El
último estudio de investigación de mercado basado en encuesta cuantitativa global de
Pew Research, sobre las percepciones que, en todo el mundo, se tiene sobre
Estados Unidos y China, no deja lugar a dudas. Cada vez, son más los ciudadanos
del mundo que creen que China acabará superando a Estados Unidos en poderío
económico. Hasta los norteamericanos temen que, tarde o temprano, su país
cederá el testigo de nación más rica y poderosa de la tierra a China. Hace
tiempo que, en Estados Unidos, se encuentra muy extendido un sentimiento de
falta de fe, en que el país puede seguir ostentando la primacía mundial. Hay
mucha literatura al respecto, especialmente desde 2008 hasta el día de hoy,
que citaré más adelante. Aunque una cosa son las percepciones y, otra muy
distinta, la realidad.
Tras la
caída de Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008, la percepción de que
China va a ser la primera potencia económica de la tierra, se ha ido
extendiendo entre millones de personas en todo el planeta. Esto no quiere decir
que China sea una nación querida o estimada, o que lo sea más de lo que son queridos
los Estados Unidos. América tiene un índice de favorabilidad mundial del 63%,
frente al 50% de China. En otras palabras, Norteamérica sigue teniendo mucha
mejor imagen positiva global que China. Uno de los motivos, es que todavía son
muchos más los que piensan que Norteamérica sigue respetando más los derechos
individuales de sus ciudadanos, enormemente más que China.
El
Estudio de Pew Research Center está fechado el 18 de julio de 2013, cuando ya
se sabía en detalle, de las filtraciones que el ex trabajador para la CIA
(Edward Snowden), había hecho acerca de los programas secretos de la Agencia de
Seguridad Nacional, para recolectar datos a través de conversaciones
telefónicas y tráfico en Internet. Sin embargo, estas actividades de Estados
Unidos son, todavía, aprobadas por una mayoría de americanos: El 24 de junio,
una encuesta de TIME/ABT SBRI mostraba que el 48% de estadounidenses estaban de
acuerdo con que el gobierno “recolectara información de conversaciones
telefónicas, correos electrónicos y búsquedas en Internet, al objeto de impedir
ataques terroristas”. El 44% no estaba a favor.
Más
aún, frente a aquellos que consideran a Snowden un héroe, el 53% de americanos afirman que “el Gobierno debería llevar
a juicio a aquellos que filtran material clasificado que pueda poner en riesgo
la seguridad nacional”. Solo el 28% defienden a aquellos que, como el militar
Bradley Manning, filtraron información secreta a Wikileaks: Manning ha acabado
en los tribunales, acusado de “ayudar al enemigo”. El 70% de la población
mundial opina que Estados Unidos respeta los derechos individuales de sus
ciudadanos, versus el 36% que piensa lo mismo de China (10.000 ejecuciones al
año).
Estados
Unidos es visto más favorablemente que China en todas las regiones del planeta,
con la sola excepción de Oriente Medio: aquí, solo el 21% de ciudadanos tienen
en alta estima a Norteamérica, frente al 45% que “piensan bien de China”. Pero
en Asia, donde se percibe a China como una nación “invasora”, el 64% tienen
buena opinión de Estados Unidos, frente al 58%. Y en Latinoamérica, con
naciones muy críticas con América, como Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador,
la mayoría de sus habitantes tienen buena imagen de los Estados Unidos: el 66%
frente al 58% de China.
Uno de
los principales motivos por los que se percibe más favorablemente a Estados
Unidos que a China, es que son mayoría los que piensan que América es una
nación amiga, frente a los que opinan que Estados Unidos es “el enemigo”: el
59% creen que América es nación amiga, frente al 39% que opinan lo mismo de
China.
El
rasgo de imagen que más caracteriza a China es la de potencia económica en
ascenso, que acabará por destronar a Estados Unidos. Todavía hoy, Estados
Unidos sigue siendo percibida como la primera nación de la tierra, pero desde
2008 al 2013, las percepciones a favor de China han evolucionado mucho: en
2008, el 47% opinaban que Estados Unidos era la primera potencia del planeta,
frente al 20% que pensaban lo mismo de China. En 2013, son el 41% y el 34%,
respectivamente, los que mantienen esas percepciones.
Nos
interesan, sobre todo, las opiniones, cara a futuro: el hecho de que se piense
que, “en algún momento futuro, tarde o temprano, China será la primera nación
económica de la tierra”. Hoy, hasta el 47% de los estadounidenses creen esta
idea. Y, lo que es aún más llamativo, los principales socios económicos y
comerciales de Estados Unidos también piensan de la misma manera: el 67% de los
canadienses y el 57% de los europeos.
Ya dije
más arriba que es bastante abundante la bibliografía que, en los últimos años,
ha alimentado la idea de que la supremacía de China es inevitable: “Chinamerica.
Why the future of
America is China” (Handel Jones, 2010, Mc Graw Hill), “A contest for supremacy:
China, America, and the struggle for mastery in Asia”, de Aaron L. Friedberg
(2011, Norton), “Advantage”, de Adam Segal (Norton, 2011), “The end of cheap
China” (Shaun Rein, 2012, Wiley), “What Chinese want”, de Tom Doctoroff (Palgrave, 2012), “The China Strategy”, de
Edward Tse (2010, Basic Books), “As China goes, so goes the world”, de Karl
Gerth (2010, Hill and Wang), y el más importante e impactante de todos los
libros sobre la materia: “When China rules the world”, de Martin Jacques (“2009,
Allen Lane).
Mucho más recientemente, se han empezado a publicar libros
que ponen en tela de juicio que el ascenso de China al puesto de número uno mundial
sea inevitable. El historiador de Harvard David Shambaugh, tras tres décadas de
estudiar la economía, política y sociología china, concluye que el poderío de
China nunca será global, ni absoluto: El autor ha recogido sus experiencias en
una obra publicada en febrero de 2013 titulada “China goes global: the partial
power” (Oxford University Press, 2013). La desaceleración de la economía china,
ya experimentada lentamente a lo largo de 2012, y de manera más clara en el
primer semestre de 2013, podría abonar las teorías de Shambaugh, puesto que
China está siendo víctima de sus fuertes desequilibrios sociales y políticos,
que afectan al rendimiento y crecimiento de su economía.
Por último, hay una percepción muy fuerte a nivel mundial,
cercana al 80%, que favorece a Estados Unidos, frente a China. Es lo que se
denomina en anglosajón “soft power”, “poder suave”, versus el poderío militar.
Es un concepto que se refiere a la primacía de Estados Unidos desde el punto de
vista de la innovación y la tecnología, el sistema capitalista y la forma de
hacer negocios, la cultura, el ocio, el cine y la música: todos estos elementos
positivos atraen a una inmensa mayoría de ciudadanos del mundo, sin que China
tenga nada parecido que ofrecer, para contrarrestar a Norteamérica.
Publicado previamente en mi Blog en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes
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