jueves, 12 de marzo de 2015

Obama toma la iniciativa: Comercio, Internet, Cambio Climático e Inmigración

Las elecciones legislativas del 4 de noviembre supusieron un duro varapalo para el presidente y para el partido demócrata. Los republicanos se hicieron con el control absoluto de las dos Cámaras del Congreso. En un entorno políticamente polarizado, la primera consecuencia bien pudiere haber sido la paralización de los proyectos del presidente Obama.

Las pautas de comportamiento del electorado desde 1889-1890 (hace dos siglos) muestran que, jamás en la política americana, había habido tanta polarización y enfrentamiento como hoy. Ni siquiera cuando en los años noventa, los republicanos intentaron apartar a Clinton (impeachment, por el asunto de Monica Lewinsky) o, en la década de Bush, los demócratas acusaban al presidente de ser amante de guerras y alienar el país del resto del mundo. Según datos de Advice Strategic Consultants, en los últimos 20 años, se ha doblado el número de americanos que consistentemente expresan opiniones conservadoras o progresistas: los independientes pierden terreno. Tanto es así que los votantes de un partido piensan que “las políticas del otro partido son tan equivocadas que pueden amenazar la existencia del país”.

A pesar de ello, el presidente Obama decidió tomar la iniciativa a mediados del mes de noviembre, cuando aún conserva una mayoría simple en el Senado y antes -enero de 2015- de que el nuevo Congreso tome posesión. Obama se encontrará entonces con la oposición de los republicanos, aunque no más que en los dos últimos años, aunque sí con más poder. Por eso, Obama ha "amenazado" con gobernar mediante órdenes ejecutivas. No es el primer presidente en hacerlo, ni será el último. Bill Clinton y George Bush, con el poder legislativo en contra, hicieron exactamente lo mismo, el primero en la década de los años noventa; el segundo, en la primera década de los 2000.

Nada más celebrarse las elecciones legislativas en América, Obama viajó a China para asistir a la reunión de la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation). En este foro, en este entorno, el presidente tomó una serie de iniciativas de fuerte calado; entre otras, el impulso del libre comercio -algo que en lo que podría ponerse de acuerdo con los republicanos-, acuerdos con China para reducir las emisiones de efecto invernadero y, en el ámbito de las Telecomunicaciones, una fuerte apuesta por la llamada Neutralidad en la Red. Más recientemente, quiere llevar a cabo una fuerte reforma parcial de la Inmigración.

El impulso al libre comercio en China lo hace Obama tras varios años de desencuentro con dicho país. Queda lejos el Diálogo Económico y Estratégico que inauguraron Timothy Geithner y Hillary Clinton en abril de 2009, siendo secretario del Tesoro y Secretaria de Estado el uno y la otra, respectivamente. Con la llegada a la presidencia de China de Xi Jinping, el gigante asiático ve como una amenaza lo que Hillary Clinton denomina como la "reorientación de Estados Unidos hacia China", versus el enfoque hacia Oriente Medio y sus guerras de George W. Bush.

El gran acuerdo de libre comercio que ha querido impulsar Obama en China es el Trans-Pacific Partnership (TPP). En palabras de Obama, “este acuerdo tiene potencial de convertirse en un logro histórico". Los países que integran el acuerdo son, además de Estados Unidos: Canada, Mexico, Chile, Japan, Australia, New Zealand, Brunei, Malaysia, Peru, Singapore, y Vietnam. China no ha sido invitada a formar parte de ese grupo de doce países, cuya riqueza combinada supone el 40% de la economía global (27.5 trillones de dólares), y un tercio del comercio mundial, según un informe publicado por Brookings Institution.

Por su parte China ha impulsado la creación de un pacto que rivaliza con el norteamericano, llamado  "Free Trade Area of the Asia-Pacific (FTAAP)". Y, demostrando sus poderes, el Presidente Xi Jinping afirmó que China "invertirá 1.25 trillones de dólares en el extranjero en la próxima década, y comprará bienes y servicios por importe de más de 10 trillones de dólares en los siguientes cinco años".

Cambio climático
Al mismo tiempo, Obama llevó a su terreno al presidente chino en el ámbito de su lucha contra el cambio climático. Obama y Xi anunciaron que Estados Unidos y China habían alcanzado un acuerdo para reducir emisiones de gases de efecto invernadero: Norteamérica se ha autoimpuesto objetivos más ambiciosos en ese campo, y China va a impulsar su apuesta por las energías renovables. Hay que tener en cuenta que estas dos economías son las más grandes y vibrantes y, también, las más contaminantes del planeta.

Hasta ahora, la postura de China había sido la de "denunciar la hipocresía de las economías avanzadas, que en vez de señalar a las emergentes, deberían liderar con el ejemplo". Con este posicionamiento, China tenía la excusa perfecta para no hacer mucho en este campo. En cambio, ahora parece que la segunda economía del planeta está dispuesta a asumir su responsabilidad, haciendo exclamar al presidente Obama que “este acuerdo es un paso esencial en la relación entre ambos países”.

