitosas de España, algunas de las cuales han acompañado al presidente del Gobierno español en su visita a Estados Unidos.

Uno de los grandes logros, y motivos de orgullo, que ha podido mostrar España en su visita a la primera economía mundial, son las grandes empresas, que son vanguardia de nuestra economía: Telefónica, la empresa que más invierte en innovación en nuestro país –el principal acelerador del crecimiento económico y la competitividad empresarial, según estudios de la OCDE y The World Economic Forum- y que, según los medios de comunicación, ha animado a otras grandes empresas a ir a Estados Unidos, para mostrar que se puede salir de la crisis, y volver a crecer, como ya hiciera Norteamérica. También, ha estado CaixaBank, mejor banco de España, y el más innovador tecnológicamente del planeta (The Banker, Euromoney) o la primera compañía mundial de gestión de infraestructuras, Abertis, entre otras.

Poniéndose en los zapatos de los norteamericanos, es lógico que la representación española no haya sido solo política, sino esencialmente empresarial. A los estadounidenses (311 millones de habitantes) les impresiona fundamentalmente el tamaño, en todo. Y, muy especialmente, en el ámbito de los negocios. Es menester tener en mente, que Estados Unidos –gobierne quien gobierne–, es el gran adalid del capitalismo, la economía de libre mercado y la libre empresa. Estados Unidos no se comprende sin Apple, Google, Amazon, General Electric, IBM, HP, Citi o Facebook, entre otras. Como tampoco se entiende el panorama empresarial español sin Telefónica, La Caixa o El Corte Inglés, la más importante cadena de distribución de nuestro país, por ejemplo.

España ha dejado claro a Norteamérica que la crisis ha quedado atrás, la economía vuelve a crecer y, por tanto, podemos ser objeto seguro de su inversión, de la misma manera en que nuestras empresas pueden expandirse exitosamente en Estados Unidos. La futura ratificación del Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, vendría como anillo al dedo al nuevo patrón de crecimiento de nuestra economía: la brillante trayectoria de internacionalización de la gran empresa española, a la par que las exportaciones como motor del crecimiento económico, son garantía de la confianza que, en 2014, proyecta España.

La economía ha crecido positivamente dos trimestres seguidos: +0,1% y +0,3% en la segunda mitad del 2013. Las agencias de calificación crediticia –Moody’s, Fitch, S&P- han mejorado su perspectiva sobre España. En 2014, el crecimiento podría rondar el 1% (CEOE, Funcas, Servicios de Estudios de los grandes bancos, organismos internacionales, etc) y reducirse la tasa de paro al 25%. Más que el informe de JP Morgan (Spain is back), reformas, consolidación fiscal, aumentos de productividad y competitividad, innovación y la gran empresa española, que empuja todo el tejido empresarial español –compuesto mayoritariamente por pymes–, son el aval del nuevo panorama, que España expresó a Estados Unidos entre las paredes del Despacho Oval.

Publicado previamente en Cinco Días el 15 de enero de 2014

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