martes, 17 de septiembre de 2013

Elecciones para prevenir una recaída planetaria

El día 6 de noviembre los estadounidenses elegirán presidente. Obama ya ha pasado a la historia por ser el primer afroamericano que se convierte en jefe de estado de la primera potencia económica y militar de la tierra, con un 22% del PIB mundial. En las elecciones más ajustadas desde 1960 (Kennedy versus Nixon), con Obama y Romney empatados en estimación de voto en un 47%, serán 12 estados bisagra, mujeres, trabajadores, católicos, evangélicos, jóvenes, latinos y otras minorías quienes decidirán el resultado electoral.
Dependiendo de quién gane, se impondrá una visión multipolar del mundo, inclusiva hacia terceros y negociadora en cuestiones de comercio mundial e intercambio de capitales, bienes y servicios, como la de Obama. Si gana Romney, la creencia en la excepcionalidad de Norteamérica podría traducirse en aislacionismo internacional, dureza en las relaciones comerciales, y un capitalismo más agresivo que desmonte el ya endeble estado del bienestar americano. Sea como fuere, el resultado electoral afectará a los 7 billones de habitantes del planeta: según el Fondo Monetario Internacional, en 2012 y 2013, el crecimiento económico mundial se ralentizará y, si Alemania es la locomotora económica de Europa, EE UU lo sigue siendo de todo el mundo.

Entre junio de 2009 y octubre de 2012 Norteamérica no ha estado en recesión y el PIB avanzó, de media, el 2,2%. El crecimiento del tercer trimestre de 2012 fue del 2%: 1,3% (consumo de hogares; 71% del PIB) y 0,7% (inversión pública en Defensa). Si demócratas y republicanos se ponen de acuerdo y evitan el precipicio fiscal -que, de producirse, restaría un 5% anual al PIB y llevaría a la recesión-, Norteamérica crecerá en 2013 otro 2,2% y creará 140.000 empleos al mes. En 2014, el crecimiento alcanzará el 3% y se mantendrá estable hasta 2016, sea quien sea el presidente.

Desde que Estados Unidos abandonó la recesión, se han creado 5 millones de puestos de trabajo, en el sector privado; el empleo en el sector público se ha expandido un 0,8%, creando 22.000 empleos y destruyendo 560.000. La tasa de paro, hoy, es del 7,9%, mismo porcentaje que el 20 de enero de 2009, cuando Obama tomó posesión: aquel enero, la recesión destruyó 818.000 empleos. El mes anterior, los despedidos fueron 803.000. En el último trimestre de 2008, en las postrimerías del segundo mandato de Bush, el PIB se contrajo el 8,9%. Durante los 8 años de la era Bush, se generaron 3,5 millones de empleos. Con Obama, se han creado 5 millones.

Si los datos económicos son mejores con Obama que con su antecesor ¿por qué muchos definen Estados Unidos como un país en decadencia? Los republicanos son muy críticos con la política económica de Obama y sus resultados. La población general otorga al presidente un índice de aprobación superior al de desaprobación, y considera que tiene muchos factores positivos, humanos y de liderazgo. Su porcentaje de favorabilidad dobla al de Romney. Sin embargo, el 51% considera que el republicano gestionaría mejor la economía que Obama (45%).

Muchos factores explican por qué la gestión económica del presidente no es reconocida; destacan dos: primero, los estadounidenses creen en el Sueño Americano, según el cual todos tienen la oportunidad de triunfar, porque hay movilidad social y económica. El ansia de triunfar forma parte del ADN norteamericano. Desde este punto de vista, la población compara la situación actual con los 23 millones de empleos que generó Clinton y sienten nostalgia, recordando tiempos mejores. Alan Greenspan escribió en "La edad de la turbulencia" que Clinton fue el mejor presidente, en lo económico, del siglo XX.

Segundo, hay que tener en cuenta a los países que el economista de Goldman Sachs, Jim O'Neill, denominó BRIC (Brasil, Rusia, India y China). Cuando se comparan los logros de Obama con los de Reagan, muchos olvidan que, hace 30 años, los BRIC eran irrelevantes y el G-7 dominaba económicamente el mundo. En 2012, los emergentes -aunque ahora experimenten una cierta desaceleración, fruto de la falta de demanda de Occidente- han crecido mucho en las últimas décadas: toda la riqueza y empleos que no han generado las economías más desarrolladas la han generado ellos. Por eso, Obama se ha propuesto dos objetivos: impulsar la manufactura y las exportaciones americanas, doblando estas últimas en 5 años y creando, así, 2 millones de empleos.

La herencia económica que recibió Obama fue la crisis más profunda desde la Gran Depresión. Obama tuvo que salvar aseguradoras, automovilísticas, bancos y poner en marcha tres paquetes de estímulo económico de 787.00, 400.000 y 200.000 millones de dólares cada uno para conseguir que América pasara de decrecer el 8,9%, a crecer el 2,2%, en PIB, y de destruir 800.000 empleos mensuales, a crear una media de 140.000. Esta revitalización económica, aunque leve para los estándares americanos ha incrementado el déficit público en 5 billones de dólares. Bush le entregó un déficit de 13,5 billones de dólares y Obama lo ha aumentado hasta los 16,4 (7% del PIB); la deuda pública (suma de todos los déficits acumulados) es el 103% del PIB.

¿Cuál es el balance económico de Obama? El PIB, en términos absolutos, es de 15,6 billones de dólares (+12%); el paro es del 7,9% y se han creado 5 millones de empleos; los mercados de valores se han disparado entre enero de 2009 y el 31 de octubre de 2012: el Dow Jones se ha revalorizado un 70% y el S&P 500 ha doblado tamaño; los hogares han destinado 8,6 billones de dólares al ahorro (+4,4%). Cada vez que la Reserva Federal anunciaba uno de sus programas de estímulo y bajadas de tipos de interés, las Bolsas se disparaban. Los consumidores, gracias a la Reforma Financiera Dodd-Frank, tienen más información, existe una Agencia de Protección al Consumidor Financiero, los bancos están más recapitalizados y, según la "norma Volcker", las entidades financieras no pueden especular con recursos propios, ni con el dinero de sus clientes.

El regulador es consciente de los riesgos sistémicos y, aun así, los 5 bancos más grandes de Estados Unidos tienen activos que equivalen al 56% del PIB. El mercado inmobiliario se recupera (+11% a lo largo del mandato; 15% en septiembre y 14,4% en octubre de 2012). El comercio ha aumentado, gracias a los acuerdos con Panamá, Colombia y Corea del Sur. EE UU ha aumentado en un 10% su independencia energética -algo que planteó por vez primera Nixon-, aumentando su producción de petróleo y gas en un 25% y reduciendo proporcionalmente importaciones de Irán, Venezuela y Arabia Saudí.

Gracias a la reforma sanitaria, 30 millones de personas tendrán cobertura médica desde 2014. Los salarios se han incrementado un 7% de media (lejos del 221% de los máximos ejecutivos del S&P 500), y los ingresos por hogar se han mantenido estables en los 50.800 dólares. El 1% de los americanos acumula el 70% de la riqueza, y el 0,1%, el 40%. Frente a la visión de los republicanos -según la encuesta de The Economist entre economistas y expertos financieros, de octubre de 2012-, el 51% prefieren la política económica de Obama a la de Romney. Después de todo, ser capitalista no es sinónimo de ser republicano.

Publicado previamente en Cinco Días el 2 de noviembre del 2012

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