miércoles, 18 de septiembre de 2013

Crónicas desde USA (I): vitalidad empresarial y dicotomía analógico y digital

Hace muchos años, recién elegido Papa Juan Pablo II, conocí a una persona que había seguido de cerca el proceso de elección del nuevo Pontífice: “En Roma –me dijo-, te enteras de todo”. Pensé mucho en el
significado de aquella frase, y llegué a varias conclusiones: primero, que estando físicamente presente en el lugar donde tiene lugar el acontecimiento, es muy posible que mucho de lo que se dice, escribe o escucha, tenga relación con el suceso, máxime si es muy relevante, como lo es la elección de un nuevo
Papa, o lo que dice y hace el Líder “of the free world”, como se denomina en Washington al presidente de Estados Unidos: es decir, que no se habla de otra cosa; tanto, que pudiere parecer que “uno/a está viviendo la noticia en primera persona”. 

Segundo, si el acontecimiento es importante, es altamente probable que prensa, radio, televisión e Internet le dediquen mucha atención, casi, “como si no se hablara de otra cosa”. Tercero, si uno/a, tiene interés personal en la noticia, es posible que ponga mucha atención y procure informarse, tanto estudiando, como hablando con fuentes de información primaria, cuando no con la Fuente misma o “la madre de todas las fuentes”. En Estados Unidos pueden vivirse directamente muchas cuestiones políticas, económicas y empresariales de la primera nación de la tierra que, en Europa conocemos a través de los medios. Lo primero que se nota, en Norteamérica, es la vitalidad empresarial.

Ya escribí anteriormente que, en América, la economía no se para en verano. Da igual que se trate de Carolina del Norte o de Los Ángeles. Lo puedo decir en primera persona. La actividad económica en América es frenética. El movimiento en los aeropuertos es impresionante. Los centros comerciales están llenos. Compañías de gran consumo, como Home Depot y Best Buy tienen resultados trimestrales récord. Sony anuncia que lanza PlayStation 4 y Microsoft empezará a vender Xbox One. Las noticias económicas y empresariales son de tal calado, que llenan las páginas de diarios económicos que –por contraste con Europa-, siguen siendo bastante gorditos, a pesar del impacto en el negocio que les supone Internet.

Sobre este punto volveremos más adelante, porque he realizado estudios recientes desde ADVICE Strategic Consultants y, en “la meca de los negocios”, he moderado debates entre editores de confidenciales, directores de medios de comunicación “tradicionales” y expertos en redes sociales: los mejores del mundo. Personalmente, dedico varias horas diarias a estudiar confidenciales de Economía y Empresa, de madrugada, pero, eso sí, a las 7 de la mañana, ya tengo una docena de periódicos EN PAPEL, en la mesa de mi despacho: hoy, todavía, creo (tengo fe) en ambos entornos, en el analógico y digital. Hay negocio, puede ganarse dinero en el ámbito editorial, tanto de medios como de libros, en los nuevos entornos. Algunos, en Norteamérica, lo han conseguido, y otros, como Barnes & Noble, están luchando por alcanzar el modelo adecuado. 

Lo que no sirve, y no es rentable, es ser frívolo y superficial, en esta materia. Visité una tienda de Barnes & Noble en Miami, inmensa, pero que parecía un cascarón vacío, anticuado, casi sin nuevos títulos y sin clientes. Ayer estuve en otro establecimiento de la misma cadena en Los Ángeles (The Grove) y, por contraste, aprecié que era un buque insignia espectacular, lo cual no evita que Barnes & Noble acabe de anunciar pérdidas en el último trimestre, se plantee separar (un “spin-off) su ruinoso negocio online (Nook), que no puede competir con el Kindle de Amazon, y esté cerrando buena parte de los casi 700 puntos de venta que tiene. Para mí fue doloroso ver libros físicos en Barnes & Noble –y compro muchos- a 35 dólares, que en Amazon pueden adquirirse a 17 dólares. En los últimos días, la prensa americana se ha hecho eco de los problemas de Barnes & Noble, que yo he podido comprobar ahora, con mis propios ojos. La cuestión me afecta, porque, hasta hace poco, hubiera ya comprado 200 libros físicos en las librerías, que ahora compro en Internet (mucho más baratos y no tengo que cargarlos en las maletas por todo Estados Unidos).

