El día 6 de noviembre los estadounidenses elegirán presidente. Obama
ya ha pasado a la historia por ser el primer afroamericano que se
convierte en jefe de estado de la primera potencia económica y militar
de la tierra, con un 22% del PIB mundial. En las elecciones más
ajustadas desde 1960 (Kennedy versus Nixon), con Obama y Romney
empatados en estimación de voto en un 47%, serán 12 estados bisagra,
mujeres, trabajadores, católicos, evangélicos, jóvenes, latinos y otras
minorías quienes decidirán el resultado electoral.
Dependiendo de quién gane, se impondrá una visión multipolar del
mundo, inclusiva hacia terceros y negociadora en cuestiones de comercio
mundial e intercambio de capitales, bienes y servicios, como la de
Obama. Si gana Romney, la creencia en la excepcionalidad de Norteamérica
podría traducirse en aislacionismo internacional, dureza en las
relaciones comerciales, y un capitalismo más agresivo que desmonte el ya
endeble estado del bienestar americano. Sea como fuere, el resultado
electoral afectará a los 7 billones de habitantes del planeta: según el
Fondo Monetario Internacional, en 2012 y 2013, el crecimiento económico
mundial se ralentizará y, si Alemania es la locomotora económica de
Europa, EE UU lo sigue siendo de todo el mundo.
Entre junio de 2009 y octubre de 2012 Norteamérica no ha estado en
recesión y el PIB avanzó, de media, el 2,2%. El crecimiento del tercer
trimestre de 2012 fue del 2%: 1,3% (consumo de hogares; 71% del PIB) y
0,7% (inversión pública en Defensa). Si demócratas y republicanos se
ponen de acuerdo y evitan el precipicio fiscal -que, de producirse,
restaría un 5% anual al PIB y llevaría a la recesión-, Norteamérica
crecerá en 2013 otro 2,2% y creará 140.000 empleos al mes. En 2014, el
crecimiento alcanzará el 3% y se mantendrá estable hasta 2016, sea quien
sea el presidente.
Desde que Estados Unidos abandonó la recesión, se han creado 5
millones de puestos de trabajo, en el sector privado; el empleo en el
sector público se ha expandido un 0,8%, creando 22.000 empleos y
destruyendo 560.000. La tasa de paro, hoy, es del 7,9%, mismo porcentaje
que el 20 de enero de 2009, cuando Obama tomó posesión: aquel enero, la
recesión destruyó 818.000 empleos. El mes anterior, los despedidos
fueron 803.000. En el último trimestre de 2008, en las postrimerías del
segundo mandato de Bush, el PIB se contrajo el 8,9%. Durante los 8 años
de la era Bush, se generaron 3,5 millones de empleos. Con Obama, se han
creado 5 millones.
Si los datos económicos son mejores con Obama que con su antecesor
¿por qué muchos definen Estados Unidos como un país en decadencia? Los
republicanos son muy críticos con la política económica de Obama y sus
resultados. La población general otorga al presidente un índice de
aprobación superior al de desaprobación, y considera que tiene muchos
factores positivos, humanos y de liderazgo. Su porcentaje de
favorabilidad dobla al de Romney. Sin embargo, el 51% considera que el
republicano gestionaría mejor la economía que Obama (45%).
Muchos factores explican por qué la gestión económica del presidente
no es reconocida; destacan dos: primero, los estadounidenses creen en el
Sueño Americano, según el cual todos tienen la oportunidad de triunfar,
porque hay movilidad social y económica. El ansia de triunfar forma
parte del ADN norteamericano. Desde este punto de vista, la población
compara la situación actual con los 23 millones de empleos que generó
Clinton y sienten nostalgia, recordando tiempos mejores. Alan Greenspan
escribió en "La edad de la turbulencia" que Clinton fue el mejor
presidente, en lo económico, del siglo XX.
Segundo, hay que tener en cuenta a los países que el economista de
Goldman Sachs, Jim O'Neill, denominó BRIC (Brasil, Rusia, India y
China). Cuando se comparan los logros de Obama con los de Reagan, muchos
olvidan que, hace 30 años, los BRIC eran irrelevantes y el G-7 dominaba
económicamente el mundo. En 2012, los emergentes -aunque ahora
experimenten una cierta desaceleración, fruto de la falta de demanda de
Occidente- han crecido mucho en las últimas décadas: toda la riqueza y
empleos que no han generado las economías más desarrolladas la han
generado ellos. Por eso, Obama se ha propuesto dos objetivos: impulsar
la manufactura y las exportaciones americanas, doblando estas últimas en
5 años y creando, así, 2 millones de empleos.
La herencia económica que recibió Obama fue la crisis más profunda
desde la Gran Depresión. Obama tuvo que salvar aseguradoras,
automovilísticas, bancos y poner en marcha tres paquetes de estímulo
económico de 787.00, 400.000 y 200.000 millones de dólares cada uno para
conseguir que América pasara de decrecer el 8,9%, a crecer el 2,2%, en
PIB, y de destruir 800.000 empleos mensuales, a crear una media de
140.000. Esta revitalización económica, aunque leve para los estándares
americanos ha incrementado el déficit público en 5 billones de dólares.
Bush le entregó un déficit de 13,5 billones de dólares y Obama lo ha
aumentado hasta los 16,4 (7% del PIB); la deuda pública (suma de todos
los déficits acumulados) es el 103% del PIB.
¿Cuál es el balance económico de Obama? El PIB, en términos
absolutos, es de 15,6 billones de dólares (+12%); el paro es del 7,9% y
se han creado 5 millones de empleos; los mercados de valores se han
disparado entre enero de 2009 y el 31 de octubre de 2012: el Dow Jones
se ha revalorizado un 70% y el S&P 500 ha doblado tamaño; los
hogares han destinado 8,6 billones de dólares al ahorro (+4,4%). Cada
vez que la Reserva Federal anunciaba uno de sus programas de estímulo y
bajadas de tipos de interés, las Bolsas se disparaban. Los consumidores,
gracias a la Reforma Financiera Dodd-Frank, tienen más información,
existe una Agencia de Protección al Consumidor Financiero, los bancos
están más recapitalizados y, según la "norma Volcker", las entidades
financieras no pueden especular con recursos propios, ni con el dinero
de sus clientes.
El regulador es consciente de los riesgos sistémicos y, aun así, los 5
bancos más grandes de Estados Unidos tienen activos que equivalen al
56% del PIB. El mercado inmobiliario se recupera (+11% a lo largo del
mandato; 15% en septiembre y 14,4% en octubre de 2012). El comercio ha
aumentado, gracias a los acuerdos con Panamá, Colombia y Corea del Sur.
EE UU ha aumentado en un 10% su independencia energética -algo que
planteó por vez primera Nixon-, aumentando su producción de petróleo y
gas en un 25% y reduciendo proporcionalmente importaciones de Irán,
Venezuela y Arabia Saudí.
Gracias a la reforma sanitaria, 30 millones de personas tendrán
cobertura médica desde 2014. Los salarios se han incrementado un 7% de
media (lejos del 221% de los máximos ejecutivos del S&P 500), y los
ingresos por hogar se han mantenido estables en los 50.800 dólares. El
1% de los americanos acumula el 70% de la riqueza, y el 0,1%, el 40%.
Frente a la visión de los republicanos -según la encuesta de The
Economist entre economistas y expertos financieros, de octubre de 2012-,
el 51% prefieren la política económica de Obama a la de Romney. Después
de todo, ser capitalista no es sinónimo de ser republicano.
Publicado previamente en Cinco Días el 2 de noviembre del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario