viernes, 30 de enero de 2015

Imagen de Obama hoy, versus legado a largo plazo

Multitud de encuestas anticipan una victoria republicana en las elecciones de mitad de mandato de noviembre de este año. Si así fuere, los demócratas perderían la única cámara que aun controlan -el senado- y el presidente Obama quedaría solo ante el peligro, atrincherado en la Casa Blanca, teniendo que elegir entre cualquiera de las siguientes opciones: firmar las leyes -de sabor republicano- que le envíe el Congreso; vetarlas, o llegar a un entendimiento con los conservadores. Quizá esta última opción fuera la más sensata para facilitar la amable gobernabilidad del país; pero es difícil que llegue a buen puerto, porque los republicanos apuntalan su estrategia electoral en oponerse al presidente. Difícil es que, por tanto, se alíen con él tras la victoria, en caso de que la consigan.

Este es el marco en el que el presidente Obama llega a su vigésimo tercer trimestre como presidente. Muy importante, nos dice la historia reciente, para aquellos presidentes de dos mandatos que, llegan a las vísperas de las elecciones de mitad del segundo mandato... en situación..., "buena" o "mala".

El índice de aprobación de la gestión del presidente Obama, a punto de celebrarse las elecciones legislativas y para elegir gobernadores, influye en el ánimo de los electores y en su orientación del voto. El índice de aprobación de la gestión de Obama en su trimestre número veintitrés como presidente, es del 41,5%, bastante bajo, comparado con el 63% de inicios de su presidencia. Peor es el índice de desaprobación de su gestión, que se sitúa en el 53,4%. Aún así, algunos sostienen que, a pesar de lo que digan las encuestas en el corto plazo, lo que importa son las políticas que ha hecho el presidente y que eso es lo que convierte en un gran político. Así se expresa el Economista y Premio Nobel de dicha disciplina en la última portada de la revista Rolling Stone ("In defense of Obama", octubre 2014).

Veamos cómo ha influido históricamente la percepción de la gestión del presidente, en términos electorales, cara a su partido, en circunstancias similares a las actuales, y qué ha hecho grandes a unos presidentes y a otros. En 1998, Bill Clinton aún no había llegado a su purgatorio personal, que arrastró el país, y la economía crecía y generaba empleo; el índice de aprobación de su gestión era elevado y los demócratas ganaron puestos en la Cámara de Representantes y en Senado. En 2006, cuando pintaban bastos en Irak y en Afganistán, los sucesos del Huracán Katrina erosionaron la imagen de "compassionate conservatism" de George W. Bush proyectando incompetencia, ineficacia y falta de atención a las necesidades de los que peor lo pasan, en pleno vigésimo tercer trimestre de la presidencia de Bush hijo, su partido, el republicano perdió la mayoría en las dos Cámaras del Congreso, propiciando la victoria demócrata de 2006 que anticipó la victoria presidencial de Obama dos años más tarde (noviembre de 2006).

Algo parecido sucedió a los republicanos en el trimestre número 23 de la presidencia de Richard Nixon: consecuencia de la fuerte presión por el escándalo que él mismo había creado (Watergate, agosto 1974), Nixon dimitió. En las elecciones de noviembre de ese año, legislativas de mitad de mandato, los republicanos sufrieron una derrota.

Hay relación entre la percepción que se tiene del presidente, de su gestión, y la orientación del voto en las elecciones legislativas. Cuán grande sea un presidente, en atención a la defensa encendida de Obama por parte de Krugman, es algo que solo el tiempo puede decir. Hay logros de presidentes, que en su momento fueron controvertidos, pero pasado el tiempo se han convertido en grandes hazañas: la política económica de Roosevelt y la creación de la Seguridad Social en 1939, que llega hasta nuestros días; "The Bill of Rights" de LBJ, Johnson, que inició el fin de la segregación racial; el reinicio de pacíficas relaciones con la China comunista de Mao Zedong que hizo Nixon, o las negociaciones nucleares de Reagan con Gorbachev, forzando su mano gracias a la iniciativa "Star Wars", que dio al traste con la economía soviética y, en última instancia, provocó la caída del Muro de Berlín, liberando media Europa.

Sabemos que Obama, sus políticas combinadas con la iniciativa del sector privado, han sacado América de la Gran Recesión y que el país ha crecido una media del 2,2%, creando 198.000 empleos mensuales desde junio de 2009 (54 meses consecutivos, 10 millones de empleos). La Reforma Sanitaria, Obamacare, que provee de seguro médico a 32 millones de nuevos pacientes aún está en sus albores y siempre ha sido controvertida, incluso antes de su aprobación en marzo de 2010.

El hoy y ahora de las encuestas indican castigo al presidente a través de su partido en el Congreso. Si el legado de Obama es percibido más positivamente que hoy a medio y largo plazo, lo sabremos en noviembre de 2016, con las elecciones presidenciales. Entonces, el 53% del electorado tendrá la llave de la presidencia, esto es las mujeres, que en 2012 apoyaron mayoritariamente a Obama (55%).

Publicado previamente el 21 de Octubre de 2014 en mi blog de Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

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