Las autoridades de la competencia quieren vetar la fusión entre American Airlines y US Airways, porque al convertirse en la primera aerolínea comercial del mundo –y, por tanto, de la primera economía del
planeta- “los intereses de los consumidores se verían perjudicados y los precios podrían aumentar”. Sea cierto esto o no, las mismas autoridades aprobaron hace años dos operaciones similares protagonizadas, una, por Delta Air Lines, y, la otra, por Continental. El Departamento de Justicia, que dirige Eric Holder, amigo del presidente Obama, quiere proteger los derechos de los consumidores, en un país en el que se viaja bastante en avión. Su mismo departamento, para aligerar (reducir) el número de presos –se ha incrementado en un 800% desde 1980-, va a flexibilizar las normas por las que los reos van a prisión, que se endurecieron fuertemente durante los mandatos republicanos de Reagan y Bush padre en los años ochenta. 

Las noticias económicas y empresariales continúan: el declive de Blackberry está en boca de todos. Ya escribí anteriormente que, en mis estudios de 2006 y 2007 anticipé que, o Blackberry (entonces Research in Motion o RIM) reaccionaba y no se dormía en los laureles, o las cosas podían ponérsele feas: en 2008, cuando el “presidente-electo”, Barack Obama, dijo que no quería renunciar a usar su propia Blackberry, en la práctica no solo se convirtió en el principal patrocinador extraoficial del fabricante de teléfonos, sino que puso de manifiesto que –entonces- la aplicación más apreciada por muchos usuarios de teléfonos inteligentes era el correo electrónico, especialmente en el ámbito corporativo o empresarial. En 2008, la cuota de mercado de Blackberry era del 50%: hoy es del 3% y no es consuelo –como acaba de publicar Financial Times- que su inmediato competidor (Microsoft) tenga una cuota de mercado del 4%. Este –el de los teléfonos móviles inteligentes, es hoy un mercado en manos de dos empresas: Apple, que se lleva el 33% de todos los beneficios, y Samsung, que con su sistema operativo Android, tiene (según datos de IDC del segundo trimestre de 2013) una cuota de mercado del 80%. Es decir: Blackberry y Microsoft han caído en la irrelevancia, frente a competidores mucho más rápidos, eficaces, y continuamente innovadores. 

La lucha entre Samsung y Apple es sin cuartel: por las aplicaciones, por lanzar al mercado el producto más innovador, por mejorar tanto el hardware como el software. ¿Alguien se acuerda de Nokia, que en los años noventa llegó a tener una cuota de mercado del 90%? En el ámbito corporativo norteamericano, cada vez está más de moda el activismo de grandes inversores institucionales: es el caso, por ejemplo, de Carl Icahn, que lucha por hacerse con el control del fabricante de ordenadores Dell Computer, y que acaba de hacer público que tiene una participación muy elevada en Apple, con cuyo CEO (Tim Cook) “ha tenido una agradable conversación”, en la que le ha pedido que Apple remunere más y mejor a sus accionistas. Todo esto sucede cuando el valor en bolsa de Apple ha perdido gran parte del lustre que tuvo hace once meses (¿De 700 dólares, la acción, a 400, en ese período? ¿Qué ha estado haciendo Tim Cook en todo este
tiempo? Como solía decir Steve Jobs, las compañías no deberían ser dirigidas por, ni estar en manos de, “contables”), y cuando expertos y consumidores echan en falta nuevos productos más rompedores
y vanguardistas. 

Sobre la crisis de los gigantes tecnológicos de una economía del pasado, como Hewlett-Packard y Cisco, con necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos (así lo dicen sus propios presidentes), hablaremos próximamente.

Publicado previamente el 23 de agosto de 2013 en mi Blog en Cinco Dias EE.UU y mercados emergentes

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