miércoles, 22 de febrero de 2012

Reforma financiera y éxito empresarial

La reforma financiera será una evidencia más de la existencia de entidades financieras exitosas en España, con o sin crisis, como Santander, CaixaBank (La Caixa) y BBVA.

Desde el año 2006 vengo realizando un Estudio llamado KAR, que sirve como termómetro que mide el Éxito Empresarial de las primeras doscientas empresas españolas y filiales de multinacionales con presencia en nuestro país. Esas compañías, agrupadas en sus diferentes sectores de actividad, contribuyen en un 90% a la generación de riqueza en España. Lógicamente, el sector financiero, los bancos y las cajas de ahorro (95 entidades, en el año 2006, antes de la crisis) españolas siempre han ocupado un lugar relevante en este Estudio: con crisis financiera y económica o sin crisis.

La teoría económica subyacente que el Estudio pretende demostrar empíricamente, es la existencia de compañías privadas que son ejemplo y protagonistas del Éxito Empresarial, en cualquier circunstancia; mejor aun: con independencia de las circunstancias exógenas a esas empresas. Son entidades que, por tener incorporado a su ADN una serie de características (en torno a cuarenta), fueron fundadas para durar durante mucho tiempo y dando siempre buenos resultados.

En el extremo opuesto de esta teoría económica, empresarial y de negocios, estaría el caso de aquellas empresas que, como dice la expresión popular, son “flor de un día”. Por ejemplo, en el sector tecnológico, empresas como Microsoft o Hewlett-Packard pertenecerían a la primera categoría, mientras que en sus mismos segmentos, Sun Microsystems y Palm estarían en la segunda. Esta teoría económica, empresarial y de negocios la validan, en el estudio KAR (Key Audiences Research) tanto la población informada (analistas financieros e inversores institucionales; empresarios y directivos; políticos, autoridades y reguladores; periodistas económicos, de finanzas, de negocios y de sectores de actividad concretos; economistas y académicos; el llamado Tercer Sector –fundaciones, ONGs y sindicatos-; líderes de opinión en Internet y redes sociales) como la población general. Los resultados son consistentes y sólidos a lo largo de los años.

El jueves 16 de febrero el INE constató lo que el Banco de España ya había adelantado: en el último trimestre del 2011, España entró en recesión (no confundir con depresión, que es una recesión a largo plazo), con un descenso del 0,3% del Producto Interior Bruto. En esencia, cuatro factores en caída libre, explican la marcha atrás en el crecimiento económico de España: declive en el consumo de los hogares (consecuencia lógica del desempleo, en el 22,9% de la población activa, que equivale a 5 millones de individuos en paro y sin perspectiva de encontrar empleo); restricción del gasto público –Europa nos exige un déficit público, para 2012, del 4,4%, es decir, un 50% inferior al actual, que supera el 8%-, menor inversión empresarial y descenso de las exportaciones. 

No hacía falta que el Banco de España o el Instituto Nacional de Estadística (INE) nos dijeran, el 16 de febrero, lo que todos ya sabíamos: “España no sólo no va bien, sino que va ir a peor”. Si se me permite la (muy mala) ironía, la única diferencia consiste en que la recesión aparece oficialmente en el Boletín Oficial del Estado (BOE) y antes solo estaba en el diario personal de los 47 millones de españoles.

Ese mismo día, jueves 16 de febrero de 2012, se aprobó en el Congreso de los Diputados, la Reforma Financiera de la que tanto habíamos oído hablar desde hace dos años: 303 votos a favor, 28 diputados en contra y 6 abstenciones. En el contenido de la Reforma Financiera aprobada el jueves pasado por sus Señorías no hay nada nuevo, que previamente antes no se conociera. Sí es cierto que, desde que el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, hiciera parcialmente pública la Reforma hace varias semanas, a través de una entrevista concedida a Financial Times de Londres, hemos ido, poco a poco, sabiendo más detalles de la Reforma y, lo que es más importante, su letra pequeña, que (y ahora la ironía será mala, pero es acertada) en el caso de una Reforma Financiera, es tan importante como cualquier contrato que un individuo o empresa firma con una entidad financiera: como mero objeto de supervivencia de la especie, es necesario y menester “leerse la letra pequeña” del contrato de la hipoteca. Así se evitan las sorpresas desagradables.

Los pilares de la Reforma Financiera son bien conocidos, al menos en sus líneas más generales, y en sus objetivos: se busca el saneamiento del sistema financiero –bancos y cajas- para restaurar la credibilidad y abrir de nuevo la puerta del crédito a familias y empresas; cerrado durante cuatro años. Las declaraciones de varios banqueros muy conocidos, como Emilio Botín, presidente de Santander, de Francisco González, presidente de BBVA y de Isidre Fainé, de La Caixa (CaixaBank), no dejan lugar a dudas: no se conceden créditos si no hay garantías de que serán devueltos; que es tanto como decir, que sólo obtendrán una hipoteca, por ejemplo, aquellos que puedan demostrar al banco o caja de ahorro correspondiente, que pueden devolver el capital y los intereses.