Estados Unidos se ha comprometido a recortar sus emisiones de gas de efecto invernadero, al menos en un 26% en 2025, por debajo de los niveles de hace diez años. Por su parte, China tiene sus propios objetivos: quiere incrementar el porcentaje de energía renovable sobre el total de su mix de energía, hasta que llegue suponer el 20% del total en 2030. 

Aunque muchos han expresado su decepción, porque esperaban objetivos más ambiciosos, la realidad es que, poniendo en contexto ambas promesas, hay que decir que ambas tienen valor: Obama tiene la oposición de los republicanos, que niegan los efectos de la mano del hombre sobre el cambio climático, y que no quieren adoptar medidas en este campo, porque creen que afectará negativamente a la industria, la economía y el empleo. En el caso de China, el país más contaminante del mundo, un paso de esta naturaleza, en siendo el primero, adquiere una dimensión de grandísimas proporciones.

La neutralidad en Internet
Para muchos consumidores, y liberales y progresistas, la llamada de atención del Presidente Obama  a la Federal Communications Commission (FCC, Comisión Federal de Comunicaciones), para que haga todo lo que está en su mano para proteger la neutralidad en la red, ha sido un gran motivo de alegría. La forma concreta de llevarlo a cabo, sería mediante la reclasificación de las redes de banda ancha como servicios de telecomunicaciones y, por tanto, sujetándolas a las mismas normas que regulan las redes telefónicas. Ha sido un anuncio fuerte y de calado: se ha puesto del lado de quienes sueñan con normas de regulación más duras en Internet, a lo que se oponen compañías como Verizon o Comcast -esta última, ya ha puesto a trabajar a las más de 150 compañías de lobby que trabajan para ella en Washington; de hecho es la empresa americana que más lobistas emplea-. Los republicanos, no solo ven el anuncio del presidente como una injerencia gubernamental inaceptable en las normas del libre mercado, sino que lo consideran un ultraje hacia ellos, porque acaban de ganar las elecciones legislativas y entienden que, cuando menos, debían haber sido consultados.

Obama desea impedir que los proveedores de Internet traten de manera diferente distintos tipos de tráfico en Internet. El presidente quiere evitar que se bloqueen webs o que se haga que vayan/naveguen más lentamente; pide más transparencia en los acuerdos entre compañías de contenidos y los proveedores de Internet, y desea una prohibición del pago por un servicio más rápido. Las redes wireless o inalámbricas, deberían estar sujetas a las mismas normas, en contra de la excepción que, en 2010 impuso la FCC sobre la regulación de Internet. 

Para Obama “ha llegado el momento de reconocer que -es lo que debería hacer la FCC- el servicio de banda ancha tiene la misma importancia que otros servicios de telecomunicaciones y, en consecuencia, debe tener las mismas obligaciones- (...) Esto es un reconocimiento esencial de los servicios que los Internet Service Providers (ISP) ofrecen a los hogares y empresas americanos, así como de las obligaciones necesarias para asegurar que las redes funcionan de la misma manera para todos y no solo para una o dos compalías". Ciertamente, Obama se ha puesto del lado de muchas asociaciones de consumidores, a costa de enfado de varias empresas de telecomunicaciones, que, como Verizon, amenazan con ir a juicio, porque ponen en tela de juicio la legalidad de la propuesta de Obama.

Inmigración
El presidente anunciará en los próximos días -la semana que viene- una reforma parcial de la inmigración, a pesar de la oposición de los republicanos. Concretamente, Obama hará cambios en el sistema de implementación de las leyes de expulsión, que protegerán a cinco millones de inmigrantes ilegales de la amenaza de la deportación: les suministrará de permisos de trabajo, por ejemplo.

Obama utilizará sus poderes ejecutivos para afirmar su autoridad (más bien, la potestas) para aplicar las leyes como Dios le da a entender como Jefe del Estado ejecutivo que es. Sus medidas afectarán a 12.000 agentes de inmigración, y la forma en que se conducen (actitud), y comportan. Parte importante de los planes de Obama consistirá en permitir a muchos padres de niños -que ya tienen la ciudadanía norteamericana o son residentes legales-, el obtener los documentos necesarios para trabajar legalmente, sin preocuparse del peligro de ser descubiertos, y ser separados de sus familias, mediante la devolución a sus países de origen. Tan solo esta medida, afectaría a 3,3 millones de personas que han vivido ilegalmente en Norteamérica en los últimos cinco años, según Migration Policy Institute. Además, el presidente quiere conceder más derechos a personas que llevan viviendo en el país al menos diez años (en torno a 2.5 millones de personas).

Dar más protección a inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños, y a sus padres, afectaría a un millón adicional de personas. 

Para la industria tecnológica (TIC) de Silicon Valley, las acciones de Obama serían como miel para el paladar, porque los beneficios se extenderían a los inmigrantes con "capacidades tecnológicas", como han pedido HP, IBM, Apple, Microsoft, Google, Amazon y Facebook, entre otros gigantes high-tech.
Estaban equivocados, se equivocaron, quienes dieron por moribundo o, incluso, por muerto, al presidente Obama, tras la debacle demócrata en las elecciones legislativas. Obama está más vivo y activo que nunca. Y tiene dos años enteros por delante.

Publicado previamente en Cinco Días el 13 de noviembre de 2014

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