sábado, 4 de julio de 2009

Fuentes fiables de información económica, antes de emitir juicios (o inventarse brotes verdes)


Llevo analizando, observando y estudiando la situación económica nacional e internacional desde junio de 1989. Hace veinte años, por tanto. Como a tantos otros, me ha tocado vivir, y sufrir, la crisis económica de 1993-1996; el hundimiento de las "punto.com" (2000-2002) y ahora , la crisis sistémica del sistema financiero internacional (mediados de 2007-2009), trasladado a la economía productiva y real, con consecuencias devastadoras para la economía española.

En este último caso, además, como de todos es sabido, hablamos de una economía lastrada, hasta extremos insospechados, por el que hasta hace poco era su principal motor de crecimiento (la construcción y su primo hermano, el sector inmobiliario) y por el muy ralentizado gran contribuidor al Producto Interior Bruto nacional, el -de capa caída- sector turístico español, basado en “el sol y playa” (baratos).

Como analista, consultor y directivo, me veo obligado a estudiar la realidad económica nacional e internacional (en un mundo globalizado, interconectado, plagado de y protagonizado por, redes, es inevitable vincular economía nacional con economía internacional), desde tantos puntos de vista como me sea posible. Porque como analista estudio y hago proyecciones, en beneficio de las empresas para las que trabajo; como consultor doy orientaciones de negocio a mis clientes y, como directivo, hago lo posible por aplicarme el cuento a mí mismo, en mi negocio.

La resultante es que una parte importante de mi tiempo, la dedico a generar informes y estudios propios, tanto macroeconómicos como de sectores de actividad, y a estudiar tantas fuentes de información fiables como soy capaz de digerir: dejando de lado mis propios estudios, destacaré como fiables, entre otros, los Estudios del Banco de España, los del Instituto Nacional de Estadística, los de FUNCAS (Servicio de Estudios de las Cajas de Ahorro), los Servicios de Estudios de BBVA y la Caixa; y, en el ámbito europeo e internacional, los de la Comisión Europea, Eurostat, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.


Las Agencias de Calificación Crediticia no hicieron bien su trabajo...

Por supuesto que hay otras muchas fuentes de información interesantes (docenas y docenas de ellas): las de fundaciones vinculadas a partidos políticos y empresas privadas; los muchísimos think tanks que tanto han florecido en los últimos años, los de patronales empresariales sectoriales (y medio pensionistas); los de las Agencias de Calificación de Riesgo (Standard & Poor’s, Moody’s, Fitch)...

Aunque éstas últimas (las Agencias de Calificación de Riesgo) me tienen profundamente enfadado y enormemente decepcionado: no sólo no alertaron “de la que se nos venía encima”, sino que, por añadidura, otorgaron magníficas calificaciones crediticias a la banca de inversión que, (ausente de regulación eficaz) nos condujo al desastre actual con instrumentos de inversión fraudulentos.

Al mismo tiempo, adularon a la banca comercial americana que, como quien regala estampitas (las del timo famoso, por supuesto), otorgaba hipotecas (llamadas subprime) a “tutiplén”, a individuos y familias con rentas muy bajas que, ya sabían ellos, (los bancos comerciales americanos), nunca hubieran sido capaces de re-pagar, es decir de devolver el crédito concedido (principal más intereses), creando el consiguiente agujero en los balances de dichos bancos. Así que, a las agencias de calificación de crédito, mejor tenerlas en cuarentena, por ahora.


...Y otros, revisando periódicamente sus datos, aciertan en las previsiones

Hay quien critica las previsiones (“Economic Forecasts”) del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional o las de la Comisión Europea. Es rotundamente falso que se hayan equivocado en su previsiones. Estas críticas, por cierto, siempre vienen del mismo lado del espectro político, la izquierda, que aprovecha (que el Pisuerga pasa por Valladolid) para darle una patada al capitalismo, en el trasero de dichas instituciones.

Dichos organismos (nacidos de los Acuerdos de Bretton Woods, en 1944) personifican, simbólicamente, la economía de libre mercado que tanta prosperidad ha generado en los últimos sesenta años en el mundo occidental y al que quieren sumarse los famosos países emergentes o BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Y dieron lugar a un nuevo orden económico internacional que, aún con crisis periódicas, ha funcionado eficazmente hasta nuestros días.