Una de las muchas causas de la crisis financiera y económica que sufrimos, desde hace más de cuatro años, tiene su origen en que, entre 2002 y 2007, en Occidente (Estados Unidos y Unión Europea, fundamentalmente), se concedieron millones de créditos a personas y empresas que nunca tuvieron –ni jamás hubieran tenido- capacidad de cumplir sus compromisos. Y, como reconoce, en la segunda versión ampliada de sus memorias (“La edad de la turbulencia”, Pinguin Group, 2008 y 2009), el expresidente de la Reserva Federal americana, el autodenominado libertario Alan Greenspan, “con unos mercados financieros casi totalmente desregulados, se abrió la espita para ganar dinero de cualquier manera, incluso, y sobre todo, con la especulación inmobiliaria”.

Este fenómeno dio lugar a la llamada “burbuja inmobiliaria”, de la que no voy a hablar aquí, pero que ha tenido un reflejo muy concreto en la Reforma Financiera Española: las entidades financieras en España tienen que dedicar –y disponen de un año para hacerlo- 52.000 millones de euros a provisiones, para limpiar sus balances, tanto de créditos inmobiliarios “malos”, como de créditos inmobiliarios “buenos”.

En mi obra “La reinvención de Obama” (LID, 2011), dedico un tercio de su contenido a explicar la llamada Nueva Arquitectura Financiera Internacional, que requiere, por ejemplo, mayores exigencias de capital de calidad (hasta un 9% de sus activos, capital y reservas) a las entidades financieras, y se toman medidas para que los bancos más grandes no puedan caer, conforme al principio enunciado por el Secretario del Tesoro con George Bush, Hank Paulson, de que existen ciertas entidades financieras “too big to fail”, es decir son sistémicas por su tamaño y cantidad de activos, y, si ellas se hunden, existe un riesgo cierto de que arrastren a todo el sistema con ellas. 

Era cuestión de tiempo que esa Nueva Arquitectura Financiera Internacional surgida del G-20, de la Reforma Financiera estadounidense (Ley Dodd-Frank, de julio de 2010), de Basilea III y de las nuevas normas regulatorias del Banco Mundial  y del FMI llegaran a España. Están en el BOE desde el 16 de febrero de 2012.

En 2006, cuando empecé a aplicar y desplegar mi Teoría económica-financiera y de negocios del Éxito Empresarial, validada por el Estudio KAR que cité más arriba, antes del estallido de la crisis, por tanto, en España existían 95 entidades financieras: bancos y cajas de ahorros. Entre las diversas exigencias de la Reforma Financiera está la reducción del número de entidades, especialmente de cajas de ahorro, mediante fusiones y adquisiciones.

La primera fase de la aplicación práctica de la Reforma ha supuesto la desaparición de muchas cajas de ahorro y la fusión de muchas de ellas, que después se han convertido en bancos. Es el caso de Caja Madrid, convertida en Bankia, y sobre cuya viabilidad futura se pregunta hasta el diario estadounidense más vendido del mundo, The Wall Street Journal: en su edición del viernes 10 de febrero, este prestigioso periódico dedicaba una página entera a Bankia: “El siguiente momento de la verdad para Bankia: la independencia de Bankia, en entredicho, como fruto de las normas de la Reforma Financiera Española, solo meses después de su salida a Bolsa”, que se produjo en julio de 2011.

La Reforma Financiera busca que, en España, haya pocas entidades financieras y que éstas sean muy fuertes. El gran reto de las cajas de ahorro va a ser su “despolitización”, puesto que las cajas, en muchos casos, han sido instrumento de poder político de las Comunidades Autónomas.

Me parece más interesante y relevante para la economía española en su conjunto, y el futuro peso que tenga en la Economía Mundial, el hecho de que España tenga pocas entidades financieras y fuertes. Confieso que he hecho un ejercicio para mi revelador: contrastar mi Teoría del Éxito Empresarial aplicado a las entidades financieras, según la validación empírica del Estudio KAR, y saber qué entidades tienen en su ADN la característica de la durabilidad exitosa, con crisis y sin crisis.

En 2006, las entidades financieras españolas más exitosas se agrupaban en dos divisiones o ligas: la primera división la encabezaban Santander, La Caixa y BBVA. En la segunda estaban Banc Sabadell, Banco Popular y Bankinter. En enero de 2012 el resultado es el siguiente: las entidades más grandes, fuertes y estables son Santander, CaixaBank (La Caixa) y BBVA. Les siguen Sabadell (que se ha hecho con la CAM), Popular (que ha comprado Banco Pastor) y Bankinter, que, tras un cambio en su gestión, ha aumentado un 20% sus beneficios.

Entre enero de 2006 y enero de 2012 ha habido muchos procesos de integración, desaparición, fusión y adquisición de entidades financieras. Sin embargo, cada seis meses, en esos años, conforme a cuarenta parámetros de Éxito Empresarial, las entidades más fuertes siempre lo han sido, con independencia del estado de la economía, el paro o la situación del resto del sector. Simplifico y resumo: no me queda duda de qué entidades financieras, en España son las más exitosas; las he citado en el párrafo anterior. La Reforma Financiera aprobada en el Congreso, el jueves 16 de febrero, también validará la realidad que constatan los expertos. 

El viernes 17, por la noche, el presidente Obama alabó públicamente la Reforma Financiera de Mariano Rajoy: típicamente americano, para Obama, la Reforma Financiera Española es mero reflejo inspirado en el ejemplo americano  y eso bien merece una palmadita en la espalda de Obama a Rajoy.

Publicado previamente en El Confidencial Digital el 20 de Febrero del 2012

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