martes, 17 de septiembre de 2013

El misterio de China

En su obra Naciones rompedoras (2012, Norton), Ruchir Sharma explica cuáles serán los países que -económicamente- más triunfarán en las próximas décadas. El crecimiento de China se ralentizará, como en 2012, después del crecimiento económico y financiero más espectacular jamás visto por la humanidad en toda su historia (Niall Gerguson, en Civilización, 2012, Allen Lane). Aconseja viajar a los países emergentes para conocerlos y acabar con los tópicos. Sharma lo ha hecho -con éxito- en los países BRIC, entre 1992 y 2012: Ruchir Sharma gestiona 25.000 millones de dólares en mercados emergentes, para la división de gestión de inversiones de Morgan Stanley, que dirige: en 10 años (2002-2012), sus activos se han triplicado, especialmente en China.

Ojalá hubiera seguido yo su consejo la primera vez que visité China, hace años. Quise demostrar mis conocimientos del idioma chino mandarín al funcionario comunista que me acompañaba, hablándole del último emperador chino. Me interrumpió para explicarme que, según mi pronunciación, en vez de referirme al emperador por su nombre, le había calificado como "un mulo". Media hora de explicaciones sobre la pronunciación me dejaron claro que entender algo sobre China era más complejo que llegar y besar el santo: hay que viajar mucho al país, recorrerlo, aprender el idioma, leer muchos libros e interactuar con bastante gente a lo largo de los años, sobre todo en el ámbito de los negocios. Y, aun así, China seguirá siendo un misterio.

China es el gran foco de atención internacional; la segunda potencia económica mundial, tras Norteamérica, ha cambiado por quinta vez, desde 1949, de liderazgo; tras la muerte de Mao Zedong, Deng Xiaoping tomó las riendas, iniciando reformas que combinan el capitalismo, y su mano invisible, con el poder del Estado y su mano visible, que representan el Partido Comunista y el Ejército. A Deng le sucedió Jiang Zeming, y su sucesor fue Hu Jintao, presidente, hasta el 15 de noviembre de 2012, y artífice de la década de mayor crecimiento económico en la era pos-Mao. Hoy el presidente es Xi Jinping, como era previsible hace dos años.

Cuando visito Pekín, me impresiona contemplar la imagen de Mao presidiendo la plaza de Tiananmen. En sus magnas obras sobre el primer presidente de la China comunista, Jung Chang (Mao, la historia desconocida, 2005, Knopf) y Philip Short (Mao, 2004, Editorial Crítica) sostienen que, aunque los nombres de los presidentes de China entre 1949 y el día de hoy han cambiado, el rostro que dirige los destinos del país sigue siendo el de Mao quien, en su Libro Rojo, escribió que "el Este debe utilizar las armas de Occidente para derrotar al Oeste". En opinión de esos historiadores, esta sería la razón fundamental por la que los dirigentes comunistas chinos han abrazado exitosamente el capitalismo: "¿Qué más da -decía Deng Xiaoping- que el gato sea blanco o negro..., si caza ratones?".

Los expertos en geopolítica están de acuerdo con esa teoría: George Friedman, en sus obras La siguiente década (2012, DoubleDay) y Los siguientes 100 años (2011, Anchor); Fareed Zakaria en El mundo posamericano (2008 y 2012, Norton); Guideon Rachman en El mundo de suma cero (2011, Atlantic Books), y Jim O'Neill, el brillante economista jefe de Goldman Sachs que inventó el concepto de las economías BRIC (2001) y 10 años después dibujó un nuevo panorama: El mapa del crecimiento: oportunidades económicas en los BRIC y más allá (2011, Penguin). Un estudio de Ernst & Young, que este diario publicó, en primicia, el 22 de noviembre de 2012, explicaba que "en el año 2035, China será la primera potencia económica del planeta, superando a Estados Unidos". El Estudio toma como referencia el producto interior bruto global, como suma de la riqueza generada por la producción de todos los bienes y servicios de la economía china. Si habláramos de PIB per cápita medido en términos de poder adquisitivo, el panorama sería esencialmente distinto, puesto que lo es el punto de partida: hoy, en Estados Unidos equivale a 50.800 dólares por familia. En China, a finales de noviembre de 2012, es de 9.600 dólares, por mucho que 400 millones, de sus 1.500 millones de habitantes, hayan dejado de ser paupérrimos y sean considerados clase media. A China le queda mucho camino por recorrer.

La magnitud de las cifras nos marea y, por tanto, queremos entender: Martin Jaques nos explica cómo será la economía internacional Cuando China domine el mundo: el ascenso del Reino Medio y el fin de la civilización occidental, como quería Mao (2009, Allen Lane). Edward Tse desgrana los elementos del éxito de la economía china en La estrategia de China (2010, Basic Books) y da las claves para hacer negocios allí; Karl Gerth, parafraseando la canción de Cole Porter, desmenuza cómo 1.500 millones de consumidores chinos están transformando la economía mundial y la vida de las empresas en Conforme va China, así va el mundo (2010, Hill & Wang); Tom Doctoroff explicita Lo que los chinos quieren (2012, Palgrave McMillan); Shaun Rein habla del Fin de la China barata: tendencias económicas y culturales que cambiarán el mundo (2012, Wiley): su primer capítulo reza: en China hay más billonarios que en Estados Unidos.

El ascenso de China preocupa mucho a los norteamericanos: en el ámbito económico, geoestratégico y militar. La bibliografía es abundante: La lucha por la supremacía, de Aaron L. Friedberg (2011, Norton); Chinamerica, de Handel Jones (2010, McGraw Hill); Chimerica, de Niall Fergusson (2010, Allen) o Ventaja: la innovación norteamericana vencerá el reto chino, de Adam Segal (2011, Norton). En abril de 2009, el presidente Obama inició -de la mano de su homólogo chino, Hu Jintao, y ahora con Xi Jinping- el Diálogo Estratégico y Económico. Los estadounidenses están frustrados con los chinos por la falta de avances. Como lo estuve yo, hace siete años, cuando descubrí que conocer China supone mucho esfuerzo, trabajo, empeño, conocimiento, lecturas e idioma. En lo más profundo de China, ni conocen a Elvis Presley -mucho menos a Justin Bieber- ni han visto la película Crepúsculo y sus vampiros.

Publicado previamente en Cinco Días el 26 de noviembre del 2012

No hay comentarios: