martes, 17 de septiembre de 2013

Obama y economía, en Illinois, hoy: libre mercado y reforzar la clase media

El presidente Obama no pasa por su mejor momento demoscópico, en términos de popularidad ante la opinión pública. Vive, de hecho, en su momento más bajo, si echamos un vistazo al índice de aprobación de su gestión: el 49,5% de norteamericanos le suspenden, frente al 45% que le aprueban.  El saldo neto es del -4,5%. Desde una perspectiva europea, ya quisieran muchos políticos del Viejo Continente que, al menos, el 45% de la ciudadanía, le dieran un aprobado a la manera en que gobiernan y manejan “la cosa pública”.

Desde que fue reelegido, Obama ha gastado mucho capital político en varios frentes: en el ámbito nacional, sacar adelante una amplia legislación para controlar el uso de armas de fuego. También, la ley de inmigración, ya aprobada en el Senado, pero “colgada”, pendiente de un hilo, en la Cámara de Representantes, debido a la recalcitrante oposición de un reducido -pero poderoso-, grupo de republicanos, que ha decidido oponerse a cualquier medida que quiera sacar adelante la Casa Blanca: incluso, y aun a costa de que, el no aprobar la ley que legalizaría a 15 millones de hispanos, es algo que penalizará fuertemente, en las urnas, a los republicanos, y les convertirá en un partido marginal, desde el punto de vista sociológico y electoral. Como ya dijimos, hasta el presidente George W. Bush ha apoyado la causa del presidente Obama, en materia de inmigración.

En política internacional, las crisis de Siria y Egipto también han pasado factura al presidente. En el caso de Siria, los norteamericanos se oponen a una intervención directa –con tropas en el terreno-, como piden los republicanos: de hecho, si los estadounidenses aterrizaran en Siria, el problema ya no sería Bashar Al Asad, sino Hizbulá en el Líbano, y la Guardia Revolucionaria de Irán, puesto que ambos apoyan el régimen de Damasco. Por lo que a Egipto se refiere, para los norteamericanos el embrollo egipcio es un jeroglífico imposible de descifrar y entender.

Muchos estadounidenses pensaban que, con la caída de Mubarak –aliado de Estados Unidos durante tres décadas-, América apoyaba la democracia en Egipto. Resulta que hubo elecciones libres y, -sorpresa-, quien ganó fue un partido islamista radical, los Hermanos Musulmanes, hoy expulsados del poder por los militares –los mismos que trabajaban con Mubarak- y apoyados por casi la mitad de la población, que quieren un gobierno más secular. 

La realidad es que, en el caso sirio y el egipcio, Obama está actuando de una manera que no es obvia para el pueblo americano.  Como publican David E. Sanger en “Confront and conceal. Obama’s secret wars and surprising use of American power” (Crown, 2012), y David Corn en “Showdown” (Morrow, 2012), Obama ha hecho un uso mucho más sutil del poder militar Americano, que su predecessor (Bush hijo). Lo cual, no ha evitado que hayan estallado escándalos en las manos del presidente, como la muerte del embajador americano en Benghazi (Libia) o el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

Y, aunque todas estas cuestiones han afectado negativamente a la imagen del presidente, ninguna de ellas es la fundamental. La primera preocupación de los americanos es la economía, con un 23%. La segunda es el paro, con el 19%. Después, hay cuestiones como la Sanidad, la Inmigración o el Control de Armas de Fuego, con porcentajes que oscilan entre el 5% y el 8%. El índice de confianza económico de Gallup para la cuarta semana de julio es del -12%, doce puntos menos que hace un mes; es decir, hay una mejora evidente. Un 52% de los estadounidenses creen, hoy, que la economía evolucionará a peor y el 43% piensan que mejorará.

Obama, como otros presidentes demócratas antes que él (FDR y Bill Clinton, muy especialmente) y algún republicano, como Ronald Reagan, sabe que donde debe poner más énfasis es en la economía. Como ha dicho hoy en Illinois, “buenos empleos y crecimiento económico, son los fundamentos para la prosperidad de la clase media americana y la consecución del Sueño Americano”. El presidente inicia el 24 de julio en el Knox College de Illinois, una serie de charlas y conferencias en las que va a exponer su visión para la economía en su segundo mandato. Nos parece que Obama lleva muchos años en la Casa Blanca, pero no debe olvidarse que fue elegido por segunda vez en noviembre de 2012.

Roosevelt pasó a la historia como el presidente que sacó América de la Gran Depresión, ganó la Segunda Guerra Mundial, y puso los fundamentos de la primacía americana desde 1945 hasta nuestros días (“American Caesars”, Nigel Hamilton,  Yale, 2011). Clinton sigue siendo uno de los presidentes más populares de América porque creó 200.000 empleos mensuales a lo largo de sus dos mandatos (1993-2001). Obama quiere seguir la estela de ambos, FDR y Clinton. En lugar de irse de vacaciones, el presidente va a recorrer el país explicando su visión económica para los próximos cuatro años, con especial foco en la creación de empleo de calidad, innovación, tecnologías de la información, telecomunicaciones, Internet de alta velocidad, infraestructuras, manufactura y educación. Dos de las frases más fuertes y relevantes del presidente, hoy en Illinois, han sido que “América es una nación orientada a los negocios”, y “la base de nuestra prosperidad ha de ser el fortalecimiento de la clase media”.

El punto de partida de Obama no es malo: desde que tomó posesión por vez primera (enero de 2009) y, especialmente en los últimos 40 meses, el sector privado ha creado 7,2 millones de puestos de trabajo netos. En el último mes, junio, se generaron 202.000 empleos (cifra revisada al alza respecto a la inicialmente anunciada de 195.000).

Nos proponemos seguir de cerca las explicaciones de la visión económica del presidente Obama, incluso en vivo y en directo, en su propia tierra, Norteamérica. Empezando hoy, en Knox College, Illinois.

Publicado el 24 de julio de 2013  en mi Blog en Cinco Días EE.UU y mercados emergentes

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