Tan sólo los (muy) tontos o los (muy) ignorantes ponen como ejemplo de economía eficaz a la ultra comunista Corea del Norte: sus “colegas “ comunistas de China, de todos es sabido, desde principios de los años ochenta, con Deng-Xiaopin a la cabeza, optaron por una economía de libre mercado, controlada por el estado, que ha sacado a más de 400 millones de chinos de la más extrema pobreza, convirtiéndoles en clase media. Mientras, en Corea del Norte, aún con armas nucleares, poco menos que se siguen muriendo de hambre...

La ironía, por cierto, del poderío económico de estos países emergentes es que, por un lado, todos juntos no llegan a suponer el 25% del Producto Interior Bruto Mundial, al tiempo que agrupan a una población de dos billones de personas. Estados Unidos sí supone el 25% de la economía mundial (más aún, “tira de ella como motor”, al ser una economía de demanda, por consumista, que compra productos fabricados a bajo coste en los países BRIC) y tiene una población de 303 millones de personas. La desproporción, a favor de EEUU, es evidente.

Banco Mundial, FMI o Comisión Europea no se han equivocado en sus previsiones económicas. Tampoco, por cierto el Banco de España, quien en la persona de su presidente, Miguel Angel Fernández Ordoñez, manifiesta honestidad, transparencia y verdad (porque canta las verdades del barquero que nadie, especialmente “la izquierda”, quiere oir).


La crisis empezó, realmente, a mediados del 2007

Lo que ha sucedido, simple y llanamente, es que la realidad económica, desde mediados de 2007 ha cambiado tan rápida y vertiginosamente, que dichos organismos han tenido que revisar (en este caso, desgraciadamente, siempre a peor o a la baja) sus previsiones económicas en casi todas las variables o parámetros que miden: Producto Interior Bruto, Comercio, Transacciones, Desempleo, Consumo, Inversión, Ahorro, Resultados de las Empresas, Indices de Producción Industrial, Déficits, Indices de Precios al Consumo, Confianza de los Consumidores, etc.

Por cierto, la crisis no ha empezado hace dos días (ni dos meses) como sostiene el Presidente del Gobierno Español, sino hace más de dos años: basta mirar la curva evolutiva del PIB español desde enero de 2007 para darse cuenta de que, desde sus máximos históricos, entonces, hasta hoy, la economía nacional no ha dejado ininterrumpidamente de decrecer. Eso sí, en plena campaña electoral de las elecciones generales de 2008, el candidato Zapatero prometía pleno empleo: si ganaba las elecciones, claro está...

Nunca dejo de mirar, al menos, una quincena de variables macroeconómicas, al objeto de tener una perspectiva global o de 360 grados, sobre qué sucede en la economía: uno o dos datos aislados, positivos o negativos, fuera de contexto, no dicen nada ni significan nada, aunque generen titulares de prensa: por ejemplo, que en España, en junio, cuando empieza la temporada turística, haya habido 55.000 parados menos; al mismo tiempo que en EEUU, primera economía del mundo, se destruyen 564.000 empleos... (“Yo que usted, señor Zapatero, ese dato de paro se lo haría mirar por un buen médico”).


En breve, hablaremos de los famosos brotes verdes

A partir de ahora inicio una serie de artículos en que, de manera comprensible para todos y, acudiendo a tantas fuentes de información fiable como sea posible, pretendo interpretar la realidad económica actual y proyectarla hacia el futuro. Empezaremos por los famosos “Brotes Verdes”. Pero no ahora: éste será el tema a tratar en el primero de los artículos de esta saga dedicada a la economía que inauguramos hoy.

Tan sólo diré (hoy sólo y a propósito, citaré una fuente de información; el resto las citaré en el siguiente artículo dedicado a los brotes verdes) que Boston Consulting Group, en su último informe de junio de 2009, agrupando en cuatro categorías más de 100 indicadores económicos de las principales economías del mundo, concluye que, de brotes verdes, nada, (“mangas verdes”). Precisamente, porque uno, dos o tres indicadores económicos positivos, de manera aislada o fuera de contexto, no significan un cambio en la actividad económica.

Y esto, desgraciadamente, aunque todos estemos deseosos, y ansiosos, de que la situación económica cambie cuanto antes a mejor.

Pero de esto trataremos en el siguiente artículo de la serie, ya dedicado, eso sí, a los tan famosos brotes verdes.

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