domingo, 18 de octubre de 2009

Anthony Beevor y el Desembarco de Normandía



Anthony Beevor es un historiador británico experto en historia militar y con extraordinarios conocimientos acerca de la Segunda Guerra mundial. Cuando parecía imposible que ningún historiador aportara datos nuevos sobre el mayor conflicto bélico de la Historia, Beevor tiene la capacidad enorme de sorprender al lector, por mucho que éste crea que ya ha leído todo sobre el tema.

Varias características definen a Beevor: por un lado, en su lengua materna, el inglés, escribe maravillosamente bien. Leer sus obras es como leer una buena novela: te entretiene, te distrae, te lo hace pasar bien y no puedes dejar de leer. Además, es un autor “exhaustivo”: coge un tema y lo desgrana todo lo que se puede. Te ofrece la visión general y desciende al más nimio detalle.

Su aportación al conocimiento de la Segunda Guerra mundial es sustancial: gracias a él (y a otros autores, como Robert Service o Andrew Roberts), desde hace quince años, conocemos la perspectiva soviética de la Guerra. Durante la Guerra Fría, nunca supimos qué pasó realmente en el frente ruso. Sólo teníamos la versión de Occidente. Se dice, que durante los primeros años convulsos de la era post-soviétiva, cuando Boris Yeltsin era Presidente de la Federación Rusa, Beevor y Service fueron a los archivos de la antigua KGB “y se pusieron las botas” a fotocopiar archivos secretos. Gracias a estas fuentes de información, por ejemplo, Beevor ha aportado datos novedosos sobre batallas fundamentales de la Guerra que afectaban a los soviéticos: Stanligrado y Berlín (“The Downfall”), dos de sus obras, son buen ejemplo de ello.

A pesar de las negaciones públicas del ex Presidente Vladimir Putin, gracias a Beevor, hoy sabemos que los alemanes no fueron los únicos que se comportaron muy mal en la Segunda Guerra mundial. Según Beevor, el Ejército Rojo violó sistemáticamente a más de dos millones de mujeres alemanas, de todas las edades, durante y después de la batalla por tomar la capital del Reich, Berlín. Los soviéticos tenían ganas de vengarse de las atrocidades cometidas por los nazis en suelo ruso.

Ahora sabemos, gracias a la última obra de Beevor, que el desembarco de Normandía no fue el canto heroico y ridículamente pintado de rosa que muestran películas propagandísticas americanas como “El día más largo” (1962, John Wayne, Henry Fonda, Robert Mitchum, etc). Sino algo más parecido al drama dirigido en 1998 por Spielberg y protagonizado por Tom Hanks y Matt Damon, “Saving private Ryan”.

Según Beevor, la Batalla por Normandía llegó a ser tan barbaric como fue la guerra en el frente ruso: sangrienta, inhumana, despiadada, cruel, horrorosa. Para los alemanes, defender Normandía significaba evitar el desembarco de los aliados en el continente europeo, tras cuatro años de ocupación. Para los Aliados, ocupar el norte de Francia suponía abrir una autopista directa a la liberación de París y, de ahí, a la ocupación de Berlín y la finalización de la Guerra. Por los dos motivos opuestos, ambos bandos lucharon tan encarnizadamente en la Batalla de Normandía.

Beevor no se olvida de nuestra condición humana. Pone ejemplos que dan lugar a la esperanza: civiles franceses que, a pesar de haberlo perdido casi todo en los bombardeos, comparten lo poco que tienen, con infinita generosidad, con aquellos que no tienen nada. Médicos alemanes que atienden a soldados enemigos aliados. Norteamericanos que dan a los alemanes las garantías de la misma Convención de Ginebra, que los nazis no habían reconocido ni respetado.

Historia de dolor y heroismo, que recomiendo leer a cualquier persona interesada en el tema. Estoy seguro de que su lectura, no defraudará a nadie.

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